Después de una larga espera, se ha estrenado la continuación de la adaptación del manga Chainsaw Man. Titulada El arco de Reze, nos vamos a encontrar de nuevo con Denji y sus compañeros devil hunters en una película (en vez de una serie) que vuelve a demostrar la interesante combinación de géneros y estilos de las que muy pocos son capaces, entre ellos el creador nipón de la obra Tatsuki Fujimoto (el ejemplo claro está en cómo la película puede hacer homenajes tan variopintos como a una película soviética como Soldier’s ballad o un esperpento memístico como Sharknado, dos filmes que están en las antípodas... Toda una declaración de intenciones).
Arcos convertidos en películas
Un año después de que devorase todo el manga tras quedarme huérfano al ver los doce capítulos originales del anime, por fin he hallado la respuesta a la pregunta: ¿por qué optan por continuar con una película en vez de por una temporada? Y la respuesta está en el ejemplo de Kimetsu no yaiba.
Cuando se estrenó El Tren Infinito, la serie demostró que la idea de condensar en formato de filme toda una temporada podía funcionar a nivel económico. Primero, el público acude al cine como si fuese un evento (con entradas más caras y, por tanto, un mayor ingreso) y, tras unos meses, se estrena el film troceado por capítulos, naciendo de él una nueva temporada que se puede ver por streaming en plataformas como Crunchyroll.
El éxito de esta fórmula aupó a El Tren Infinito a ser una de las películas más taquilleras de la historia de Japón y este año se ha repetido con La Fortaleza Infinita, la primera de su trilogía que cerrará la serie de Tanjiro.
Los creadores de Chainsaw Man han tomado nota y de ahí que tengamos una temporada en una película de hora cuarenta. Pero ¿ha merecido la pena? Viendo la taquilla sí, pero ¿a nivel cinematográfico?
El corazón de Chainsaw Man
En Chainsaw Man: El arco de Reze hay acción, humor macarra, fantasía, terror… pero todo eso queda en un segundo plano frente al amor adolescente que protagoniza Denji con Makima y Reze. Ese es el corazón de la historia, nunca mejor dicho, y la hermana con la capacidad de Fujimoto para destrozarnos (véase Look Back o Goodbye, Eri, dos obras del mismo autor -de la primera tenemos ya su adaptación a formato de OVA).
Es fascinante ver cómo una serie tan burra como Chainsaw Man es hábil, algunas veces, de modo muy acertado, a la hora de retratar la soledad y la desilusión de la adolescencia. Y es que aunque Denji sea un antihéroe, también podemos empatizar con él y sentir cierta piedad. Por mucho que su nuevo amigo sea el Tralalero Tralala, me gusta cómo su protagonista es un reflejo del espectador adolescente medio y cómo la película juega para sorprendernos con él y con el resto de los personajes.
Hay, no obstante, cierta alquimia en la película, porque más allá de la aventura desenfrenada (con un diseño de sonido que hacía que la sala del cine donde la vi estuviese a punto de reventar), es en su intimismo donde siento la misma melancolía que en su banda sonora. Denji es un adolescente que se enfrenta al amor, tanto el sexual como de índole más emocional, y no es baladí lo que le pase a su corazón. Es ahí donde la película logra realmente ser humana y conectar con su público. Habrá parte de los espectadores que acudan solo por las explosiones y la sangre, pero otro sector preferirá a Denji y sus dramas, o la búsqueda de humanidad de un Ángel que antes que nada, como el bien dice, es un demonio. Y aunque previsible, también sorprende en algún momento. Esto se traduce en toda la película: podemos citar la escena de Reze y el psicópata y su conclusión, o cómo en medio de toda la acción hiperbólica, hay momentos para lo cotidiano, como esa cita con Makima de película en película hasta la medianoche.
Sin embargo, al comentar a Reze y Makima podemos entrar en el terreno del mensaje que la película lanza sobre las mujeres y que es peligrosamente digna de un incel. No olvidemos que vivimos en una época donde hay chavales que consideran a Patrick Bateman o el Lobo de Wall Street un héroe (se ve que no se enteraron de qué iba la película). En todo el film las mujeres son peligrosas, mentirosas, tramposas… y aunque se entiende lo que Fujimoto (un troll consumado) pretende con esto y sabemos que es ficción, no deja de ser un tema sobre el que se puede hablar y debatir.
Trocear una historia
El formato de condensar toda una temporada en una película acarrea problemas. Al estar acostumbrados a cómo Hollywood ha impuesto ideas como la necesidad de explicar todo o que cada personaje sea una marioneta con una finalidad, puede resultarnos extraño que tengamos personajes en esta película que aparecen solo para saludar, como Kishibe. Ocurría también en La Fortaleza Infinita, donde Inosuke aparecía solo para molar lo que no está escrito.
Y es que al adaptar de forma muy fiel el manga, uno siente lástima de una Power que queda como muy, muy secundaria. Sin embargo, al igual que esto nos disgusta, la película desarrolla hasta cierto punto a Aki y el Ángel, dos personajes que nos llevan a la trágica conclusión del film.
Solo por ese final, ya merece la pena El arco de Reze, ya que es uno de los momentos más potentes de una película que nunca aburre, ni en sus escenas más cotidianas ni en las más hiperbólicas. Queda por ver si en unos años, que los personajes no sean marionetas, sino elementos de una narración serializada, nos convence.
Animación y música extraordinarias
No podemos dejar de mencionar el apartado de la animación, que es sobresaliente, con un estudio MAPPA (cuestionado en los últimos años por su forma de trabajar de un modo estresante para los animadores) que demuestra que todavía es capaz de hacer un buen trabajo cuando se lo propone. Hay que aplaudir, además, algunos toques de autor, más allá del uso del color, como el homenaje a la primera portada del manga o el inicio del film, donde un sueño tiene aspecto de manga que va tomando forma de anime en cuestión de segundos. No es sencillo narrar lo más humano ni lo más fantástico y MAPPA, en colaboración con otros estudios, lo ha conseguido.
Del mismo modo, la banda sonora es extraordinaria. Kenshi Yonezu, autor de la carismática intro original de la serie, regresa por partida doble, con el pegadizo Iris out, y junto a Hikaru Utada (la eterna voz del Kingdom Hearts), con Jane Doe. Sin embargo, el tema que se nos grabado a muchos es In the pool y su evolución temática con In the sea, con Kensuke Ushio haciendo un trabajo de una belleza inconmensurable, donde el piano evoluciona a instrumentos de viento que aportan una melancolía extraordinaria.
En conclusión, aún con algunos problemas narrativos, Chainsaw Man: El arco de Reze, recupera a unos personajes carismáticos de una franquicia muy interesante dentro del anime actual, sobre todo por cómo juega en diferentes terrenos. Su éxito en taquilla nos confirma que contaremos con adaptaciones de los siguientes arcos (aunque, personalmente, la segunda parte del manga va empeorando para mi gusto…). Puede que Kimetsu no yaiba y su Fortaleza Infinita superen a El arco de Reze, pero ambas son la confirmación de cómo la taquilla mundial va cambiando. Frente a la americanada de turno, el cine de animación asiático está conectando con un público que ya no teme decir que adora el manga y el anime. Puede que solo por esto, ya soltemos una lagrimita, como el propio Denji en el cine.
- Puntuación: ⭐⭐⭐½/5



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