Relato: "¿Quién me roba las ideas?"

Imagen libre de derechos.
Me lleva pasando desde hace un par de días. Me está volviendo loca. ¿Por qué me ocurre esto? No puede ser…
Tengo muy buenas ideas, ¿saben? Todo el día. Desde que me levanto hasta que voy al servicio, desayuno, voy en autobús, trabajo, regreso a casa y… Tengo cientos de ideas buenas que les deslumbrarían. Lo juro. Lo prometo. En serio, créanme.

Quiero escribirlas.  No soy buena escribiendo, como verán, pero es que… No sé cómo explicarlo. Tengo una corazonada, ¿saben? Sé que si las escribo y las adorno un poco seré la mejor escritora de todos los tiempos. Aún así, voy por ahí con modestia… tampoco quiero ir por ahí dejando clara que soy una genio. Sobre todo porque nunca puedo escribir esas ideas.
Es que… A ver, me siento delante de una hoja en blanco y antes de que empiece a escribir mis excelentes, mis extraordinarias ideas, desaparecen. No sé. Supongo que quizás le haya pasado a muchas grandes personas, pero tal vez no lo recuerden y, por eso, esto no sea algo… muy común… al menos, que lo conozca mucha gente. No sé si me entienden. Es una putada, en verdad. Puedo pasarme todo el día pensando en las maravillosas cosas que creo en mi mente y después… ¡Puf! Desaparecen… como duendes.
Sí, duendes.
Malditos duendes.
Vivo en Irlanda. Es tierra de duendes. Sí, duendes. Son seres bastante traviesos. Se supone que estamos en una época donde ya no debemos creer en esas estupideces, pero aún así… No sé, ¿qué pierdes en pensar en esas cosas? Nada, como quien dice, el “no” ya lo tienes.
Sí, desde luego que sí. Seguro que son los duendes. Seguro que a cambio de oro roban nuestras ideas. Por eso me quedo delante de la página en blanco, paralizada, sin recordar todo lo fantástico que quería escribir, que era muchísimo, infinito… Lo mejor que puedas pensar.

Por supuesto, malditos duendes. Seguro que son los mismos que hacen las erratas en las editoriales donde se imprimen esos libros… Seguro que ellos son los duendes de las imprentas. Seguro que se comen las palabras y las vomitan mal para reírse tras saborear nuestras ideas. Serán cabrones esos duendes…
Deben estar robándome las ideas para seguir haciendo sus mierdas. No, no lo van a hacer nada. Iré a por una gitana bruja que me ayude o algo contra esos asquerosos duendes que me están quitando mis mágicas ideas. Sí, voy a ir a una bruja o algo así.
Pero antes…
Oh, he tenido una idea… Voy a escribir esto en el pequeño bloc de notas que llevo conmigo. Lo llevo porque sé que así, escribiéndolas justo después de tenerlas, no se irán… y…
Podré justificar que no tenga buenas ideas por culpa de esos duendes malvados, ladrones asquerosos…
Bien, aquí está el bloc de notas. Saco el bolígrafo y…
Eh…
¿En qué estaba pensando? ¿Qué iba a escribir?

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