«Una espada es como un corazón: cuando se rompe, se rompe»- Jay Kristoff, El Imperio de los Condenados.
Todo lo que se alza, cae. El Imperio de los Condenados es la secuela de El Imperio del Vampiro, una trilogía de fantasía oscura donde los chupasangres gobiernan el mundo y un par de supervivientes intentan salvar un mundo que ya ha sido desangrado. Y como ya dije en su momento, ha sido una de mis novelas de fantasía favoritas de los últimos años... Lástima que esta secuela me haya dejado con sensaciones contradictorias.
Una aventura y poco más
Confieso que el problema es mío: esperaba más de la segunda parte de El Imperio del Vampiro de Jay Kristoff y pienso que las expectativas han jugado en mi contra. Como comenté en la reseña que hice de la primera parte, el arranque era muy prometedor. Es más, la considero la novela que me hubiese gustado leer cuando tenía quince años: fantasía oscura, vampiros, grandes momentos de acción, escenas lapidarias, una mitología interesante… Se la he regalado a muchos alumnos por todo ello. Sin embargo, la segunda parte se convierte en una aventura que, aunque avanza la trama, le falta la magia que tenía su comienzo.
Considero que en parte esto se debe a su estructura. Me explico: la primera parte es, a menudo, comparada con Entrevista con el vampiro, porque tenemos a un dhampyr al estilo Blade, nuestro Gabriel de León, contando su historia al Marqués Jean-Françoise, un vampiro decadente al servicio de las fuerzas imperiales.
Gracias a esto, teníamos saltos a la infancia y adolescencia de Gabriel y después a una trama más cerca del presente, que vinculaba a un Gabriel de capa caída con el Cáliz Sagrado que acabaría con el Fin de los Días. Parte de lo bueno de algunas historias no está en la propia historia, sino en cómo te la cuentan.
Gracias a esta estructura, la primera parte me pareció muy disfrutable y me recordó, para bien, a El nombre del viento, donde Kvothe nos relata toda su historia. La comparativa con la obra de Rothfuss no es baladí. Cuando leí su segunda parte, El temor de un hombre sabio me quejé de que tenía un fallo estructural grave: si la Crónica del Asesino de Reyes debía componerse de tres libros y el primero nos narraba parte de la infancia y la adolescencia, el segundo debería haber llegado como mínimo a la edad adulta del protagonista para tener cierto equilibrio con una tercera que conectaría con el presente de Kvothe, ya mayor… Inesperadamente, Rothfuss centró su trama en tan solo un par de meses de la adolescencia de Kvothe, lo que desequilibraba la trilogía y creo que está tras los problemas de Rothfuss para acabar la trilogía.
Jay Kristoff no cae en el mismo error y toda la trama se centra en meses antes de que Gabriel cayese como prisionero y carecemos de saltos temporales a otros momentos de su vida. Pese a esto, es un volumen de un tamaño considerable y Kristoff logra meternos otro punto de vista, el de la última liathe que ya conocimos en el anterior libro. ¿Cuál es el problema? Que siento que se ha perdido parte de la magia de la trama del primer volumen y se echa en falta esas aventuras del pasado de León, aunque pareciese que poco quedaba ya por contar de ese período.
Nuevos personajes, viejo trasfondo
Por suerte, seguimos teniendo personajes interesantes como el propio Gabriel de León o Phoebe la danzacrepúsculos y ganan más importancia otros como Dior o Celene, además de profundizar en las raíces oscuras del Imperio. A mi memoria, muchas veces, se vinieron las partes en las que Merry y Pippin eran prisioneros de los orcos, cuando Tolkien exploraba más la oscuridad del día a día de los orcos de su obra… solo que aquí se incluyen «eróticos resultados», como diría Homer Simpson. Y pese a que los villanos como Nikita me resultan interesantes y tenemos una buena batalla final con muchos giros, me ha faltado más aventura. Es como si la trama se centrase en una sola de las subtramas que había en el primer volumen, que era mucho más rico. Imagino que es porque ya queda poco que contar y es una lástima.
En cuanto al estilo de Kristoff, incluye todos las frases lapidarias o épicas que podamos pedirle y una vez más vuelve a representar una cultura de una forma que podría resultar polémica. Si en La Guerra del Loto fue la cultura asiática, aquí lo son los escoceses, con esos danzacrepúsculos que parecen salidos más de Braveheart que de la auténtica cultura escocesa, aunque imagino que la justificación estará en «es fantasía», sin más.
Entre los otros problemas de la obra, donde creo que más cojea es a la hora de darle más pesos a secundarios como Lachlan, el aprendiz de Gabriel o algunos de los otros personajes que recorren sus páginas. En cambio, tenemos algunas escenas de cama que poco aportan desde mi punto de vista, pese a que ayudan también a que el burlón Jean-François evolucione.
La fuente se seca
Por irónico que suene, del primer libro me gustó cómo combinaba elementos de diversas obras conocidas: Castlevania, The Last of Us, The Witcher, Blade, El nombre del viento, Vampiro la Mascarada, Entrevista con el vampiro… Básicamente, me encantan estas obras por separado, ¿cómo no iban a gustarme todas juntas si Kristoff era capaz de juntarlas sin caer en el pastiche?
Por desgracia, El Imperio de los Condenados es más... original y sé que esto suena contradictorio frente a mi eterna defensa de la originalidad, pero es que he echado en falta que bebiese de más obras y como mucho he encontrado momentos que me han recordado a Las Dos Torres y a la visión que se tiene de los escoceses y los rusos a través de los clichés más típicos posibles. Una pena.
Me pregunto hasta qué punto muchos de estos problemas se deben a las prisas por publicar la trilogía. Vivimos en un mercado cada vez más saturado. Ahora mismo, escribo rodeado de novedades que esperan ser leídas y (me temo) todos formamos parte de una maquinaria cultural absurdamente capitalista que hace que cada semana salgan veinte mil ejemplares nuevos de los cuales muchísimos nos llaman la atención. ¿Podría El Imperio de los Condenados haber sido mejor si se hubiese contado con más tiempo para desarrollar subtramas, personajes y elementos más allá de Gabriel formando su ejército y Dior siendo capturada por los villanos de turno?
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El libro vuelve a contar con las ilustraciones fantásticas de Bon Orthwick. |
¿Una tercera parte que redima la trilogía?
Por Goodreads he leído a muchos que consideran que si a la mitad de la lectura de El Imperio de los Condenados les hubieran preguntado cuál preferían (si el primer o segundo volumen de la trilogía), habrían respondido que el primero… pero que esto cambiaba gracias a todos los giros del final. En mi caso, aunque no soy tan radical, sí considero que, en sus últimos compases, Kristoff se atreve a dar una vuelta de tuerca muy interesante en su novela, a la vez que nos plantea lo que está por venir en la tercera y (presumiblemente) última entrega de la trilogía, Empire of the Dawn.
Por mi parte, espero que esa tercera parte consiga cerrar de una forma redonda esta trilogía de Jay Kristoff y no me haga pensar que quizá, sin llegar a lo que ha tardado Patrick Rothfuss, debería haberse tomado más tiempo para desarrollarla. Los vampiros tienen toda la eternidad por delante, tal vez los escritores deberían tener algo más de tiempo.