Salid, salid, oscuros, de donde sea que estéis

Creedme, he intentado poner un pie de foto original a esta imagen, pero es mejor que directamente leáis la entrada y quizás luego la entendáis en su concepto. O no. No me pagan por esto. Imagen de dominio público.

¿Dónde están los oscuros? Suena a pregunta estúpida, tanto que no descarto que algún personaje la utilice en la próxima historia solo para reírme a su costa, pero como persona que vivió los ’90 y los 2000, recuerdo que, cuando era un chaval (más aún), veía a docenas y docenas de emos, punks, rockeros, góticos y demás por la calle.

No es que me relacionase con ellos (aún recuerdo aquel test donde salí como inadaptado social, ¡gracias clases de Psicología de bachiller!), pero me gustaba su estilo y en una isla donde la mayoría de la gente va con gorritas y pose de delincuente de poca monta («vestidos como niñitos», decía un amigo), encontrar a alguien capaz de ir de negro sin que le importen lo que digan los de las gorritas, pues casi que era algo loable. No, no quiero decir que tu ropa te haga una cosa u otra, pero la actitud puede.

Y sí, escucho mucha de su música, heredada de mi época de adolescente perdido y siempre deambulo por aquellos pasajes de mi memoria. Y cuando miro a mi alrededor, sin esperar distraerme con los oropeles del pasado, me percato de que ellos no están, ya se han ido, han volado, se han convertido, como cera maleable que se funde, como la nada.




Todo esto viene de lejos. Era un enano de cinco años cuando le decía a otros niños que el rotulador negro era el rey de los colores porque era capaz de destruir los demás (inadaptado social, ya sabéis). Me encantaba el color negro. Y fruto del visionado de películas (El Cuervo, Pesadilla antes de Navidad), de escuchar sin parar cierto tipo de música (My Chemical Romance, Nirvana, Disturbed, The Cure…) y gustarme algunos libros y cómics (la obra de Poe), siempre la temática más oscura me ha llamado más que otras, en diferentes disciplinas artísticas y movimientos (no solo gótico, pon también grunge, puro rock y demás). Confieso que de vez en cuando (muy de vez en cuando, para ser sinceros) necesito algo más optimista, pero dadme a mí tragedias, historias de terror y dramas insondables. Seré, irónicamente, feliz. Y esos tres temas (tragedia, terror, drama) suelen aparecer en demasía en culturas «oscuras» como góticos y similares. Relacionaba ambos. Quizás es mi cerebro, que hace cortocircuito (¡zas!) y no puede más salvo ponerse a escribir.

Eso sí, que quede claro, ya que esto siempre deriva a lo que escribo, no pienso que los oscuros sean mis lectores (¡me encantaría!) ni creo que escriba para ellos (¡no sé para quién escribo!), pero me sentía a gusto a su alrededor. Y aún me sale una sonrisa si veo alguno desperdigado, incluso aunque sea por Internet o en una charla en un instituto.

Que conste que no estáis hablando con el Lord Tenebroso Oscuro Príncipe de los Reyes de la Noche Eterna (ja, ja). No voy siempre de negro ni me considero perteneciente a ninguna de estas tribus urbanas… pero había una escena ahí fuera. ¡Una escena, un momento, una clave! Y docenas de grupos con temáticas y formas oscuras, letras dramáticas y conciertos donde la muerte aparecía una y otra vez. No tenías por qué ver a los mismos chavales siempre, con sus caras aburridas y sus problemas habituales; podías encontrar lo mismo, pero sepultados por una capa de maquillaje, sombras (ropas negras) y una actitud. Y esos temas me fascinan desde que era un renacuajo y es sobre lo que escribía. Utilizaba a muchos de esos grupos, películas y demás como combustible para mis primeras historias. Escribía tragedias, sin saberlo, porque era lo que me complacía.
Y, de repente, todo se desvaneció.


En aquellas calles donde podías tener un sol amargo de justicia, podías ver antaño grupos de personas vestidas de negro… luego desaparecieron. Aquella tienda de ropa heavy cerró en un abrir y cerrar de ojos. Nadie lleva ya camisas de grupos como Los Ramones y sabes que los han escuchado. Alguien lleva una camiseta de Disturbed y piensas si realmente les gusta algo más que el Down with the sickness. Nadie parece leer ya a Edgar Allan Poe. Nadie parece saber la verdad tras hacerse los ojos a lo Siouxsie and the Banshees. Nadie escucha ya The Black Parade. Y todo lo que me gustaba se convierte en meros recuerdos, pero ¿no es eso crecer? Al fin y al cabo, tampoco que te guste lo que me gusta a mí te hará mejor o peor persona.

¿Y si desaparecieron de verdad? Quizás fueron tantos oscuros que su «rebeldía» se convirtió en estadística y, buscando luchar contra eso, se volvieron aún más inconformistas y mudaron a otras tribus o se transformaron en (música de terror, por favor)… ¡Gente normal! ¡Bu!
O vinieron los alienígenas y se los llevaron a todos, ¿por qué no?

¿Hay menos oscuros o me he vuelto más escéptico? No soy optimista, nunca lo he sido (ahí, ahí, la venita oscura salpicando a todos tras ser cortada con una buena navaja), y ya en su auge, cuando conocía a alguno de aquellos chavales, acababa pensando que muchos eran una pose y poco más. Sí, sí, lleva tu camiseta de moda y péinate de cierta manera, pero no eres lo que finges ser. ¿Y qué somos, al fin y al cabo (si me pongo filosófico)? Al final, la mayoría de los que veía eran adolescentes buscando una personalidad como podían… con lo que eso conlleva. ¿Una camiseta de un grupo que no conoces? ¿Decir que les gusta una película que no han visto? ¿Una actitud precocinada? ¿Por qué no? Puede que, al término de todas las cosas, me haya vuelto tan escéptico que soy incapaz de ver a alguno de verdad. Solo veo niebla y no sombras.


¿O son movimientos que, sin morir, resucitan cada diez años? La historia es cíclica en muchos sentidos. Quizás, cuando llegue 2017 o 2018, me vuelvo a encontrar con todos esos chavales. O bueno, las nuevas generaciones de esos chavales. Todo puede que esté por renacer y volvamos a ese pesimismo, a esa oscuridad, aunque sea solo una mentira que nos decimos tanto que se transforma en una verdad.

No sé dónde veré a los oscuros (¿necesitas luz para ello?), porque las ciudades (como bestias de metal que viven) cambian. Hace poco, fruto del aburrimiento, me dio por deambular esos lugares que habitaban antaño (castillos abandonados, cementerios y… no, es broma)… Y no vi ninguno. No seré catastrofista (no más de lo habitual); los lugares de quedada también cambian y yo ya no soy un adolescente (¡ayer me echaron treinta años! ¡Treinta! ¡Tengo cinco menos!). Eso sí, siempre he considerado que tiene un gran valor ser gótico en una ciudad donde suelen haber treinta grados centígrados de temperatura.

¿Y si el que ha cambiado he sido yo? ¿Y si el problema está conmigo? ¿Y si me engañaba lo suficiente como para creer que veía una cosa que nunca existió? ¿Y si solo me concentré en banales imágenes que no eran una auténtica estadística? ¿Y si estoy condenado desde siempre a terminar haciendo este post con preguntas estilo Philip K. Dick sobre mí mismo? No, no descarto que sea un robot o me implantase recuerdos de otra persona, como en la obra de este escritor, aunque sé que hay un pensamiento bastante débil y frágil en mi mente y sé que, en realidad, es más una intuición que una confirmación.


Salid, salid, oscuros, de donde sea que estéis.

¿Quieres reseñar la Saga Devon Crawford?

¿Quieres reseñar la Saga Devon Crawford?
Envía un correo a sagadevoncrawford@gmail.com y nos pondremos en contacto contigo

Mis críticas

Mis críticas
Pincha para leer y comentar mis críticas de libros, cómics, películas y series

Seguidores

Mis críticas

Mis críticas
Pincha para leer y comentar mis críticas de libros, cómics, películas y series

Sobre el blog

Los textos pertenecen a Carlos J. Eguren salvo cita expresa de los autores (frases de libros, comentarios de artistas...), siempre identificados en el post. El diseño de la imagen de portada pertenece a Elsbeth Silsby.

Si deseas compartir un texto, ponte en contacto con nosotros para hablarlo. Si quieres citar un fragmento, incluye la autoría.

Muchas gracias.

Carlos J. Eguren. Con la tecnología de Blogger.