Ella o algo.
Tan dulce, tan hermosa… Ella.
Su cabello rojizo caído sobre su rostro angelical. Sus orejas perdidas bajo su melena. Su adorable nariz bajo la lluvia. Sus ojos rojizos entrecerrados con la dulzura de los ángeles. Sus labios atrayentes perdidos en el abismo. Sus manos haciéndome temblar. Su piel pálida, pero ardiente, intacta. Sus ropas lustrosas deseosas de desaparecer. Su sola presencia calcinado mi alma. Su espíritu incorruptible que no merezco ni siquiera haber visto. Su cuerpo contoneándose débilmente mientras duerme. La paz hecha carne. Mi amor. Repitiéndose una y otra vez, alegrándome y entristeciéndome, calmándome y atormentándome.
¿Existes o te soñé?
Ella, siempre ella, y nunca mía.
Ella ha elegido.
Y yo…
Yo sólo tengo su recuerdo.
Y en los recuerdos se puede estar juntos.
Y en las fantasías, se puede ser feliz con lo imposible.
¿Desgraciado yo por este aciago destino?
El recuerdo es lo más valioso que tengo, algo que sí puede ser mío.
Algo es algo.
Y algo así siempre es valioso.
Algo o ella.
Y yo, un mísero afortunado sin la suprema gracia, colmado por la fantasía, muerto por un beso nunca dado. Yo, desgraciado contento.
Ella, un algo, un recuerdo… Ella.
Siempre.