Crítica de Welcome to Derry (primera temporada)

Que It (Eso) de Stephen King es una de las grandes novelas del siglo XX debería ser un hecho indudable, pero, a menudo, los críticos y académicos prefieren rehuir de los gustos del público y, por supuesto, la verdad. Será el tiempo quien dicte qué autor será recordado y me atrevería a decir que King lo será mucho más que muchos nobeles. 

Es indudable, ademas, que King ha influido a un mar de autores y creadores en diferentes campos. Stranger Things, por ejemplo, no deja de ser un remix de los mejores momentos del autor de Maine, aunque muchas veces le falte su genio. Además, es, sin duda, el autor vivo más adaptado (y diría que también lo es si tenemos en cuenta a los muertos). 

Y ahora hemos tenido una obra que toma los interludios de It, para crear su propia historia y, a partir de una precuela, convertirse en una secuela de la obra magna del escritor. Y, lejos de quedarse en terreno de nadie (como la tristemente inútil Castle Rock), Welcome to Derry es de lo mejor de este año.

Bienvenidos a Derry

Welcome to Derry nos traslada a los años '50 y profundiza en la mítica ciudad que ha albergado, junto a Castle Rock, muchos de los monstruos de Stephen King. Es allí donde Eso hará de las suyas bajo la forma de los miedos de todo un grupo de niños que se convertirá en nuestro nuevo grupo de Perdedores. A su vez, el Gobierno de los Estados Unidos busca al ente para usarlo como arma para controlar el país. Para ello, la serie se basa, sobre todo, en el interludio sobre el incendio del Black Spot y algunas alusiones hechas en la novela original. Además, logra contar con guiños no solo a la obra original, sino a también personajes que servían de nexo: Dick Halloran de El resplandor y Dr. Sueño aparece en Welcome to Derry, igual que aparecía en el interludio de la novela sobre el devorador de mundos.

Para la serie de HBO, vuelve el director Andy Muschietti y, como productora, su hermana Barbara, y consiguen un resultado que hace que le perdonemos la terrible It. Capítulo 2. Casi le perdonamos aquella bazofia de Flash. Además de parte del equipo, como el músico Benjamin Wallfisch, vuelve un Bill Skarsgård que, junto a su Nosferatu, se consagra como el gran rostro del mal del cine moderno. Es increíble el grandísimo trabajo que hace el intérprete en todo momento y, para ser un cambiadoras, es difícil no imaginarse a Pennywise con los ademanes que le ha dado el actor. 

Lejos de quedarse en un simple refrito de las películas o la novela, Welcome to Derry profundiza en el lore, inventa situaciones y personajes, pero se entrelaza a la perfección tanto con las películas como el libro. Para todos aquellos que temiesen que se quedase simplemente en una precuela, la serie sabe jugar con la entidad cósmica de Pennywise para convertirse en una extraña secuela y volver a poner en peligro todo lo que conocemos la historia original. Una grandísima idea que el propio King, amante de los multiversos, como demostró en La Torre Oscura, parece amar.

Anunciada ya una segunda parte en los años '30 y otra a comienzos del siglo XX, parece que Welcome to Derry seguirá explorando no solo la obra de King, sino los miedos de toda una sociedad, en especial, la estadounidense. Más allá del miedo de los niños a que no los crean, está presente el racismo como otro de los terrores de esta obra. Y es que King, al escribir It, realmente exploró todos los terrores, sobrenaturales o no, del ser humano. No olvidemos que, en muchas historias de King, los seres humanos son peores que las criaturas más diabólicas que hayan salido de sus páginas.

Obviando todos los adornos, la historia trata en realidad sobre la amistad y cómo está nos salva. Como todas las buenas ficciones, tenemos grandes personajes, momentos, escenas..., pero más allá de tener a un payaso devorador de niños, la obra es un corpus sobre la infancia, el dolor de la muerte y la búsqueda de esperanza a través de otros, incluso cuando Eso intenta destruirnos.

A la espera de la segunda y tercera temporada, Welcome to Derry ha sido una agradable sorpresa que nos recuerda la importancia de Stephen King no solo en la página impresa, sino también en el celuloide y, por supuesto, en nuestra realidad.

P.D.: Pennywise reventaría a Vecna en una pelea. No me cabe duda.