Crítica de Briar: la fantasía oscura de los cuentos de hadas



Briar es un cómic dividido en dos tomos donde seguimos a una belladurmiente que despierta de su letargo y en vez de ponerse a buscar al príncipe azul de marras lo que decide es liarse a espadazos y vengarse de aquellos que la llevaron a planchar la oreja durante tanto tiempo. Es decir, es como Kill Bill, pero en vez de patearle el culo a paletos dignos de la máquina de escribir del pesado de Tarantino, le patea el culo a todo tipo de seres dignos de un cuento de hadas. Por tanto, merece mi aprobado, aunque, por desgracia, no llegue al notable ni el sobresaliente.

La oscuridad de los cuentos

A esta premisa le sigue un espíritu macarra que le sienta bastante bien a esta historia de fantasía que, aunque no llega a ser grimdark, sí nos deja un par de buenos momentos: desde collejas a enemigos hasta muertos revividos y un montón de alusiones a los cuentos clásicos, pero desde la óptica «vamos a burlarnos de todo». Como Shrek, pero con más sangre y (por desgracia) sin un Asno que se liga a una dragona (lo que daría un plus).

Briar pasa a lo largo de los números de ser una princesa a convertirse en una guerrera sedienta de venganza, que se las verá con brujas maléficas como Grendrid y encontrará aliadas inesperadas como Araña, con quien emprende su propia aventura. Lo mejor es que siempre entretiene, aunque lo leí hace un tiempo y ya he olvidado gran parte de él, así que poca huella deja.

Y es que en el fondo, los cuentos de hadas jamás fueron obras edulcoradas. El culpable de eso fue Disney y compañía, que de pronto trataron a todos los niños como sacos de algodón llenos de inocencia. En los cuentos originales asistimos a mutilaciones, asesinatos, envenenamientos, abandono infantil, maltrato... Puede que ante la óptica actual, no sea conveniente ponerle una película gore a un niño de cinco años, pero tampoco creo que sea oportuno censurar los cuentos originales, cuyas enseñanzas partían, precisamente, de advertir a los más jóvenes sobre los problemas del mundo.

Portada alternativa con nuestra Briar despertando como un zombi. ¿Cómo no me iba a gustar?


La oscuridad Briar

El guion es de Christopher Cantwell, un habitual de series de televisión estadounidenses, que también ha escrito par alguna serie de cómics, como Iron Man. Imagino que esta era su oportunidad de hacer una historia de fantasía sin depender de los grandes presupuestos que requiere la televisión. O que era una especie de storyboard para venderle los derechos a alguna plataforma.

Lo que sí que destaca positivamente es el trabajo del dibujante español Germán García, conocido por su trabajo en Ka-zar, y que logra no solo un diseño de personajes carismático, sino además una narrativa que en algunos momentos me ha recordado a toda esa escuela de dibujantes de Dark Horse que siguen el estilo del gran Mike Mignola. Si el guion hubiese estado a la altura del dibujo, habríamos tenido un excelente cómic, pero en cambio tenemos que acostumbrarnos con una historia entretenida y poco más. Eso, en estos tiempos, no está nada, pero que nada mal.

Sobre la edición, el tomo se completa con un montón de portadas alternativas y el diseño de personajes que hizo García, donde destaca la propia Briar. Por desgracia, echo en falta más textos donde se explique el proceso de creación del cómic (pero este es nuestro problema actual...).

A falta de un segundo tomo (donde me temo que cambia el dibujante), Briar es un cómic interesante dentro de la fantasía oscura. No es de los grandes, pero es mejor que muchas obras sobrevaloradas de los últimos años.

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