El daño que nos han hecho los frikis

 
Nerd alert! Fuente.

Me he pasado la noche ordenado una pila de cómics y un par de libros de “El Señor de los Anillos”. Luego, he ido a ver si las pelis de “Star Wars” las tenía donde debían estar (estaban) y he recogido la cabeza zombi que tengo en mi habitación. Supongo que alguien podría pensar: “Qué friki”. Siento decir que no, no soy friki. Soy alguien que tiene sus gustos, que quizás no sean de la mayoría, pero por ello no soy eso que se llama friki.
Sé que en su día tenía gracia el término. ¿Era despectivo o un motivo para sentirse mejor por ser diferente? ¿Nació siendo una cosa y acabó siendo la otra? Puedo decir que durante un año de mi vida me alegraba ir diciendo por ahí que era un friki. Por suerte, las personas crecemos y cambiamos nuestras ideas. Lo malo será no hacerlo. 
No soy un friki, o al menos no quiero ser aquello en lo que se ha convertido: una simple moda más.
Ser friki era como una anécdota patética, las cosas suelen tener gracia cuando las conocen pocos y las sienten. Cuando se hacen grandes y se llenan de falsedad, se vuelven aburridas. Lo que supuestamente era ser raro, se convierte en algo normal. Hasta ser un inadaptado social (y no como los de “Misfits”), terminó pasando a ser una moda más.
Las modas no me gustan. Vale, sí, esta esa señora que viste a sus modelos como fruteros pochos y hace que te rías, pero modas como ser friki no es algo que me agrade.
Cuando tenía muchos años menos, recuerdo que ver a un skater o una gótica era pensar: “Mira, una persona diferente. Cómo mola”. Ahora es encontrarte con una tendencia más. El skater (no todos, vale) va con su monopatín creyéndose el rey del mundo y no da un salto en toda la maldita tarde, sólo farda delante de grupitos de risas enlatadas. La gótica (no todas, vale) no sabe ni quién es Edgar Allan Poe, pero va llorando por las esquinas por lo malo que son todos (incluyendo sus padres que le han dado los cien euros que cuestan sus botas). Es como ver los Power Rangers, una vez visto un capítulo, vistos todos. Carecen del sentimiento, de la garra, que hacía que salieras por fuera de tu casa y gritases: “¡A metamorfosearse!”.
Lejos de ser un tema de tribus urbanas, el friki ha experimentado desde hace un par de años un incremento y como otros colectivos, se ha acabado yendo al garete. C´est la vie, que decía una canción rara. Yo no quiero pertenecer a un grupo de gente que lleva una camisa de “X-Men” sin haberse leído nada de Claremont, no quiero ir con peña que lleva una muñequera de Blind Guardian y no han escuchado ni “Valhala”, no quiero que me comparen con esa gente que habla de la película de “El Señor de los Anillos” sin saber ni siquiera quién es Tom Bombadil… No presumo de saberlo, pero tampoco presumo de saber algo que realmente no sé. Eso por desgracia, no se puede decir de ellos.
Por ejemplo, algo de lo que hablé recientemente con unos compañeros en clase, no me gusta la idea del cosplay descerebrado. 
Si te gusta un personaje (por ejemplo, la Chica Ardilla) y te haces un disfraz de él (de ella en el caso de la fantástica Chica Ardilla) para ir a los Carnavales, Halloween o al estreno de una película, si quieres ser por un día ese alterego y decir sus mejores frases, pasarlo bien evocando en la vida real sus grandes momentos, allá tú. Me alegro. Olé, olé y olé (si vas de Chica Ardilla, avisa que quiero sacarme una foto contigo). Pienso que el cosplay, de esa manera, es algo fantástico. 
Lo que no me gusta es el cosplay descerebrado: nunca he leído “El Señor de los Anillos”, pero me voy a vestir de la Boca de Sauron simplemente para quedar bien, hacerme un disfraz (¿para qué si no sabes ni siquiera si te gusta ese personaje?) e ir diciendo por ahí “hey, mira qué friki soy”… Ya de paso, si montan el espectáculo faltando al espíritu de la obra (no me refiero a cuando se respeta este y se puede representar, por ejemplo, un pasaje del libro), ya tenemos lo de siempre: “El Señor de los Anillos” (o lo que sea) es algo infantil para bichos raros. Toma loza encima e intenta levantarte, en plan como Loki cuando le ponen encima a Mjölnir. ¿No saben lo que pesan una etiqueta y el daño que hacen?
“El hábito no hace al monje”, que se dice.
Pienso que más que por un disfrute personal habría que pararse y pensar: en serio ¿voy a disfrazarme de Spiderman sin haberme leído ni un maldito tebeo? ¿Qué pensará Steve Ditko y Stan Lee de esto? ¿Qué pensarán los auténticos fans? Si eres un chaval (o chavala) de cinco años que te encanta la serie de dibus y esperas algún día leerte los cómics, adelante. Si tienes quince años y lo haces simplemente para fardar de "ser friki", por ejemplo, mal rollo (lo siento, pero que aparezcan fans de debajo de las piedras de un personaje cuando estrenan la peli y que no se hayan leído de donde sale ni nada parecido, me duele).
Creo que para algunos es una falta de respeto, pero hey, problema nuestro. Cada uno tiene que dedicarse a afrontar sus problemas: por ejemplo, que los superhéroes se estén olvidando pese a mucha película que salga y, en cuanto al terreno del cómic, que ahora se adore todo lo japonés y se critique todo lo americano. Creo que soy la persona más joven de la tienda de tebeos a la que voy que sigue el cómic americano.
A mí, al menos, estas cosas me duelen y no porque considero que son mis juguetes, míos y sólo míos y no quiero compartirlos. Si no quisiera, no estaría en foros para hablar del tema o me pasaría una hora en una tienda de cómics diciendo que Peter David mola y que Alan Moore es dios (con perdón de Glycon).
Tal vez es como leí una vez en una revista de tebeos, que hoy nuestros superhéroes son parte del todo, de algo globalizado y deberemos acostumbrarnos a que alguien que va de friki diga que la película de “X-Men. Orígenes: Lobezno” es una pasada (ay, capullo, ojalá Logan te abra por la mitad) o que un caní lleve una camiseta del Capitán América. A lo mejor, los cómics siguen existiendo sólo para generar merchandansing y el sentimiento, gustarte algo, ha muerto.
El hecho del frikismo descontrolado y estereotipado nos ha fastidiado. Ya lo decía el escritor Víctor Conde en su bitácora. Por culpa de estas cosas, los géneros que nos gustan, nuestras aficiones se ven como algo de bichos raros o de niños. ¿Cuánto escritor de ciencia-ficción ha dejado el género por culpa de las malas ventas, por culpa de, aunque se tenga un argumento atractivo, despierte los recelos de la mayoría de lectores con el típico: “la ciencia ficción es para frikis”? Leer cómics, jugar a los videojuegos o al rol, escribir fantasía… Se ve como algo para los niños, que nunca optará a nada grande y siempre será menospreciado. Un putadón, con perdón. ¿Y no debería darnos igual lo que piense el resto de la gente? Bueno, cuando escribes es para llegar a un público así que sí importa. ¿Y no cambiará su manera de ver a los frikis? Siendo como se es ser friki hoy en día, creo que no. Los que trabajamos o nos gusta esto seguiremos siendo una especie de monstruos de feria (¿de ahí freak? ¿Te acuerdas?).
Ojalá huyésemos de estas marcas, de estos estereotipos, como de la peste. Las etiquetas no hacen bien a nadie.
Sea como sea, no soy friki y esto es lo que pienso.Esto no ha intentado ofender a nadie (si fuera su propósito, no hubiera escrito este párrafo y hubiera sido un auténtico cabronazo en este discurso)... 
¡Eh! Quieto parado. Si disfrutas diciendo que eres un friki y crees que lo eres de verdad de la buena, pues adelante ¡disfruta! Cada uno es libre de pensar lo que quiera y para gustos colores y para colores gustos- y así formando un círculo vicioso o una pescadilla que se muere la cola (que no el rabo, malpensados)-. 
Pero prefiero no estar en el mismo barco que tú.
Eso sí, si por aquí cae alguno de esos “poseurs” que recuerde el daño que hace siguiendo un estereotipo falso.
Demasiado daño ha hecho esto de “ser friki” y prefiero no estar cerca del naufragio, porque naufragio habrá sí o sí. Como todas las modas, son horribles y las soportamos tan poco que acabamos teniendo que cambiarlas continuamente. Creo que algo parecido lo decía Oscar Wilde.
Ay, qué a gusto me he quedado.
Vale, me voy a seguir recogiendo.

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