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Póster propagandístico de los monjes en The Lie of the Land. Fuente. |
El Doctor: La humanidad está condenada a no aprender nunca de sus errores.
Bill: Supongo que es parte de nuestro encanto.
El Doctor: No, en realidad es bastante molesto.
Bill: ¿Por qué nos soportas entonces?
El Doctor: Entre casi siete mil millones, hay alguien como tú. Esa es la razón por la que soporto al resto.
Extremis, The Pyramid at the End of the World y The Lie of the Land nos han ofrecido una trilogía bastante interesante dentro de la décima temporada de Doctor Who y que nos ha recordado, hasta cierto punto, a la estructura y el argumento de los magníficos Utopia, The Sound of Drums y The Last of the Time Lords (el final de la tercera temporada).
The Lie of the Land culmina, aparentemente, esta aventura y lo hace transportándonos al mundo totalitario creado por estos seres después de que el mundo les fuera entregados. Con una presentación a modo de vídeo de propaganda donde vemos cómo los monjes han guiado a los humanos desde sus inicios y cómo nos han protegido de daleks y similares, ¿qué conservamos como idea para desafiarles? Queda, por tanto, más que entendido que voy a soltar muchos spoilers, ¿no? Bien.
En un Reino Unido donde el fascismo de los monjes ha triunfado, manipulando la historia para convertirse en una falsa raza benévola que ha controlado los pasos de la humanidad, nos encontramos con una Bill que, como Martha en su día, debe hacer frente a este mundo gris, heredado de la fantástica novela 1984. Su esperanza está en regresar con el Doctor, pero ¿qué pasaría si nuestro Señor del Tiempo se hubiera pasado al bando de los malos?
Es una cuestión muy interesante, pero salvo por el juego de una escena, no pasa de ahí, aunque estaría interesante desarrollarla en el futuro: ¿qué ocurriría si el Doctor no estuviese de nuestro lado? Me parece fascinante, pero no deja de ser, en este capítulo, un juego más donde brilla la interpretación de Capaldi y donde más de uno se enfadará con las cambiantes reglas de la regeneración, porque se vende una cosa y se ofrece otra. Echo de menos que las historias del Doctor tengan serias repercusiones, consecuencias y que no todo se arregle con un reseteo, sin más.
La recta final del capítulo se me antoja interesante por cómo el poder de los monjes se erige sobre mentiras y sobre la imaginación de Bill. La respuesta de Missy, la versión femenina del Amo, es clara: Bill debe morir, pero el Doctor no está dispuesto a tal cosa ni los guionistas tampoco, ya que recrean varios de los finales que hemos visto en los últimos años, donde la esperanza de una mente pulcra como la que tiene Bill salva el mundo. Otra vez. Y ya no se siente tanto miedo como en el pasado ni sentimos que la serie nos cuente nada nuevo.
The Lie of the Land me ha complacido gratamente, pero no ha dejado ser una historia interesante cuando Doctor Who nos ha acostumbrado a otras sumamente sobresalientes. Seguiremos esperando para saber qué nos depara el tramo final de esta décima temporada.
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La "regeneración" del Doctor. Fuente. |