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La lectura de It (Eso) nos transporta a los Barrens, el verano y las amistades que parecen solo posibles en los grandes libros de Stephen King. |
“Ellos
eran sus amigos y su madre se equivocaba: no eran malos amigos. «Tal vez
—pensó— no existen los buenos y los malos amigos; tal vez solo hay amigos,
gente que nos apoya cuando sufrimos y que nos ayuda a no sentirnos tan solos.
Tal vez siempre vale la pena sentir miedo por ellos, y esperanzas, y vivir por
ellos. Tal vez también valga la pena morir por ellos, si así debe ser. No hay
buenos amigos ni malos amigos, solo personas con las que uno quiere estar,
necesita estar; gente que ha construido su casa en nuestro corazón».
EDDIE, escrito por STEPHEN KING.
Es
interesante lo que me ha ocurrido leyendo It (Eso). No solo es una gran novela, sino
que también ha sido una experiencia, una obsesión, una de esas obras que te
filtran en la sangre como una especie de suero que te transforma.
Y
si me pongo menos incisivo, leer Eso (It) es como hacer amigos durante un
verano. Ver cómo los personajes se conocen, sus diferentes caracteres, saber lo
que piensan, estar tan bien perfilados… Los Perdedores se transforman pronto en
un espejo del lector.
Y
a medida que leía, no podía dejar de pensar que este verano lo recordaré como
aquel en que me hice amigo de Bill, Ben, Mike, Eddie, Richie, Bev o incluso
Stan. Los siete parecen existir a nuestro alrededor, aunque sea solo en el
papel y en nuestra imaginación.
Es
un curioso acto de magia, pero quizás cuando en el futuro mire para detrás y
alguien me gaste una broma, pensaré que tuve un amigo como Richie que las soltaba
sin pensar (bip, bip, Richie). Y si alguien me habla de un joven escritor,
pensaré en Bill. Y si una persona habla de un chaval bueno, regordete, pensaré
en Ben. Si alguien me habla de un chico que siempre se levanta, por mucho que
caiga, recordaré a Mike. Si alguien me habla de un hipocondríaco, me vendrá a
la cabeza la imagen de Eddie. Si musitan algo sobre un chico algo cobarde que
le encantan los pájaros, diré: ¿Stan? Y cada vez que vea una chica fuerte,
evocaré el pelo de fuego de Bev.
Son,
sin duda, buenos amigos que permanecen para siempre a nuestro lado.