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La autopsia de Jane Doe es una película con una premisa interesante que pierde fuelle a la vez que consume la lógica. Fuente. |
"All these mistakes... my mistakes... and you had to pay for them".
Crear una historia es un reto, un desafío a uno mismo y al lector, y cuando tu trama es un misterio o un problema, a veces, la solución puede echar abajo todo lo que acertadamente has planteado en la primera parte de tu relato. Esto es lo que ocurre con La autopsia de Jane Doe, una película que ha gozado de buenas notas y reseñas favorables que la convirtieron, por ejemplo, en la ganadora del premio del público de Sitges.
La cinta dirigida por André Øvredal comienza perfectamente, centrándose en el misterio del cadáver de una joven desconocida, que recibe el nombre común de Jane Doe. Los encargados de descubrir cómo falleció son un padre y un hijo que deberán realizarle una autopsia durante una tormentosa noche que les descubrirá un secreto muy oscuro. Básicamente, el videoclip de Anna Molly de Incubus.
La premisa es lo suficientemente llamativa para atraer a más de un espectador..., pero, a medida que el film se aleja de la lógica de sus primeros minutos, ni Brian Cox ni Emile Hirsch salvan un final quizás demasiado apresurado y donde los sustos simples y las revelaciones en el último momento hacen explotar toda la atmósfera de los primeros minutos, ya que los personajes olvidan la lógica de su partida y su mundo deja de ser un reflejo del nuestro, donde ni la frialdad del veterano forense es acorde con decisiones como prender fuego al cadáver.
Para entendernos, es como si los guionistas hubieran decidido llegado a cierto punto que no sabían cómo cerrar la trama o no hubieran sabido, por imposición o expreso deseo, crear una progresión lógica y menos forzosa (¿o forzada?), optando por meter todo de golpe y con un director que finalmente opta más por mostrar que por sugerir.
Para entendernos, es como si los guionistas hubieran decidido llegado a cierto punto que no sabían cómo cerrar la trama o no hubieran sabido, por imposición o expreso deseo, crear una progresión lógica y menos forzosa (¿o forzada?), optando por meter todo de golpe y con un director que finalmente opta más por mostrar que por sugerir.
Me fastidia hasta cierto punto pensar que la poesía que hubiera podido acercar La autopsia de Jane Doe a los relatos de muertas de Edgar Allan Poe se sacrifique finalmente para optar por no saber cómo cerrar. O que la profundidad de los personajes del padre y el hijo, con su relación rota por la muerte de la esposa y madre, se olvide por un toque de "brocha gorda" que bien recuerda a los autores de American Horror Story cuando no saben cerrar las tramas que tan bien plantean al principio de temporada.
Pienso que, más allá de todo esto, aunque el resultado es aceptable, La autopsia de Jane Doe no consigue cumplir con todo lo que se propone y nos lleva a pensar en el gran film que habría sido si no hubiese caído en los lugares comunes del terror más típico.
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La autopsia de Jane Doe en su esplendor. Fuente. |