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De perder la esperanza va esto. |
«Solo soy un hombre sencillo, intentando abrirme camino en el universo»-Jango Fett.
Coleccionar cómics de Star Wars es como vivir con un adicto a cualquier sustancia: esperas que cambie y sea una persona excelente, pero siempre acaba volviendo a las andadas y tú, más allá de sentirte traicionado o decepcionado, lo que te sientes es estúpido por haber creído que podía cambiar.
Eso me ha ocurrido con el último cómic sobre Jango Fett publicado por nuestros lares y que reconozco que pensé que era el aclamado Jango Fett: temporada de caza, que creo que lleva años descatalogado y que otros fans de Star Wars me han recomendado. Esto me pasa por no pararme a leer la sinopsis...
En busca del tiempo perdido
En esta serie (El sendero de la esperanza prohibida... empezamos bien) de cuatro números de Star Wars (a la que le sobran cuatro números) se nos relata una aventurilla de Jango Fett para recuperar la joya que debe sellar la paz entre dos razas enfrentadas en un planeta distante de una República que está en entredicho por culpa del canciller Valorum, aquel al que Palpatine se quitó de en medio en La Amenaza Fantasma, película a la que muchos criticaron por incluir una trama política sobre aranceles, mociones de censura y el auge del fascismo, y que ahora parece una profecía de lo que está pasando en Estados Unidos.
Pero volviendo a cosas menos interesantes, en este tebeo, más allá de ser una típica historia, lo más interesante es que recuperamos al personaje de Aurra Sing, la cazarrecompensas que hará de "madre" de Boba Fett cuando Jango pierda la cabeza por Mance Windu (literalmente). Sin embargo, no se ofrece nada de profundidad en la ¿relación?, de los dos cazarrecompensas ni en todo el entramado de frases pretendidamente lapidaria y que parecen robadas del típico western de televisión autonómica que ponían en la sobremesa y que servía para que tu padre se durmiera hasta que le intentabas apagar la tele y, de pronto, abría un ojo y te decía de forma calmada: ¡QUE LO ESTOY VIENDO!
Lo que no apetece ver es una serie más de Marvel hecha sin demasiadas ganas. No sé si es porque los cómics de la compañía están en decadencia o porque están muy encorsetados por una Lucasfilm que teme su propia continuidad. Casi prefiero la época en que George Lucas daba carta blanca con su Universo Expandido y todo era canon hasta que él decidía que no con las películas. "Guioniza" Ethan Sacks (que no le apagaba la tele a su padre cuando veía los western chungueros de sobremesa y tiene un apellido perfecto para hacer bromas sobre él) y dibuja un Luke Ross que, a veces, muy bien, y en otras deja claro que las clases de Anatomía no eran su fuerte en la carrera de Bellas Artes.
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Jango desencadenado. |
¿Tomárselo en serio?
Entre los problemas está que la aventura resulta anodina, que hay instantes mal narrados, que el resto de personaje te dan igual y que te queda la sensación de que todo es una broma pesada que Planeta Cómic te vende a veinte euros por la inflación, los aranceles de la Federación de Comercio y la madre que parió a los sleemos.
Por último, para ir cerrando esta forma de desahogarme tras haber dado veinte euros por esto, muchas veces he hablado con aficionados sobre los problemas que tiene Star Wars a la hora de meter referencias. Muchas veces, defiendo la saga. Sin embargo, aquí son tan sutiles como romperle una silla en la cabeza a alguien: de pronto, Aurra Sing le suelta un rollo sobre la paternidad a Jango Fett (la misma Aurra que era una tipa megaretorcida en Clone Wars) y hay un holograma de Christopher Lee (que entre su aparición en La Guerra de los Rohirrim y esto, espero que esté su familia esté cobrando bien). De resto, todo es completamente olvidable en este cómic y me han dado muchísimas ganas de ponerlo a la venta, regalarlo o desintegrarlo.
Si alguien considera que he sido muy duro con esta reseña o que no me lo he tomado en serio, es porque como bien dijo un sabio, más vale reír que llorar, incluso cuando se habla sobre Jango Fett, aquel hombre sencillo que solo buscaba su camino en una galaxia muy, muy lejana.
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Al final, ¿al Esclavo 1 se le puede seguir llamando Esclavo 1 o era políticamente incorrecto? |
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