“Erase una vez, una niña llamada Hanna. La pequeña fue criada por su padre, Erik, como una asesina. Un día, su padre le da la oportunidad de vengarse de la mujer que mató a su madre. Hanna no perderá esta ocasión. Y esto es la realidad, no es un cuento de hadas”.
Críticas de cine:
Hanna de Joe Wright (2011)
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| Pósteres de Hanna. |
“Por poco te alcanzo el corazón”
HANNA
Hanna es una película de difícil clasificación: ¿cine de suspense? ¿Película de acción? ¿Cuento de hadas? ¿Una historia sobre la violencia? ¿Una especie de western moderno? ¿Y si es una mezcla de todo eso? Cada espectador debe sacar su propia opinión después de verla.
En la dirección de Hanna tenemos a Joe Wright, realizador de Expiación. Firma varias escenas con mucho ritmo y, por ejemplo, en la huida del centro de esa especie de CIA que entrenó al padre de Hanna, consigue transmitirnos la confusión y la tensión. Eso sí, a veces cae en el truco fácil de la cámara en mano o el desenfoque (en algunos casos molestos), aunque no se pasa en ellos. Wright consigue con su forma de rodar un efecto abrumador y, en la mayoría del metraje, cercano a lo frenético.
En cuanto al guión, que corre a cargo de Seth Lochhead y David Farr, Hanna es un macabro cuento moderno de hadas. Tenemos a la bruja malvada (Cate Blanchett), una familia que podría ayudar a la niña (el matrimonio encarnado por Jason Flemyng y Olivia Williams) y la joven princesa o niña huérfana que se busca a sí misma (haciendo un “viaje del héroe” algo diferente). Incluso se hace referencia a los cuentos de los hermanos Grimm, aparece un personaje con este nombre y el final, el climax, tiene lugar en un parque temático con la casa de dulces de Hansel y Gretel o, incluso, la peligrosa boca del lobo feroz.
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| Fotograma de Hanna. Fuente. |
El personaje de Hanna es una especie de Hit Girl de Kick Ass, aunque desde una óptica más “realista”, y cuyo viaje se mezcla por la crueldad y la venganza (que nos recuerda a la Novia de Kill Bill de Tarantino). Hanna no es una mala película, pero es un cóctel desequilibrado que sin dejar un mal sabor, no es único.
Sin embargo, hay momentos donde falla el ritmo, donde no nos terminamos de creer el origen de Hanna, esos tópicos (una España rodada en Marruecos con, por supuesto, flamenco… En este país no hay otra cosa), una agencia de inteligencia que le falta bastante de esta, en el que los personajes de Jason Flemyng y Olivia Williams (Sebastian y Rachel) parecen una mera comparsa, donde tenemos que luchar por creernos esta extraña historia con momentos algo vergonzosos, por qué es perseguida Hanna o por qué el personaje de Blanchet, Marisa, envía a los secuaces que envía son tan... "especiales".
Uno de los puntos fuertes de la película es el reparto. Saoirse Ronan, quien ya trabajó anteriormente con el director, protagoniza la película. ¿Qué decir de esta joven actriz? Otra muestra estupenda de su talento que hemos visto en cintas como The Lovely Bones o Camino a la libertad, entre otras. Los coprotagonistas son una fría y "malísima" Cate Blanchett, a la que hemos visto como Galadriel en El Señor de los Anillos y un duro Eric Bana, al que hemos visto en películas como Munich o Troya.
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| Hanna preparada para matar. Fuente. |
Entre actores del reparto, que cumplen bastante bien, está Tom Hollander encarnando a un escalofriante asesino (Isaacs), Jason Flemyng, secundario al que hemos visto en varias películas de Guy Ritchie y Matthew Vaughn, entre ellas la reciente “X-Men: Primera Generación”, y su esposa yupi en la ficción, Olivia Williams (a quien hemos visto en El escritor de Polanski). Quizás, el problema es que son una familia que, aunque creíble, se ve sometida a varios clichés. También tenemos a un horrible y repulsivo asesino encarnado por Tom Hollander.
Otro punto destacable es la música, en parte por el grupo The Chemical Brothers, que consigue el suficiente dinamismo y fuerza para cada escena, dejando algún momento imborrable (como el silbido del psicópata Isaacs que persiguen a la niña).
En definitiva, Hanna es, más que una atípica película de acción, un cuento de hadas moderno, con una terrible moraleja: alguien criado en el odio, ¿puede huir de él, de la violencia? ¿Puede?
“¿Y tú en qué crees, Hanna? No crees en nada”
RACHEL
