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Fuente. |
Me he pasado los últimos dos meses hablando de feminismo a chavales de más o menos dieciséis años. La idea de partida era enseñarles la poesía de Gloria Fuertes. Esta autora madrileña es maravillosa: poesía clara, poderosa, elegante y, a la vez, castiza, reivindicativa, viva y enérgica. ¡Me encanta! Pero... es poesía y es difícil, a veces, que los jóvenes la comprendan o se sientan identificados. Hay pocos lectores de poesía y, por desgracia, pesa demasiado todo este barullo de que la lírica y demás no es para la gente común ("¡es cursi! ¡Es ñoña!". Cursi y ñoña será tu cara, majo). ¡Y eso que estamos rodeados de poesía! ¡Metáforas! ¡Hipérboles! ¡Personificaciones! ¡Antítesis! "Es la gota que colmó el vaso". "Es más lento que un entierro de tortugas cojas". "Es de noche cerrada". "Huele a muerto". Oh, poesía del día a día... Sea como sea, tienes que conectar todo esto con sus intereses o cosas que puedan llegar a sentir cercanas y pensé en el feminismo, porque Fuertes era feminista y creo que es necesario.
Vivimos en una época donde mucha gente cree que ya no es necesario el feminismo, este movimiento, actitud, pensamiento o como quieran denominarlo. Que es algo pasado de moda. Como utilizar o no un sombrero. Triste. Incluso algunas personas han logrado meter ideas estúpidas en el debate, como que el feminismo busca la superioridad de la mujer o que es una ideología dañina. Hasta se introducen ideas extrañas a "favor", como que todo hombre debe sentirse mal por el hecho de ser un hombre. El feminismo, para mí, no va sobre eso. Va sobre, por ejemplo, reconocer a las mujeres que hemos dejado de lado, evitar comportamientos machistas (te voy a pagar menos por ser mujer o eres un estorbo porque te puedes quedar embarazada) o que un chaval no te responda "yo soy machista, porque me gusta tratar bien a las mujeres: pagarles la comida, dejarles pasar primero...". El machismo es dañino, es malo, es horrible, ¡no es bueno! ¡No! Se ha desorientado tanto todo esto, que un chaval llegó a decirme eso del "sano machismo" cuando le comencé a hablar del feminismo y comprendí lo necesario que es anclar la educación literaria a los valores. ¿De qué sirve enseñar si no?
Esta semana, por fin, se estrena Wonder Woman en los cines españoles (¿por qué les ha dado por retrasar todas las pelis este año). Parece que no viene a cuento en relación con la primera parte de esta entrada o lo que sea, pero la película ha funcionado tan bien en Estados Unidos y todo el mundo, tanto que no solo parece haber conseguido salvar el Universo DC en la gran pantalla, sino que ha demostrado que las heorínas pueden protagonizar grandes películas. Supuestamente, tras los fracasos de Catwoman y Elektra se había dejado de lado la idea de más superheroínas. El problema no era que estuviesen protagonizadas por mujeres, el problema es que eran malas películas. El mal era tener a una mujer, no una historia ridícula de villanos que parecen cortinas y rollos así. Ay... Por suerte, parece que Wonder Woman está cambiando todo esto y me alegro. En el horizonte tenemos a la extraordinaria Capitana Marvel también, ¡y me alegro! ¡Bien!
Recordemos, sin embargo, que se le retiró el papel de embajadora honorífico de la ONU que tuvo Wonder Woman, porque mucha gente la consideró machista... ¿Por? ¿Alguien ha leído sus historias? Se habló de su indumentaria y bien podría ser otro debate (tanta superheroína en bikini, como dicen algunos), aunque también hay que tener en cuenta si estamos introduciendo otra idea: que las mujeres deben vestir de cierta manera y ellas no pueden elegir como vestirse (lo que recuerda bastante al machismo). Otra cuestión es la sexualización, pero como he dicho, esa es otra cuestión.
Es hora de ir cambiando las cosas. Pensé que el machismo se estaba quedando en el pasado, pero es escuchar opiniones o ver actitudes y comprender que hay algo que va mal en esta sociedad. Debemos procurar que los jóvenes tengan modelos fuertes de mujeres igual que hay modelo fuertes de hombres, y lo mejor es si podemos llegar a tener modelos reales. La diversidad no es una enemiga, ¿sabéis?
No me gustaría saber que hay más gente que contesta a chavales con personajes femeninos fuertes con cosas como "tu protagonista femenina es muy marimacho, no va a vender. Lo sentimos". Eso me ocurrió con Devon y fue lo que me hizo pensar: reescribo la historia y transformo a esta chica en un guiñapo sin vida de los que tanto llaman la atención de cierto público o conservo a mi personaje tal y como lo pensé. Decidí conservarlo tal y como lo pensé. El mundo ya está lleno de demasiados malos ejemplos. Y hay gente que no se toma bien que tu chica tenga actitud o no deba estar enamorándose todo el rato del malote de turno. No me importa esa gente. No es mi público. Mi conciencia está tranquila en este punto, porque pienso lo mismo que Joss Whedon sobre esto.
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Wonder Woman a lo suyo. Fuente. |
Me he criado con figuras femeninas fuertes, seguramente, y, por eso, nunca he encontrado ningún problema en jugar a algún videojuego con un personaje femenino, decir que muchas chicas están entre mis personajes favoritos de cómics, libros... o no tener que tratar mal a otra persona por ser chica. No podía traicionar a Devon en este punto.
Hoy, se estrenan muchas películas de superhéroes y, aunque suele haber presencia femenina, bien me temo que en multitud de casos se limitan a nada. Por eso opino que este cambio es importante, que las chicas y chicas puedan tener modelos, figuras de acción de chicas, disfraces, actitudes... y si podemos hacer que la ficción cambie nuestro mundo, demostrará una vez más porque necesitamos a una superheroína. En este caso, Wonder Woman, pero también hay otras mujeres maravallosas como Gloria Fuertes y todas esas autoras que tenemos que recuperar (¿no faltan demasiadas en nuestros libros de texto? ¿Dónde está María de Zayas? ¿Y Josefina de la Torre?), además de las mujeres que nos rodean y se superan cada día, ya sea trabajando, criando a sus hijos, estudiando, escribiendo, cambiando el mundo..., aunque ese mundo no sea justo. Y ahí estamos nosotros para cambiarlo. Aquí hay superheroínas y las necesitamos. Hoy, necesitamos la maravilla, más que nunca.