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Escribir es atravesar puertas, mostrarlas, derrumbarlas, crearlas... Fuente. |
Nadie nos deja. Sí, es cierto
lo que decía Joe Hill en Nos4a2: «Todos a quienes has perdido
siguen contigo, así que es posible que nunca pierdas a nadie del todo». Es
cierto. Y a medida que el tiempo pasa, te das cuenta aún más de esta realidad.
Hay personas en tu vida que sobreviven como recuerdos, emociones, sensaciones,
palabras, frases, gestos… Y, al final, todo
lo que haces sin darte cuenta puede que sea algo que alguien evoque sobre ti
cuando ya no estés.
Desde que escribí Hollow Hallows, me prometí que tardaría
en volver a centrarme en una temática tan oscura y deprimente como la que toqué
en aquella obra que, en el fondo, iba en
realidad sobre el duelo entre el arte, los sueños, la fantasía y la realidad. Con
el tiempo, sigo contento por lo que descubrí con esa novela, pero me acerqué a una fantasía algo más optimista durante
la corrección y publicación de DevonCrawford y los Guardianes del Infinito, de la que estoy realmente orgulloso
y me encantó crear. A la vez, mezclaba el pesimismo
y el optimismo en M is for Magic,
ese proyecto del que os he hablado alguna vez y que espero concluir algún día,
ya que siempre me han apasionado esos personajes.
Pensaréis que es una tontería,
pero los estados de ánimo de mis personajes suelen marcarme. Hace poco,
recuerdo que estuve un poco enfadado y, pensándolo, todo se debía al
comportamiento de algunos de mis personajes mientras reescribía algún fragmento
de La Historia. Nunca había pensado
de un modo tan directo en cómo me influía lo que pasaba en mi ficción, en algo
que sé que nunca ha pasado, pero… Ahí está.
Ahora, una nueva idea ha
surgido (y a saber si se cumplirá, pero…), entra en los terrenos de la frase de
Joe Hill. ¿Cuándo nos abandonan
aquellos seres a los que queremos? ¿Nos dejan alguna vez? ¿Qué significa
realmente la muerte? ¿Qué es estar bajo el influjo de Tánatos y otras fuerzas
que desconocemos? ¿Existe el miedo o la calma en esa mentira que es la vida, en
ese velo de esperanzas que jamás menguan? Y aunque creo que la respuesta que dé
a esas preguntas nunca será clara (ni será tan oscura como Hollow Hallows), sí creo que se acercará al aire trágico de los
personajes de La Historia (no
publicada) y se centrará en todo lo que
he vivido, leído e imaginado últimamente. Es ambiciosa, quiero retratar
varios períodos de tiempo y de la vida de diversos personajes: niñez,
adolescencia, vida adulta… y lo que significa que toda tu vida se mezcle con la
fantasía. Y me he autoimpuesto mis propios retos sobre ello. No quiero escribir una historia más,
quiero que me exija desafiarme.
No creo que sea una novela
que publique dentro de un año. Ni de dos. Ni de tres. Considero que será un
proyecto largo, muy largo y que, quizás, me quedé yo. Pensaréis que no tiene
sentido crear algo si no lo compartes y una sonrisa triste podría nacer en mi
rostro. Últimamente, siento el placer culpable de no querer (o tener) que
compartir todo lo que hago, pienso o digo, más allá de ambiguas entradas que os
dejo de vez en cuando. No obstante, no me pagan por fardar (ni por escribir,
pero…), siento que no me gustaría que mañana, quien me tenga que recordar (si
hubiera alguien), solo lo haga como una suma de opiniones vacuas en Internet, en
redes sociales y demás. Quiero escribir y eso es lo que me mueve en este punto,
cuando todo se derrama en lágrimas de incertidumbre.
No sé aún cuál sería su
género (¿terror? ¿Aventuras? ¿Fantasía?), lo que sí sé es que uno de los temas
principales es la muerte… y la vida, con sus cambios, con sus hechos
extraordinarios, con su fantasía ante nuestros propios ojos. Y también sé que
ya era hora de que una de mis novelas transcurra en Tenerife.
Y, al final, sí, es cierto,
nunca pierdes del todo a nadie.