![]() |
Saludad al gif que no os dejará dormir en paz esta noche. Fuente. |
Es como una leyenda
urbana: nadie sabe exactamente cómo fue, pero todo el mundo conoce a alguien
que la sufrió de primera mano (un amigo de un amigo, el primo de un conocido…),
solo que, en este caso, esa «supuesta ficción» la vivimos (o la padecimos) en
nuestras propias carnes. Y, ¿en qué se asemeja realmente a una leyenda urbana?
En que no hay excesivos datos
disponibles sobre este suceso y todo se basa en conjeturas y suposiciones, en
vagos recuerdos y miedos infantiles.
![]() |
Pennywise, el tipo más simpático y educado con el que te encontrarás hoy... si vives en un maldito universo habitado por psicópatas. Fuente. |
La historia es la
siguiente: en los ’90 (seguramente a comienzos o mediados), un canal de
televisión (fue cuando llegaron las cadenas privadas a España) emitió en
horario infantil (cuando este no existía), ya fuera de mañana o tarde (algunas
personas piensan que fue en una u otra sesión), la película en dos partes para
televisión de Eso (It), basada en la
famosa novela de Stephen King. Si
bien muchos hemos comentado que esta novela no es solo sobre terror, sino que
trata de muchos temas más (la vida, la nostalgia, los amigos…), su contenido «perturbador» está ahí y
podríamos resumirlo en que Eso causó que la mayoría de mi generación odiase a
los payasos (¿y quién no les tiene cierto grado de -por llamarlo de alguna manera- antipatía?).
No obstante, como si
fuéramos los Perdedores de Derry dándose cuenta de que varios hechos extraños que
han sufrido se unen entre sí (el payaso leproso, la momia, el asesino de George…), muchos amigos y conocidos me
han contado ese hecho común que, al ser guardado hasta ese instante, parece
ignorarse, como casi por vergüenza de decirlo en alto y es que el hecho de que
les provoque cierto pavor los payasos está en haber visto Eso. Y cuando les he comentado si la vieron de críos, me han dicho
que sí. Y recuerdan secuencias, momentos… Y tenemos aproximadamente la misma
edad. Y nos acordamos de que la vimos de críos, en un horario que no nos
correspondía, fruto de un programador televisivo que no se daba cuenta y se
dijo: «telefilme de niños, a esta hora va bien» o con aire más perverso agregó:
«vamos a traumatizar a todos estos pequeños mierdecillas». Algo así tuvo que
suceder.
![]() |
¿Puede esta imagen haberte traumatizado de este crío? O, mejor dicho, ¿puede esta imagen no traumatizarte ahora? Fuente. |
Es interesante, porque si
esto lo lee alguien más joven seguramente piense que es complicado que se emita
algo así en abierto (y es interesante pensar que es más fácil emitir un poco de
vísceras y entrañas en esos programas de cotilleo absurdo y demás). Además, en
ese momento, tampoco es que hubiera muchas opciones de ocio como estar todo el
rato en Internet, el ordenador o videoconsolas (a menos en mi caso). Como
decía, era la época del surgimiento de las privadas y parecía que todo era
posible. Mientras que hoy puedes verte una película o una serie por otras vías,
si eras un crío de los ochenta o los noventa, te tragabas todo lo que daban y esperabas que los fines de semana (o
las vacaciones de verano) pusieran los dibujos animados y las series que se
suponían que debías ver y te debían gustar, aunque en ocasiones decidiesen
jugar con tus nervios y ponerte cosas como El
Club de Medianoche o Pesadillas.
De ahí, que la idea de que se pusiera Eso
en la tele no me parezca tan descabellada.
Eso
sigue siendo un gran libro, cuya lectura recomiendo a todo aquel que desee
embarcarse en un gran viaje, pero la huella de la película de los noventa
parece estar vgente, ahí, incluso cuando el remake
ya flota como el barquito del pequeño Georgie
por la corriente de agua de la lluvia, directo a una alcantarilla donde aguarda
el monstruo.
![]() |
En realidad, es interesante pensar que esto es lo que nos ha hecho el libro y la película a todos nosotros, pobres lectores y espectadores de los '90. Fuente. |
Es curioso pensar cómo la ficción y el terror han marcado a toda una generación, aunque no tengamos pruebas de ello, como si solo fuese una suposición sobre una suposición o un invento sobre un invento, pero esos miedos compartidos bien recuerdan a los de Billy, Ben, Bev, Stan, Ritchie, Eddie y el resto de personajes atormentados por esa figura diabólica, acompañado de un par de globos y de una sombra de un horror sin nombre. Y no sabemos nada a ciencia cierta, pero ¿querríamos saber acaso que el payaso Pennywise lleva tanto tiempo vigilándonos y esperando? Sumemos un granito a la leyenda con esta entrada.