Crítica de X-Men: Primera Generación de Matthew Vaughn (2011)

Años ´60. Entre nosotros, ocultos, existen seres diferentes, personas con poderes. Erik Lehnsherr (Michael Fassbender) es un judío que pasó su niñez en un campo de concentración de la Alemania Nazi. Ahora, busca al científico nazi que experimento con él, Sebastian Shaw (Kevin Bacon). Mientras Erik busca darle caza, descubre que hay más personas con poderes: los mutantes, ¿el siguiente paso en la evolución del ser humano? Erik piensa que el homo superior es mejor que los homo sapiens y que estos deberían ser erradicados, pero el profesor Charles Xavier (James McAvoy) defiende la coexistencia pacífica e intentará educar a una nueva generación de jóvenes mutantes para que controlen sus poderes. Pero ¿y si hay una amenaza en la sombra dispuesta a hacer que estalle la Tercera Guerra Mundial?
Críticas de cine:
“X-Men: Primera Generación”
de Matthew Vaughn (2011)
Póster de X-Men: First Class. Fuente.
“Somos los hijos del átomo”
SEBASTIAN SHAW
A principios de la pasada década, el estreno en los cines de “X-Men” de Bryan Singer fue el bombazo que, en gran parte,  popularizó de nuevo el cine de superhéroes. Su secuela supondría para muchos fans la mejor película de héroes con poderes nunca vista por aquel entonces. La tercera parte y el spin-off “X-Men Orígenes: Lobezno” bajaron bastante el listón, decepcionando a algunos aficionados de los tebeos y del público en general. Ayer, se estrenó “X-Men: Primera Generación” que narra los comienzos del sueño de Charles Xavier por un mundo que supusiera la paz entre los mutantes y la humanidad además de su problemática amistad con Erik Lehnsherr. ¿Ha levantado la cabeza la franquicia o se ha seguido hundiendo? Por suerte para los espectadores, “X-Men: Primera Generación” estamos ante la mejor película de la saga.


El director Matthew Vaughn lo ha conseguido: dar un giro de timón y levantar la Franquicia. El realizador de “Layer Cake”, “Stardust” y “Kick-Ass” ha logrado emocionarnos de nuevo con estos personajes. Pese a que algunos desenfoques pueden ser mareantes o sintamos que la batalla coreografiada de Rondador Nocturno en “X-Men 2” era más sorprende que la de su padre Azazel en esta, la historia está narrada visualmente con fluidez consiguiendo momentos de tensión y casi ninguno de aburrimiento. Eso sí, atentos a esos planos tan cómic, tan de serie de los ´70 como son los del entrenamiento de mutantes, que, por cierto, es una de las mejores escenas.
Hay un dilema y es que puede que a todos los seguidores de los cómics no les guste. ¿Por qué? Porque se toma bastantes libertades con algunos personajes y no adapta ningún tebeo en general, además de que esta no es realmente la primera “Patrulla X” (o X-Men) de los cómics. Por suerte, no se olvida quiénes son la mayoría de los personajes: Magneto es esa mezcla de antihéroe y villano, inspirado vagamente en Malcom X, de esas historietas que tanto hemos disfrutados o Charles Xavier ese hombre condenado a convertirse en el mesías de una nueva raza, inspirado levemente en Martin Luther King.
Primera Generación, el nuevo inicio de nuestros mutantes favoritos. Fuente.
Así, si un fan ve la película sabiendo que está viendo una adaptación no se sentirá defraudado, puesto que ningún personaje es vejado (es decir, no ocurre lo que pasó con el personaje de Masacre el Mercenario Bocazas en “X-Men Orígenes: Lobezno). Es más, nos alegramos de varios detalles que nos hacen saber que tantos los guionistas (Ashley Miller, Zack Stentz, Jane Goldman- usual colaboradora del realizador), como el director (Matthew Vaughn, que también estuvo involucrado en el libreto) o el productor Bryan Singer (quien iba a dirigirla en un principio, como las dos primeras de la Franquicia) han rendido homenaje al cómic creado por Stan Lee y Jack Kirby, que desde el principio fue una metáfora de la situación de discriminación de algunas minorías en Estados Unidos.
Gracias todo ello al guion, una historia que se toma en serio al público (hay pocos momentos cómicos, aunque conseguidos, y ninguno bochornoso- véase al Spiderman “malote” por bailar por la calle en Spiderman 3 de Sam Raimi).Toma una época agitada, los años ´60, caracterizados por la guerra fría y los movimientos sociales y consigue gran parte de la credibilidad (hasta que acaba jugando con la propia Historia para crear una especie de “¿Y si…?”). La Historia cambia, se transforma en una distopía, pero para que disfrutemos de la cinta. Una solución que nos recuerda un poco a lo que ocurre en el tebeo Watchmen, que también tiene como telón  de fondo la Guerra Fría.
Con ese espectacular telón de fondo que es la guerra fría (con la Crisis de los Misiles Cubanos de 1962 como mayor exponente), la película ya gana un poco la partida a la hora de gustarnos, porque los años ´60 también fue la década en la que vio la luz el primer tebeo de los “X-Men”.
El guion nos transporta así a una película de aventuras (que nos recuerdan, ligeramente, a las películas de James Bond), pero no un disfrute descerebrado, sino que también nos hace pensar: ¿cambiaríamos lo que somos con tal de que nos aceptarán? ¿Lucharíamos contra aquellos que nos odian? ¿Quiénes somos en realidad?...
Contra pronóstico, la película no tiene tantos errores de continuidad como cabía esperar. Si bien, hay algunos huecos que deberán ser rellenados con secuelas. Por ejemplo, ¿cómo Magneto y Xavier seguían siendo camaradas al inicio de “X-Men 3: La decisión final”? O ¿quién es la Emma Frost adolescente de “X-Men Orígenes: Lobezno”, que transcurre en los ´80, cuando en los ´60 ya era una mujer adulta (¿una ilusión?)? ¿Alex Summers es, en las películas, el padre o el hermano de Cíclope?... Entre otros. Aún así, no acaba de ser un “reboot”, un relanzamiento de toda la Franquicia Mutante que cambie lo que hemos visto en las cintas anteriores.
Homenaje al Magneto clásico. Fuente.
“X-Men: Primera Generación” no es una película perfecta, tiene algunas incoherencias (muchas de ellas relacionadas con Emma Frost, curiosamente). Algunos de ellos son: la música aporta poco (salvando algún tema que recuerda al Agente 007 o algún toque que nos evoca a las dos películas de Singer- que a su vez tomaba como referencia el tema de la serie de dibujos de los ´90-), los efectos especiales (algunos se podrían haber mejorado un poco más, dado el presupuesto, aunque otros nos dejan con la boca abierta) y se podría haber sacado más partido a varios personajes (la última aparición de Darwin -Edi Gateghi, Laurent en “La Saga Crepúsculo” - ¿última, en serio?-, el agente de la CIA encarnado por Oliver Platt, Azazel o Riptide, que si bien, nos dan buenas escenas de acción, en el caso de uno de ellos, ni siquiera nos da una frase)… No obstante, es una buena película, entretenida, y que consigue levantar un poco más el género de superhéroes como esas joyas que son “El Caballero Oscuro” de Christopher Nolan o “Watchmen” de Zack Snyder.
Quizás, la película alcanza cotas tan altas en el género no sólo por el realismo, sino también porque Matthew Vaughn y Bryan Singer saben conseguir que la Fox tienda la mano y les permita jugar más libremente. Me refiero a que está no es una película para un público infantil (véase cómo Magneto tortura a los nazis huidos). Pese a ello, sigue habiendo sangre la justa (aunque más que en “X-Men Orígenes: Lobezno”, donde la falta de sangre era vergonzosa, no tanto como elemento gore, sino simplemente narrativo: se hería alguien y no sangraba). Puede que lo mejor sea que no hay del todo un final feliz, se nota que habrá malos tiempos en adelante y que puede que Xavier se arrepienta de su decisión.
Como era de esperar, la cinta tiene varios cameos tanto para los fans de los tebeos como aquellos que conocen a los mutantes sólo por las películas. ADVERTENCIA: Si quieres sorprenderte en el cine con ellos, no sigas leyendo este párrafo y vete al siguiente, si no, sigue leyendo para descubrir algunos de ellos. Tenemos a Stryker (el padre el villano que “creará” a Lobezno y que aparece en la segunda película, inspirado en el personaje de la novela gráfica “Dios ama, el hombre mata”), Ororo / Tormenta de niña (que aparece mientras Xavier busca a los mutantes), la referencia al tebeo “Los hijos del átomo”, la aparición del canadiense Lobezno (interpretado de nuevo por Hugh Jackman, que, con unos segundos, me parece más Lobezno que en su spin-off: ese puro, esa chulería, esa forma de mirar de tipo duro…), Rebbeca Romijn Stamos interpreta de nuevo a Mística en un pequeño momento, los uniformes nos recuerdan a los tebeos originales (por ejemplo, el de Banshee), Xavier dice (borracho) uno de sus monólogos de los prólogos de las anteriores películas, el origen de Cerebro (la máquina busca mutantes) o el avión BlackbirdQuizás, estos cameos o guiños llegan a su punto más alto cuando vemos a Magneto vistiendo con unas ropas y un casco muy parecido al de los tebeos. Eso sí: se echa en falta el cameo del creador de cómics e imagen de Marvel Comics Stan Lee (no pudo rodarlo porque la película se hizo lejos de donde está el gran “The Man”).

La primera clase de Xavier. Fuente.
No podemos olvidarnos del reparto. En él, hay dos grandes actores que interpretan a dos geniales personajes. Si bien cualquier aficionado podía temer que nuevos intérpretes estropeasen el excelente trabajo que Patrick Stewart e Ian McKellen con los papeles Xavier y Magneto respectivamente en la trilogía, aquí sabemos que eran temores sin fundamento. James McCavoy es un convincente Xavier antes de un accidente que le cambiará la vida y Michael Fissbander ha demostrado ser un actor al que hay que seguir bastante de cerca: su Magneto es magnífico, a la altura del de Ian McKellen. Además, el viaje de Magneto hacia las sombras (si es que realmente alguna vez no estuvo en ellas) considero que está bastante bien desarrollado (no es un cambio de una escena a otra, es alguien atormentado, muy, muy atormentado).
Los secundarios tampoco lo hacen nada mal. Tenemos a un Jennifer Lawrence (nominada al Oscar por “Winter´s bone”), una joven actriz, que interpreta a una Mística sensual, que teme lo que es  y terminará admitiendo su verdadera condición. En paralelo, está Nicholas Hoult como Hank McCoy al que se une más con Mística (y da nuevo significado a algunas escenas de la tercera parte donde Bestia y él son relacionados). Entre estos X-Men, también tenemos a uno de esos actores “roba escenas” que por su componente cómico, pero su esfuerzo, nos recuerda al personaje de los tebeos: Sean Cassidy / Banshee con un estupendo Caleb Landry Jones. Otros que no lo hacen mal son Lucas Till como Alex Summer, hermano mayor (¿o aquí padre?) de Cíclope y Zoë Kravitz (hija del cantante Lenny Kravitz) como la sombría Angel Salvadore.
En el bando de los malos, Kevin Bacon hace otro de sus geniales papeles como maquiavélico líder en la sombra. Sobre su plan, nos preguntamos ¿cómo protegería a los mutantes de la destrucción no directa que causasen las armas atómicas, en bunkers? O ¿no podía conseguir esa Guerra Mundial de una manera más simple que creando la Crisis de los Misiles, necesitaba manipular realmente la opinión pública de los humanos? ¿No podría haberse transportado Azazel y darle directamente al botón que lance una bomba atómica? ¿No? Cada uno puede responder a estas cuestiones como quiera, yo me quedo con lo visto en la película, que lo he disfrutado bastante.
Quizás sus secundarios Azazel (Jason Flemyng, colaborador habitual del director) y Riptide (Álex González) se habrían podido aprovechar más (no tanto por el uso de sus poderes, sino más bien por su personalidad). En cuanto a January Jones de la serie “Mad Men” como Emma Frost, refleja más el lado frío  de su personaje de los tebeos y no lo hace nada mal. No obstante, con Emma tenemos algunas incoherencias: ¿no escuchó los pensamientos de Moira cuando estaba escondida en el Club Fuego Infernal? ¿Por qué esperó en la prisión cuando podría haber escapado? Al convertirse en diamante, ¿no puede hacer frente al metal?...
Lo bueno de estos malos (qué irónico suena) es que recuperan a las almas atormentadas, el científico loco, el nazi y el soviético como grandes enemigos. ¿Hay peores villanos en el cine que estos? Pocos.
Sobre otros apartados, las localizaciones son buenas, las imágenes de archivo quedan bastante bien, aunque la música (pese a estar en los créditos ese “Love, love” de Take That) y los efectos especiales podrían haber sido mejores, aunque lo que importa sea, en realidad, la historia.
En definitiva, una buena película, gran cinta sobre superhéroes, que disfrutarán los espectadores y todos aquellos fans que consigan ir al cine con la mente un poco abierta.
Es hora de decidir tu camino: ¿protegerás o destruirás a aquellos que te odian?

“Ahora me llamo Magneto”
ERIK LEHNSERR / MAGNETO

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