En tres episodios, Black Mirror no nos habla de ciencia
ficción, sino que nos advierte sobre nuestro futuro si seguimos como ahora.
Críticas de
series:
Directores: Otto Bathurst, Brian Welch, Euros Lyn.
Guionistas: Charlie Brooker, Jesse Armstrong.
Creada por: Charlie Brooker.
Actores: Rory Kinnear, Lindsay Duncan, Rom Goodman Hill, Donald Stumper,
Toby Kebbell, Jodie Whittaker, Tom Cullen,
Nacionalidad: Reino Unido.
Número de episodios: 3.
Música: Stephen McKeon.
Año: 2011.
Género: Drama, ciencia ficción.
La ciencia ficción podría ser llamada también “el género de las
advertencias”. Obras
como Black Mirror dejan este concepto
bastante claro.
Esta miniserie está compuesta de tres capítulos que son
como pequeñas películas. Los tres cumplen gratamente y consiguen enganchar al
espectador.
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Imágenes del primer episodio. |
La serie comienza con El himno nacional: la
princesa Susana ha sido secuestrada y será asesinada antes de las cuatro de la
tarde, a menos que el Primer Ministro aparezca en todas las televisiones
mientras practica zoofilia con un cerdo. Este episodio es una reflexión sobre
el morbo (se cuestiona mucho a la sociedad, que se detiene a juzgar, sin pensar
como eres humanos), la crueldad y querer pactar con el diablo para seguir
siendo considera un héroe (un político y la metáfora del cerdo). El capítulo arranca como si pudiese pasar hoy,
pero demuestra que su “todo vale” llevará a la sociedad en la que acontecen los dos siguientes episodios.
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El protagonista y su peor pesadilla del segundo episodio. |
Black Mirror continúa con 15
millones de méritos: una serie de personas pasan su vida pedaleando
para generar energía para su "civilización". A su vez, son recompensados por puntos
que pueden canjearlos para cambiar la ropa de su avatar, comida, ver o no un
canal (es obligatorio ver la tele)… Nuestro protagonista se cansa de ese falso
mundo y al conocer a una nueva interna decide hacerle un regalo, porque es lo
primero que prueba real en mucho tiempo. Este episodio, con un título
original que juega al doble sentido, nos hace reflexionar sobre la telebasura
(parece que son las consecuencias maximizadas del público del primer capítulo),
el poder del dinero y el consumismo, el dolor de un mundo que ha perdido la
humanidad… Y si te levantas para decir lo contrario, lo más seguro es que
compren tu causa y la vendan en falsas dosis de rebeldía.
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El protagonista del último episodio, centrado en los recuerdos. |
La miniserie concluye Toda tu historia: en un
mundo no muy lejano, la sociedad se puede implantar un pequeño aparato que
permite grabar todos tus recuerdos y nunca olvidar. Un abogado en crisis
empieza a preguntarse si su mujer ha sido fiel o no. El capítulo, el más
íntimo, retrata la crisis de un matrimonio en un mundo donde no puedes decir
que te has olvidado de algo, que tal hecho no fue así (puedes pedir que se te
muestre la verdad)… Es una reflexión sobre el olvido y el dolor que supone la absoluta realidad, además de cómo nos torturamos con la nostalgia. Quizás, falla a la
hora de final porque podemos esperar algo más.
Menos humanos que los humanos
Sea como sea, tres episodios de casi una hora
que consiguen mucho más que la mayoría de las teleseries y películas actuales,
gracias a una cosa: nos hace pensar y mucho sobre el tipo de sociedad que
estamos viviendo, donde la tecnología se encarga de borrar nuestra humanidad.
La televisión británica nos demuestra una vez su puesta
a punto en producciones arriesgadas. Hoy, que parece que solo vende la ficción
facilona y la telebasura, los británicos (que de lo otro también saben) no
niegan la oportunidad de poder buscar historias diferentes para un público
distinto. Otra vez más, los hijos de Albión nos demuestran su talento en las series
de televisión, la ciencia ficción, la interpretación y muchos más. No es raro
que más de uno desee haber nacido en Reino Unido...
El mundo de Black Mirror es un espejo que nos
muestra un reflejo de toda la oscuridad que nos rodea. Y no, no es un espejo deformado.
Es nuestra realidad, es nuestro futuro, si no hacemos caso a las advertencias.