Con tan solo diecinueve años, Mary Shelley escribió Frankenstein o el moderno Prometeo y con ello no solo dio pie a la ciencia ficción, sino que también creó uno de los grandes iconos del terror y un arquetipo que se ha repetido desde entonces. Películas como la clásica de James Whale, además, aportaron su propia reinvención de la mitología del personaje (no olvidemos la estupenda Dioses y monstruos, sobre la creación ficcionalizada del film original). Por mucho que difieran la novela y la película (en una, la criatura se acaba convirtiendo en un filósofo melancólico y en la otra un ser que apenas gruñe), ambas fueron la larga sombra de uno de los monstruos más populares de la cultura pop. Y su sino es reinventarse una y otra vez.
Está vivo... en el cómic
La editorial Image se ha aliado con el sello Skybound, la división liderada por Robert Kirkman (The Walking Dead, Invencible...), para crear una línea de cómics inspirada en los Monstruos de la Universal. Al fin y al cabo, no podría salirles peor que La Momia de Tom Cruise (la película, no lo estoy insultando a él), que debía dar pistoletazo al Dark Universe, su universo compartido, y acabó siendo el gatillazo del siglo.
A nuestro país, la línea de cómics de Monstruos de la Universal está llegando de manos de la editorial Moztros (aprecie usted la ironía). Ya en su día pudimos "disfrutar" de un tomo dedicado al Drácula de Bela Lugosi, con la dupla de James Tynion IV y Martin Simmonds, que destacó sobre todo por el trabajo del dibujante, mientras que el sobrevalorado guionista de Hay algo matando niños o El Departamento de la Verdad se marcaba un suficiente y poco más, donde la única aportación interesante era que Drácula quedaba como una sombra en segundo plano. Es lo que pasa cuando la industria aúpa a un guionista cumplidor como el gran autor del terror moderno: de pronto, cualquier tontería que escriba es aplaudida y el nivel se exigencia mengua hasta un nivel insultante.
En cambio, ahora nos ha llegado la miniserie de Frankenstein a manos de Michael Walsh y Toni Marie Griffin y puedo decir que ha sido mi favorita con muchísima diferencia. Es lo que tiene cuando más que ser un mercenario, te propones ser un buen artista.
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El Frankenstein de Walsh y Griffin recupera escenas eliminadas del film, como la muerte de la niña en el lago. |
Tras las bambalinas...
Lejos de inventar la rueda, lo que se proponen ambos autores es añadir pequeñas historias de las diferentes partes que componen a Frankenstein. Por ejemplo, descubrimos quién era el dueño de las manos del monstruo, quién del corazón, quién del cerebro... y los personajes que rodearon a esas personas que han muerto: un niño, un policía, la amada no correspondida... Todo ello, excelentemente narrado por un Michael Walsh que ha trabajado para Marvel y DC, pero también para licencias como Star Wars y que, por suerte, como los medios no lo consideran una estrella, no se conforma con cobrar el cheque, sino que hace una obra respetuosa con el film original, pero que puede añadir más al mito del monstruo.
A su vez, tenemos el hilo conductor de los eventos narrados en la película de James Whale. Y a todo esto se añade una profundización en la película original. Es decir, el guion resulta tan interesante que si se hiciera un remake, no me importaría que tomasen como base lo que cuenta este cómic.
En el apartado gráfico, tenemos el gran trabajo de Toni Marie Griffin (quien ya colaborase con Walsh en una miniserie de Black Hammer), que no se limita a recrear el film, sino que además añade su propio estilo (a lo que se suma el color... estos films eran originalmente en blanco y negro), que me recuerda al de algunos dibujantes de Dark Horse (el sello donde el trabajo de Mike Mignola es inconfundible en una gran serie de artistas). No es fácil darle tu impronta a la criatura de Frankenstein (ahí tenemos la obra maestra de Bernie Wrightson), pero Marie Griffin rinde homenaje a la bestia encarnada por Boris Karloff.
El único problema que le he encontrado a este tomo es que se acaba demasiado rápido y es muy corto. Me hubiese gustado que el guionista hubiera podido contar con algo más que cuatro números para desarrollar su historia. En cambio, sufre el mal actual de apenas apuntar un par de líneas y no poder hacer que ninguna destaque sobre otra. Solo aguardo que Skybound sea inteligente y vuelva a contar con Walsh y Marie Griffin para hacer su versión de La Novia de Frankenstein.
En cuanto a la edición de Moztros, la editorial con un nombre perfecto para editar esta línea (sin duda), se me antoja un precio elevado esos 18,90 por cuatro números con tapa blanda, una introducción y portadas alternativas.
En definitiva, como gritaban en la película original, ¡está vivo! Y, sin duda, con tomos como este, el monstruo de Frankenstein sigue vigente. No todos los monstruos lo consiguen.
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