Con tan solo diecinueve años, Mary Shelley escribió una de las mejores novelas de la Historia, una de esas que consiguen trascender y convertirse en un mito que creó un género nuevo, la ciencia ficción, y dio al terror uno de sus grandes iconos. Como Drácula, Frankenstein ha vivido varias interpretaciones y reinterpretaciones a lo largo de la Historia: del monstruo de Boris Karloff pasando por el mayordomo de la Familia Monster, sin olvidar al poeta de Penny Dreadful o el trágico de Robert DeNiro. Ahora, llega Guillermo del Toro, uno de los grandes hacedores de monstruos, para darnos su propia versión del libro. ¿Habrá estado a la altura?
Vida y muerte del monstruo
Lo primero que hay que destacar del Frankenstein de Guillermo del Toro es que se percibe el amor que el director mexicano le ha puesto a la película. No solo es fiel en algunos pasajes, sino que hace buenos guiños (a Lord Byron, a Percy Shelley... amigo/enemigo de Mary el primero, esposo y poeta de la autora el segundo...) y se nota su fervor a la hora de agregar historias, como todo el oscuro pasado de la mágica Edimburgo, tierra de ladrones de cadáveres, escritores y otros hijos de la noche. Del mismo modo, el diseño de la película es una maravilla en esta era de pantallas verdes y cosas hechas a desgana por productores que solo ansían el dinero fácil. Tanto los escenarios, como la fotografía y el vestuario son vehículos para contar la caída de Víctor Frankenstein y el drama de su criatura, y eso es loable en una era donde los grandes blockbusters tiran por lo fácil y lo descuidado.
Cualquiera que vea una entrevista de Guillermo del Toro, sabe que el director siempre muestra un gran entusiasmo por sus películas. Aunque a veces se ha dejado encandilar por el deseo de ganar premios sin más (véase una de sus películas más galardonadas y, en mi opinión, irónicamente, una de las peores: La forma del agua), todavía da muestras de su talento en películas como Pinocho o este Frankenstein. Ese talento se pasa a un reparto donde brillan todos sus intérpretes: Oscar Isaac como Víctor, Mia Goth como Elizabeth, Jacob Elordi como Frankenstein, David Bradley como el anciano ciego, Christoph Waltz como Harlander... Con un guion tan afectado, que busca tener el tono de Mary Shelley, corrían el riesgo de que los diálogos quedasen impostados, pero los intérpretes hacen todo lo posible por sentir a sus personajes.
Trayendo a la vida a los muertos
Los problemas comienzan cuando hay una irregularidad en el ritmo. La primera parte, con el preludio y el relato de Víctor, el film se toma su tiempo; sin embargo, en la segunda, dedicada a la criatura, la película acelera y no logra desarrollar del todo sus tramas. Se echan en falta escenas y es cuando notamos que todos los cambios realizados (el hacer mayor al hermano de Víctor, el saltarse a ciertos personajes de la trama...) afectan más al resultado final. A esto se podría añadir que, en el apartado técnico, los efectos especiales de los lobos o la banda sonora de Alexandre Desplat no están siempre a la altura de lo que esperábamos.
Si en otras obras, el complejo de Prometeo era lo más importante (ese duelo entre Dios y la ciencia que tanto nos fascina y que hemos visto replicado en tantísimas obras...), aquí se ha optado por otros dos temas fundamentales: las consecuencias de ser un mal padre (Victor lo es, al igual que lo fue su propio progenitor) y la búsqueda de humanidad de un monstruo inmortal que se siente solo. Llegados a cierto punto, del Toro convierte a Victor en el auténtico monstruo y a Frankenstein en una víctima y es inevitable que no empaticemos con él.
En sus mejores momentos, el Frankenstein de Guillermo del Toro, aunque no es el Frankenstein de Mary Shelley (tampoco lo era el film llamado así, dirigido por Kenneth Branagh), me ha recordado la grandeza de aquella novela escrita por una joven de diecinueve años acosada por sus propios fantasmas y demonios. Solo por eso, merece la pena.
- Puntuación: ⭐⭐⭐½/5



No hay comentarios:
Publicar un comentario
Puedes comentar mediante nick, anónimamente o con tu cuenta de correo o similar. No almacenamos ninguna información.
¡Muchas gracias por tu comentario!