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Imagen de dominio público. |
Era un ordenador nuevo y sabía que iba a pasar.
“Los peces de la orbunciazipn sodn c iumo kfj…”
Si dejaba de mirar el teclado, sus dedos empezaban a vacilar y a escribir mal. De aquel artilugio salían palabras impronunciables.
La historia primigenia: dedos torpes, teclados difíciles. El duelo del siglo.
“Esos peces dpm vpnocudis cono Primig3nios i”
Le dieron ganas de arrancarse los dedos a mordiscos.
No lo consiguió.
¿Por qué?
Básicamente, porque fue entonces cuando los demonios de mil dimensiones arrasaron la Tierra hasta convertirla en un montón de ceniza en el universo. Sí, ya lo sé, sonará raro, pero es bastante común: al fin, un ser de las tinieblas había conseguido a un mortal que escribiese el viejo hechizo.
Desde entonces, se extiende esa maldición por todos los universos conocidos y por conocer. ¿Por qué? Porque los seres de otros universos tienen hambre. Buscan nuevas presas.
Así que ten cuidado. ¿Quién sabe? Pronto podrías ser tú quien conjurase a mil demonios…
Si no lo has hecho ya.