Me gustan los buenos finales. Me
da igual que sean tristes, felices, sorpresa o lo que sea… Pero que sean
buenos, que como lector (o espectador) no me hagan pensar: “este tío me ha estafado”.
Por ejemplo, El nombre del viento es un libro bueno, no una obra maestra como han
alegado algunos por ahí, pero sí una obra que se lee bien… Pero el punto y final es
taaaaaaaaaaaan anticlimático, taaaaaaaaaaan malo, que me ha hecho aborrecerlo.
Hasta que no haya una edición de bolsillo de la segunda parte no pienso seguir
una historia que me decepcionó tanto.
Luego, hay
películas que, por ejemplo, tienen un recorrido bastante monocorde, pero lo que
mola es el final. A mí me ha pasado con varias películas clásicas y alguna más
moderna como American History X, que me gusta por ese desenlace.
Existen finales
melancólicos como el de Peter Pan, con ese Peter que ha
olvidado a Campanilla, yendo a buscar a la hija de Wendy y dejándola ella atrás
por haber crecido. Simplemente genial.
Hay términos que
te dejan reflexionando como El club de la lucha, tanto el libro
como la película (con ese Where is my mind? de The Pixies).
Existen “the end”
abiertos que son majestuosos como el de Watchmen, sobre todo (siempre) en el
estupendo tebeo del que proviene esta magna obra.
El final triste de
El
imperio contraataca me parece uno de los mejores de la historia, con
ese giro sorpresa.
Creo que hay
muchos buenos finales, pero es complicado encontrar siempre el más adecuado, el
que guste a todo el mundo (algo casi imposible), el más lógico, coherente con la historia.
Por tanto, a la
hora de intentar hallar un buen final para mi historia estoy teniendo
problemas. ¿Mantengo el escrito hace cinco años? ¿Escribo un nuevo más acorde
(lo más seguro)? ¿Cuál será ese fin y por qué siento que me quedan aún muchas
cosas que contar antes de ponerme a reescribir?
Diré el adjetivo
inventado, esa onomatopeya, con la que se puede describir todo esto:
¡PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUF!