Tras finalizar el viaje
Frieren es la adaptación del manga escrita por Kanehito Yamada e ilustrada por Tsukasa Abe que nos cuenta qué ocurre cuando el viaje de una guild de héroes de fantasía termina (de ahí el subtítulo en español, deudor del que se ha puesto en Estados Unidos: «Tras finalizar el viaje»). ¿Qué hay después del “colorín colorado, el cuento se ha acabado”?
Para responder a esa pregunta, se centra en su protagonista, la hechicera elfa que da nombre a la serie. Tras siglos donde jamás logró conectar con otros mortales, se dispone a viajar de nuevo por los sitios que visitó muchas décadas atrás con su banda de amigos: el guerrero Himmel, el clérigo Heiter y el enano Eisen. Con ellos, logró vencer al Rey Demonio y traer la paz al mundo…, pero de eso ha pasado mucho tiempo y ahora está sola.
Tras la muerte de Himmel (ya anciano…), Frieren, que no ha envejecido, ahora, está decidida a conectar con otros, acepta a una huérfana criada por el moribundo Heiter, Fern, como discípula y será así como emprendan un viaje que las cambiará a ambas.
Sin caer en el cliché
Frieren es un anime sobresaliente que no se conforma con seguir las fórmulas que Brandon Sanderson y otros gurús literarios venden en obras como el Curso de escritura creativa del autor de El Archivo de las Tormentas. Es más, la obra pese a fijarse en la fantasía europea, tiene bastante del espíritu japonés y cuando se centra en otros clásicos, prefiere El Señor de los Anillos, La Historia Interminable o, sobre todo, los cuentos de Terramar de Ursula K. Le Guin. Precisamente, esta escritora decía que uno de los principales fallos de las dragonadas (los libros de fantasía más típicos) estaba en que siempre había un señor oscuro al que vencer en batalla (una mala imitación del espíritu tolkieniano); ella en cambio prefería resolver los problemas de otro modo, no siempre mediante el fracaso de la violencia (véase la fantástica obra Un mago de Terramar).
«La guerra como metáfora moral es limitada, limitadora y peligrosa. Al reducir las opciones de acción a una guerra contra lo que sea que sea, divide el mundo en Yo o Nosotros (buenos) y Ellos o Él (malos) y reduce la complejidad ética y la riqueza moral de nuestra vida a Sí/No, Encendido/Apagado. Esto es pueril, engañoso y degradante. En las tramas, evade cualquier solución que no sea violencia y ofrece al lector mero consuelo infantil. Con demasiada frecuencia, los héroes de tales fantasías se comportan exactamente como los villanos, actuando con violencia sin sentido, pero el héroe está en el lado correcto y, por lo tanto, ganará. La razón hace la fuerza. ¿O la fuerza da la razón?».
Ursula K. Le Guin.
Este deseo de no caer en la lucha de marras y querer escribir algo nuevo lo vemos en Frieren.
Esto no quiere decir que Frieren sea eso que llaman cozy fantasy: una fantasía que te haga sentir bien, recogido, en tu casa, con una mantita y un chocolate caliente, como se supone que hacen chorradas del estilo de El café de las leyendas1. Según la web Entre teclas y tinta, la cozy fantasy…
«Se trata de una nueva tendencia que reinventa el género de la fantasía. La cozy fantasy tiene como finalidad transmitir al lector una sensación de confort. Su lectura se vuelve reconfortante y cálida y se aleja de las tramas complicadas de la fantasía tradicional. Para conseguir todo esto utiliza un ritmo pausado y se focaliza en los personajes de una comunidad pequeña. En estas novelas no suelen haber complicaciones graves que sean definitivas. Los problemas se terminan solucionando sin que los personajes sufran en exceso y llevando siempre al final feliz. Es un espacio seguro para evadirte de la realidad y tomar un respiro. Una lectura en la que las preocupaciones desaparecen y la ansiedad es reemplazada por magia, amistad y aventuras reconfortantes»- Entre teclas y tinta.
Frieren no se queda solo en la cozy fantasy, también opta por la acción en contadas ocasiones, lo que hace que precisamente sea cuando hay escenas de duelos que estos sean tan impactantes (véase el magnífico arco de los demonios, donde descubrimos por qué Frieren es conocida entre los demonios como la Sepulturera).
Puede que el ritmo sea uno de los temas sobre los que más se habla en Frieren. Me temo que en esta época donde TikTok nos ha dejado el cerebro como un queso gruyer, estar atento más de un minuto es, para algunos, un suplicio. El anime empieza con un estilo sosegado y luego va alcanzando más velocidad a medida que se incorporan personajes como el guerrero Stark o el clérigo Sein. No es baladí. ¿Por qué ese cambio de ritmo? Porque los primeros capítulos se narran desde la perspectiva de una elfa inmortal por la que cinco años es solo un suspiro, mientras que, para los mortales, es muy distinto. Este defecto es uno de sus principales puntos fuertes para todos aquellos que siempre nos preguntamos cómo sería Legolas en El Señor de los Anillos y ver que toda la Comunidad del Anillo moría.
¿Y qué mensaje nos queda?
Nunca me ha gustado que la fantasía sea usada como simple moralina al estilo de las fábulas de autores como Samaniego. Detesto, con todas mis fuerzas, El caballero de la armadura oxidada, libro deleznable de autoayuda que convierte el fantástico en un chiste barato para vender sus ideas de la forma más burda posible. Enarco una ceja con El principio, porque la alegoría no está lo suficientemente enmascarada. Me convence más Michael Ende con obras como Momo, donde nos enseñaba la importancia de aprovechar el tiempo, más que de almacenarlo sin más.
Con Frieren ocurre que el mensaje está ahí, el eterno carpe diem, el aprovechar el momento antes de que sea tarde, pero solo es el corazón de la obra, que jamás hace que todo lo demás se transforme en un guiñapo que convierta la forma en sirvienta del mensaje de una forma simplista.
El viaje de Frieren, aunque pueda parecer dulce, es también un viaje trágico: ella emprende el viaje hasta el equivalente al cielo a su mundo para ver una última vez a Himmel, su antiguo amigo, y seguramente contarle lo que ha descubierto: que le quería, aunque nunca fue capaz de reconocerlo mientras él estaba en vida. ¿Cuántos de nosotros sentimos que nos gustaría hablar con alguien a quien hemos perdido? Es la marca indeleble de la fatalidad y del espíritu dramático que acompañaba a un clásico como El Señor de los Anillos.

Los amigos que hacemos por el camino
En ese aspecto tenemos uno de sus puntos fuertes: los personajes y las relaciones que entablan entre ellos (que es de lo que trata el viaje y, al fin y al cabo, toda la obra). Mientras que la mayoría de los personajes de libros como Elantris encontramos a personajes perfectamente intercambiables (un defecto común de la fantasía actual), Frieren es capaz que nos sintamos identificados no solo con su protagonista, sino con Stark, Fern y cualquier otro que aparezca a lo largo de la obra. Y ese es el punto fuerte: las historias no son solo un argumento, son también trama (la forma en la que se cuentan) y, sobre todo, personajes que nos importan, que nos conmueven, que nos ilusionan. Por eso, nos sigue emocionando Frieren, El Señor de los Anillos, Canción de Hielo y Fuego o Baldur’s Gate 3, obras muy dispares que tienen algo en común: grandes personajes.
Por si fuese poco, el mundo de fantasía de Frieren se alimenta de la fantasía en todos sus géneros y es un homenaje a Dragones y Mazmorras (véase el dragón rojo que parece salido de la cubierta del primer D&D… o el arco de las pruebas en las mazmorras y la alargada sombra de los chuunin de Naruto), los videojuegos estilo World of Warcraft o Zelda y todas esas aventuras que nos han servido para que el género fantástico crezca con los años. Frieren no teme ser mágica (esa pobre Frieren cayendo en los baúles trampa) ni ser humana (los flashbacks con Himmel), pero, ante todo, es una oda a la fantasía y, sobre todo, a la magia que alberga, más allá de los sistemas mágicos.
Si a todo esto sumamos que la animación es soberbia (mejorando muchos aspectos del manga de partida) y la banda sonora de Evan Call, además del opening (YOASOBA) y el cierre (Milet) son fantásticos, tenemos en Frieren uno de los mejores éxitos del anime y el manga de los últimos años, y, a falta de su segunda temporada que se estrena en 2026, una buena demostración de que el género fantástico no debe encapsularse en fórmulas ni en tópicos que degraden la maravilla.
- En el mundo del manga, tenemos un buen ejemplo de cozy fantasy con Soara y las casas de los monstruos. Lejos de quedarse en una nimiedad, como El café de las leyendas, es un canto a la fantasía que no prescinde de abrazar también otros géneros. A esta vertiente también podríamos añadir Atelier of witch hat, pero me temo que esta tiene un buen dibujo, un sistema de magia interesante y poco más (aparte de los regalos que te incluye la edición especial… Pero ¿somos lectores o coleccionistas? ↩︎





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