Críticas de libros: Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll (1865)

Época victoriana. Alicia se aburre mientras escucha a su hermana. La niña decide entonces seguir al Conejo Blanco, que le llevará a un mundo muy distinto al suyo, donde la única lógica es que no hay lógica. Ese lugar es el País de las Maravillas.

Críticas de libros:

LIBRO Alicia en el País de las Maravillas.
AUTORES: Lewis Carrol.
EDITORIAL: Alianza editorial.
PRECIO: 8,50 €

“—Pero es que a mí no me gusta estar entre locos– observó Alicia.
—Eso sí que no lo puedes evitar– repuso el Gato–; todos estamos locos por aquí. Yo estoy loco; tú también lo estás”
Diálogo de Alicia y el Gato Cheshire.

Existen libros que lees una vez, tragas su historia, piensas a lo mejor un poco en ella y los dejas de lado, donde puede que no los vuelvas a tocar y, un tiempo después, puede que ni siquiera recuerdes si los leíste. Libros que te dejan indiferente, que no significan nada importante para ti. Alicia en el País de las Maravillas no es de este tipo de libros.
Partiendo de las dificultades que un lector no inglés pueda tener con la obra (tanto el tipo de sociedad y época al que pertenece, además de los juegos de palabras a veces intraducibles), Alicia en el País de las Maravillas es un libro que puede seguir leyendo, disfrutándolo.
A lo largo de una trama rocambolesca, acompañamos a Alicia, una niña de siete años algo insoportable, pero, quizás gracias a ello, capaz de quejarse de todo lo que no le gusta (una pequeña "revolucionaria"). Y hay que decirlo: algo loca tiene que estar (son geniales los diálogos con ella misma y alguna de sus ocurrencias). Por ese viaje maravilloso, nos cruzamos con personajes como la Duquesa y su hijo, el Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo (por sólo mencionar a algunos de los más conocidos)…  Todos más lunáticos que la mismísima Alicia, si cabe.
Uno al leer Alicia puede llegar a esperarse muchísimas cosas. El ser humano alimenta la caldera de su mente con vacuas esperanzas de tener un fuego incesante. Las personas que esperan demasiado, podrían verse sus esperanzas algo truncadas cuando terminen la obra, debido a su importancia cultural sobre todo en el mundo anglosajón y ser uno de esos relatos de los que todos hemos oído hablar, hemos visto una versión, etc. Cabe decir que a todo aquel que lea este relato con la mente abierta, puede pasar un buen rato.
Una de las ilustraciones originales de la obra. Fuente.
Este libro tiene un poder. El de cautivar a varias generaciones y ha sido trasladada varias veces a muchos medios. Sin ir más lejos, está la famosa película de Disney, que en su día no acabó de ser un éxito, pero que el año pasado contase con la visión del director Tim Burton. Existe algo en Alicia, quizás movida por algo que entiende nuestra parte más infantil (y no por eso, peor o mejor, simplemente el recordar cuando éramos niños), que nos hace soñar siempre con la inmortal obra de Carrol.

Personalmente, considero que soy parte de las personas que puede leer casi cualquier género de libro, sin importarme edades. Pero he de confesar que soy un lector que simpatiza más con la obra de James Barrie Peter Pan, que con Alicia, aunque ambas sean dos obras maestras en su género. Por tanto, Alicia para mí no es un chasco, simplemente no termina de ser uno de esos libros que me hagan reír o soñar sin parar como Peter Pan. Simplemente, el personaje de Alicia me hace sonreír e imaginar, que es algo que muchos libros actuales no consiguen.
No obstante, una de las cosas que ha ocurrido con este relato es que han pasado más de cien años desde que Carrol lo escribiese para regalárselo a una de las hermanas Liddell (quienes inspiraron al personaje), a las cuales les contó el relato cuando eran pequeñas. El hecho de que tenga más de un siglo ha hecho que ciertos matices (algunos, no todos, como ya dije) deban entenderse buscando la nota a pie de página para que no se quede en lo más superficial (afortunadamente, esta edición cuenta con varias). Sea como sea, si ha aguantado tantísimo tiempo será por algo ¿no?
Pero ninguna nota a pie de página puede evitar algo y es que algunas cosas ya no sean tan graciosas como hace un siglo. El escritor Terry Pratchett, autor de Mundodisco, hablaba de ello en una entrevista (no le gusta Alicia en el País de las Maravillas). Pratchett encontraba su humor “demasiado victoriano”. Pese a esto, gran parte de la obra sigue transmitiendo la fascinación que sentimos de niños por lo más imaginativo.
En cuanto a los dibujos de John Tenniel son estupendos, capaces de mezclar el realismo con lo extraño de este cuento. Las ilustraciones, con un aspecto similar a un grabado, no pierde vigencia, siendo seguramente, hasta la fecha, el mejor ilustrador de la obra de Carrol.
El estilo claro y conciso de Carrol, aliado con la obra gráfica de John Tenniel, consiguen plasmar el País de las Maravillas de Alicia, donde todo puede cambiar con facilidad  y cualquier cosa puede ocurrir.
Lewis Carrol, el nombre bajo el que escribía el reverendo y matemático Charles Dogson, es un cuento diferente, que no  es sólo para niños. No es una obra exclusivamente para pequeños ni tampoco es exclusivamente para mayores, es para todos.
He de decir que el libro de Alicia fue un cuento que conocí muy joven y que este año he podido recuperar. La verdad es que me ha alegrado de ello. Como los mejores libros, siempre se prestan a ser releído, a no ser olvidados, y encontrar nuevos matices en ellos. Me ha ocurrido especialmente en esta ocasión.
En definitiva, una obra de Carrol que sólo podemos calificar y, con un juego fácil de palabras, como maravillosa.
“¿En qué se parece un cuervo a una mesa de escribir?”
Sombrerero Loco

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