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Un encuentro entre the Masters. Fuente. |
"Hicimos un pacto. Íbamos a ver todas las estrellas del universo, pero él estaba muy ocupado quemándolas. No creo que haya visto nada"- El Doctor.
World Enough and Time, penúltimo capítulo de la décima temporada de Doctor Who. Si bien era habitual que las últimas temporadas empezasen bien y luego se desinflasen un poco, en este caso empezó faltándole algo de fuerza y ha ido mejorado sustancialmente con el paso de los episodios. Y ya llegados a este inicio del final, el modo hype básicamente me está matando y yo no cuento con regeneración posible.
Para empezar, encuentro tres problemas en esta historia: que me imaginaba el final del episodio desde que noté algo raro en cierto personaje, que hay varios elementos que ya hemos visto durante la andadura de Moffat (dos veces fue nuestra Clara un dalek) y la BBC no debería haber revelado el regreso de John Simm como The Master, así habríamos tenido una sorpresa brutal. Más allá de todo esto, voy a fijarme en los puntos positivos y así me alegro el día, porque más allá de todo esto, ha sido un buen inicio de cierre.
Las consecuencias del Señor del Tiempo
World Enough and Time es una historia menos centrada en el Doctor y eso no resiente el resultado final, porque si bien trata sobre las elecciones de nuestro Señor del Tiempo, también trata sobre sus terribles consecuencias a lo largo de este viaje para salvar una colonia espacial a punto de ser devorada por un temible agujero negro. Pese a ello, el Doctor de Capaldi sigue brutal como siempre y más tras una escena anterior a los títulos que hace que nos quedemos con muchísimas ganas de saber qué más va a pasar (¿es un adelanto del siguiente episodio? ¿Del capítulo de Navidad? ¿Un exceso de dramatización del Doctor como el de The Lie of the Land? Hurm...).
En cuanto a Nardole casi ni molesta (menos mal que hizo caso al "no hagas cosas irritantes") y Pearl Mackie me ha convencido como Bill, que puede estar destinada a ser la compañera con peor suerte del Doctor, aunque bien me temo que, conociendo a Moffat, será incapaz de decir adiós mientras aún duela e intentará darle una vuelta a todo con su consabido wibbly-wobbly timey wimey stuff. Por algo parece que el Doctor no cae en la ira cuando le ocurre a Bill lo que le ocurre, piensa que todavía lo puede solucionar, el problema es que es incapaz de admitir que la chica tenía razón, que se imaginaba lo que iba a pasar y que él es el culpable. No obstante, viajar con el Doctor nunca fue seguro, pero él fue quien le ofreció a Bill "tutorizarla". Dilemas, dilemas...
Y luego está la relación con el archienemigo, nuestro Amo, en el capítulo "multimaster". Hacía años que pensaba en la idea de que, igual que hay capítulos multidoctor, tuviéramos uno multimaster y ahora estamos viendo el inicio de uno. Es interesante ver cómo el Doctor ha terminado aceptando lo que decía Missy, que ellos eran "viejos amigos". El Doctor está dispuesto a perdonar todo lo malo que ha hecho el Amo, lo que deja a nuestro Señor del Tiempo en una franja bastante gris. ¿Está salvando a sus amigos? ¿Está haciendo justicia? ¿O ha caído en una trampa más? ¿Olvidamos todo lo malo que han hecho los otros The Master? ¿Eso es lo que pasa cuando eres la raza más civilizada? Y el final... hurm... Interesante.
Me ha gustado también la escena de la promesa con Bill, pero sobre todo por cómo el Doctor ha derribado el tema de los estereotipos y el género en un par de líneas. ¿Es el avance de una futura Doctora en la serie? Una pequeña perlita, igual que esa supuesta revelación: ¿es Doctor Who el auténtico nombre del Doctor?
Me ha gustado también la escena de la promesa con Bill, pero sobre todo por cómo el Doctor ha derribado el tema de los estereotipos y el género en un par de líneas. ¿Es el avance de una futura Doctora en la serie? Una pequeña perlita, igual que esa supuesta revelación: ¿es Doctor Who el auténtico nombre del Doctor?
No voy a mentir en cuanto a otro aspecto del capítulo: tenía mis reservas sobre el regreso de los cibermen mondasianos, es decir, los primeros cibermen y una de las amenazas del primer Doctor, con ese acento cerrado, esa "ropa" de andar por casa, ese papel platina y esa especie de calcetines en la cara. Debo decir que Rachel Talalay, la directora, tiene un gran talento a la hora de convertir a estos seres en criaturas terroríficas y que Moffat ha creado una atmósfera angustiosa con ese constante "PAIN. PAIN. PAIN", "KILL. ME. KILL. ME" o "DIE. ME. DIE. ME. DIE. ME". Básicamente, ves unos monstruos salidos de los '60 y te sientes en una película de terror en 2017. Y parte de ello lo consigue el compositor de la serie, Murray Gold, que nos recuerda el sonido de los tambores, pero no nos damos cuenta hasta que lo vemos una segunda vez. Hay ciertos ecos fúnebres que me recuerdan a la banda sonora de El resplandor y Gold nos deleita con ellos en una historia triste.
Todo ello nos conduce al regreso del dilema sobre los cibermen. ¿Cuánto queda de nosotros cuando nos convertimos en una máquina? ¿Aceptaríamos el éxodo con tal de sobrevivir? Y ahí está el personaje de Razor, dispuesto a hacernos comprender, como a Bill, lo que está por pasar. De la manera más triste posible.
En definitiva, World Enough and Time es un buen capítulo con sorpresas que más o menos funcionan y elementos terroríficos, pero me hubiera gustado ir directamente a The Doctor falls tras terminar este y no pasarme una semana en modo hype, para luego, tal vez, decepcionarme. Aún recuerdo la maravilla de Heaven Sent y lo poco que me gustó Hell Bent en la temporada anterior. Solo espero que mantengan el nivel o lo superen y nos llevemos respuesta a la gran pregunta: ¿el Doctor se marchará en el siguiente capítulo, con todas las heridas más abiertas que nunca, o en Navidad, quizás habiendo cerrado gran parte de su andadura como el rockero loco, gruñón y fascinante interpretado por Capaldi?
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El Doctor se enfrenta a una de sus mayores amenazas venidas del pasado: los cibermen mondasianos. Fuente. |