23 de noviembre de 2025

Crítica de Catábasis de R.F. Kuang: un libro que debería arder en el infierno


La Divina Comedia es una de las obras magnas de la poesía y, por tanto, podemos perdonarle a Dante que decidiera insertarte a sí mismo en la trama, haciendo uno de los primeros ejercicios de fanfic de la Historia. Pero más allá de la frivolidad, si hablamos de Catábasis, la última novela de R. F. Kuang, que va precisamente sobre descender al infierno, no estaría mal que Alice, su protagonista, fuese realmente ella y se quedase a vivir en ese averno académico que ha creado. Así nos libraríamos de su deriva literaria.

La pedantería del dark academia

Oficialmente, R. F. Kuang es una autora de la que si solo hubiese leído Babel, estaría hablando maravillas. Sin embargo, haber leído Amarilla me hizo pensar que su protagonista (inserte nombre random) tenía mucho de ella y de su forma de ver la literatura como un ejercicio de ego y likes en Instagram y otros infiernos. Meterme en su debut, La Guerra de la Amapola, me supuso ver una obra adolescente que busca ser grimdark y que reescribe la guerra entre China y Japón de un modo maniqueo (lo que pretende hacer lo hizo mil veces mejor Shingeki no Kyojin cuando pega un giro en la cuarta temporada y habla de Alemania, los nazis, Japón...). Ahora, con Catábasis, Kuang se confirma como una autora que comete el mayor pecado de todos: creerse más lista de lo que realmente es y fardar de ello en todo momento.

Allá por 2020 (gran año, mejor persona) surgió la moda del dark academia. De repente tenías a chavales cuyo sueño era ir a instituciones académicas prestigiosas, escuchar música clásica y sacar buenas notas. Surgieron críticas diciendo que era un estilo elitista, una mera concepción estética y pedante. No eran novelas, eran tableros de Pinterest. Bien, jamás entendí demasiado esta crítica. ¿Cuál es el problema de que un chaval quiera ser un buen estudiante y, en vez de reguetón, escuche a Mozart? Se hablaba de elitismo y pedantería y debo dar las gracias a R. F. Kuang porque me lo ha hecho comprender con su libro. Leer Catábasis es como aguantar al tipo más pedante de tu clase durante horas y horas y horas, y, desde mi más sentido respeto, no tener un compás que clavarte en el cuello.

Dante condenado a un círculo del infierno por culpa de haber inspirado Catábasis.

El infierno del ombliguismo

En Catábasis, Alice y Peter, dos doctorandos de Cambridge, se proponen viajar al infierno para recuperar el alma de su tutor, ya que en este mundo existe la magia y cada dos por tres se ponen a discutir sobre lo listos que son. Decía el pedagogo Ken Robinson que era apasionante ver a académicos en una fiesta, porque creían que su cuerpo solo servía para llevar sus cerebros de un lado a otro y eran unos completos inútiles a la hora de bailar. Pues estos personajes también son unos inútiles odiosos que se dedican a «farfullar» de Aristótéles, Borges, Dante... y a creerse listos, porque sí. El resto del mundo, para ellos, es nada. Aquí no hay problemas sociales ni espirituales, solo académicos que creen que todo el mundo se reduce a ellos. Bueno, es uno de los motivos por los que la universidad se haya en crisis: su completa desconexión de la sociedad moderna.

De ahí que el infierno de Kuang sea una amalgama de referencias que transcurre en Cambridge. Sí, sí. En vez de tener calderas, fuegos y mil cosas, tienes Cambridge al estilo Hades y ¿qué quieres que te diga? Más que resultar curioso o interesante, resulta de una pedantería insultante sobre todo cuando te das cuenta de que es un libro sobre la nada más absoluta con un supuesto trasfondo que es el mismo que el de una película de Antena 3: el profesor universitario robó la tesis de Peter y se apunto el tanto, y abusó de Alice, su alumna. Ya está. Todo lo demás son chorraditas para justificar sus cientos de páginas que, además, son terriblemente aburridas hasta rozar lo insoportable, sobre todo cuando se pone a hacer chistes dignos de una fiesta de pijos (el infierno es, según ellos, una pizza con forma de ano... Punto álgido del humor).

Todos y cada uno de los personajes del libro son odiosos, igual que su prosa y lo que se cuenta en él. Todos y cada uno de los diálogos acaban siendo insufribles. Todo signo de magia es simplemente un error (no hay sistema de magia ni ninguna lógica por mucho que se lo oculte con supuestas matemáticas). Toda referencia a otras obras (la de las lembas de ESDLA es particularmente odiosa) no significa nada. Es humo. ¿Bien escrito? Dudoso. Puedes escribir bien, pero si aquello sobre lo que escribes es la nada, es oropel. Prefiero un autor que escriba peor, pero al menos sienta que hay una historia con la que me quiere transmitir ALGO. En cambio, Kuang está haciendo una broma pesada para sus colegas del College y, a menos que hayas estudiado en Oxford, Yale o similares (o te creas que has estudiado ahí), este libro es una oda a la NADA.

En esta imagen, vemos a Caronte llevando a gente de chill por el Hades.

La nada más absoluta

Por TikTok, Instagram y otras redes sociales que recuerdan al infierno, hay mucha gente fardando de Catábasis, creyéndose más inteligente por pillar una referencia a Parmenides o cualquier otra chorrada soltada por Kuang a calzador. Bien, Catábasis es uno de esos libros perfectos para la mayoría de tiktokers y booktokers o como quieran llamarse: es una cosa tan vacía e insulsa que pueden agitarlo como una bandera, ya que no quiere decir nada, pero su portada es tan bonita que seguro que les asegura un par de likes a sus «reseñas».

Lo peor de todo es que estos «seguidores» se creen más listos que el resto, cuando en realidad, preferiría que fuesen más honestos: «adoran» un libro vacío. Al menos, otros libros más mamarrachos están orgullosos de lo que son y este, en cambio, busca mediante la mimesis sentir que es un gran exponente de una fantasía que no es fantasía, sino un ejercicio onanístico de una escritora que a lo máximo que aspira es tener una tesis, followers y un par de libros que hagan las delicias de los gafapastas más vacuos del mercado. Al menos, Dan Brown te vende sus paridas sin ir de listo.

¿Qué es lo mejor de Catábasis? (Que se acaba... Perdón... Ahora me explico). Primero, la edición en tapa dura con los cantos pintados. Espero poder venderla bien en Wallapop. Segundo, que te das cuenta de que ya no tienes que volver a gastarte ni un céntimo en lo que escriba esta autora. Tercero, que te percatas de cómo un artista puede llegar a alejarse tanto del mundo real como para pensar que su vida lo es todo y que esto podría llegar a importarle a alguien normal. Si hay escritores que hacen de lo particular lo universal (se me ocurre Gabriel Garcia Márquez y sus gallos de pelea en El coronel no tiene quien le escriba), Kuang hace de lo particular algo todavía más particular, pero sin darse cuenta de que está diciendo absolutamente nada. 

En resumen, en su mayor momento de lucidez, la protagonista, Alice, decide esnifar tiza para volverse superpoderosa. Esa es la chica tan brillante de la que nos habla Kuang durante cientos de páginas: la más inteligente, la más valiente, la más sensata. Sin embargo, ese tipo de ideas las solía tener el más tonto de mi clase en primaria. Con eso, lo digo todo.

En fin, Catábasis es una de las grandes decepciones del año. Trata sobre el bajar al infierno. Quizá hubiera estado mejor si tratase sobre bajar al infierno y tirarlo en la caldera más ardiente del inframundo. Al menos así serviría de combustible.

El Hades que nos gusta: el papucho.

P.D.: Si alguien quiere comprar el libro, que me escriba y le paso la cuenta de Wallapop.

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