«No sé muy bien qué es lo que debería escribirte, pero he pensado que tal vez, si me remonto al principio, podrías ayudarme a encontrar al Hombre sin Miedo de nuevo…»-Jeph Loeb-Tim Sale.
Hay algunos guionistas de cómics que tienen la suerte de contar con dibujantes deslumbrantes que consiguen, a través de su arte, mejorar los guiones con los que trabajan. Uno de ellos es Jeph Loeb, quien tuvo a su lado a Tim Sale en cómics como El largo Halloween o Victoria oscura. Y es que el ya tristemente fallecido Sale, fue uno de los grandes dibujantes de la industria del cómic de superhéroes y, además, acompañó a Loeb tanto en el mundo del tebeo como en la televisión (él hacía los cuadros del pintor vidente Isaac Méndez, de la desgraciadamente fallida Héroes, en la cual participó Loeb).
Los cuatro colores
En su día, hicieron cuatro interesantes obras Daredevil: Amarillo, Spider-Man: Azul, Hulk: Gris y Capitán América: Blanco. Esta serie de cómics autoconclusivos, aparte de la alusión cromática, eran, en el fondo, cómics que volvían a narrar lo que los creadores de estos personajes contaron en su día, pero con más calma, mejores herramientas y teniendo en cuenta lo que vendría en las siguientes décadas a sus personajes. Y si una de esas historias ha quedado para el recuerdo es la fantástica Daredevil: Amarillo.
Como su propio nombre indica, Daredevil: Amarillo nos relata de nuevo los primeros días de Matt Murdock como abogado y superhéroe. Aparte de contarnos lo que ya sabemos sobre él, se explican algunas cuestiones que no se explicaron en su día, como el uso del color amarillo que eran los colores del padre de Matt cuando boxeaba. Además, tenemos cameos de personajes muy importantes para su mitología, como el Búho o el Hombre Púrpura.
Para ello, Loeb utiliza la misma excusa que usará en Spider-Man: Azul, Murdock escribe una carta a su amada Karen para llevarnos hasta sus primeros días como justiciero y de idilio, para recordar cómo fue capaz de representar la esperanza en una decadente Nueva York. Más allá de usar la llamada «mujer en el congelador», lo que hace Loeb es repensar la idea de la pérdida y cómo todo puede ponerse en nuestra contra de un instante a otro...
El superhéroe y su destino
Uno de mis aspectos favoritos de este cómic es cómo el personaje lucha continuamente contra su destino y el halo de fatalidad que lo rodea. Siempre he sostenido que los superhéroes forman parte de una mitología moderna. Ya no tenemos a Eneas teniendo que vagar para descubrir su destino o a Aquiles con su talón vulnerable, sino a un Daredevil que intenta superar cómo la vida lo ha destrozado una y otra vez pese a contar con poderes que lo llevan a ser un superhéroe.
Puede que tenga algunos «peros» al narrar de modo casi episódico muchos grandes sucesos, pero siempre será mejor que la sobrevalorada Spider-Man: Toda una vida, que estuvo muy de moda hace unos años y que el tiempo se ha ocupado de poner en su lugar. Aparte de esto, los que siempre levantamos una ceja nos preguntamos cómo ninguno de aquellos chavales que se metían con Matt de pequeño y lo llamaban Daredevil no lo relacionaron con el justiciero que apareció tiempo después (pero son de esas cosas que te debes creer, como el hecho de que Spider-Man ande por ahí sin máscara en las películas y nadie lo haya descubierto… algo que en los cómics haría sin duda).
No olvidemos que Daredevil, pese a ser un personaje hasta cierto punto popular, no lograría su gran impulso hasta la llegada de Frank Miller, que añadió muchas de sus neuras al personaje, como pudimos ver en la grandilocuente y magistral: Daredevil, Born again. No es extraño, por tanto, que Daredevil: Amarillo, como la obra de Miller, haya sido tomada como referencia para la serie de televisión del personaje y muchas versiones que han venido a continuación (salvando la etapa de Waid, donde el guionista buscó darle algo de luz a un personaje que, fruto del tiempo, había caído en unas sombras cada vez más falsas).
El impresionante trabajo de Sale
Pero si por algo destaca el cómic, es por el arte de Sale, que aporta una estética que evoca los cómics clásicos, pero con una sensibilidad moderna. A su marcado trazo con un estilo único (todos sabemos cuándo un dibujo es de Sale con solo verlo), se agregan los experimentos de color que realizó Matt Hollingsworth en este cómic, donde pese a estar hecho con herramientas digitales, parece una acuarela que da esa sensación de melancolía, nostalgia y ensoñación donde el amarillo cobra una gran importancia. Muchas de las viñetas de este cómic podrían formar parte de una estupenda colección dedicada al arte del cómic, sin lugar a dudas.
Pero ¿dónde puedes leer esta pequeña joya?, te preguntarás, estimado lector. El cómic cuenta con varias ediciones, como una reciente en tapa blanda y pequeño formato, que cuenta con algunas ilustraciones extra y seguramente con un descuento si vas al oculista para poder leer materiales como la introducción del rey Stan Lee o el autor de Zona Negativa, Raúl López. No obstante, a 9,99€, que vistos los precios actuales, no está nada mal para una de las mejores historias de DD.
En definitiva, antes de que te vayas corriendo a por él, recalcar que Daredevil: Amarillo es un recordatorio de la importancia de este personaje dentro del cómic de superhéroes, una historia sobre el pasado y cómo los recuerdos pueden definirnos para siempre, tengamos o no superpoderes.
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