Diez años desde que escribí... El Regreso de los Vampiros

Sí, este va a ser un post sobre vampiros y vamos a darle un poco más de sentido al título que lleva este blog desde hace nueve años. Fuente.
2007 fue el año en que empecé a vivir entre muertos, monstruos, vampiros y sombras. Fue el año en que empecé a escribir mis primeras historias y empecé a comprender el mundo, más o menos, como lo comprendo ahora. Y nunca dejaré de dar gracias por todo lo que viví aquel año.

Era un quinceañero y no sabía lo que hacía... Esa frase podría servir perfectamente para intentar buscarle una excusa a un crimen o una primera novela (que podría ser básicamente lo mismo que un crimen). En mi caso, hace ya más de diez años, en el verano de 2007, escribí El Regreso de los Vampiros (que sé que no es un título demasiado llamativo y que debería tomar otro nombre en el futuro si decido reescribirla).

En el verano de 2007 tenía casi los dieciséis y, como todos los chavales de dieciséis años, estaba perdido (si tú no has estado perdido a esa edad... o no sigues perdido, no me caes bien... No te preocupes, sé que yo a ti tampoco). Me comenzaba a gustar ese tipo de música que a nadie a mi alrededor le gustaba. Leía cómics y más cómics de autores como Alan Moore. Me perdía en foros. Buscaba sobre movimientos como el punk, los góticos, etc. Podríamos decir que ese lado "oscurillo" iba surgiendo como queja de todo lo que no me gustaba. Decir que era anarquista me hacía sentir bien. Si de algo me he dado cuenta es de que la adolescencia es ese período donde buscas la diferencia para ser igual a muchos que son menos que la mayoría (y sí, suena a trabalenguas).

El origen de los vampiros

En ese verano conocí a una amiga que ya estaba en medio de ese mundo (o submundo). Era universitaria y nos conocimos hablando de Harry Potter. Y luego, hablábamos sobre cómics. También hablábamos sobre música. Y sobre cualquier cosa. Cuando estás perdido, puedes encontrar a gente que también lo está (y eso puede ser un consuelo). Y ella era una colgada de los vampiros (puntualización: porque los murciélagos cuelgan boca abajo, ser un colgado de los vampiros, como yo lo soy desde entonces, debe ser algo similar a un halago). Para mí, por aquel entonces, los vampiros eran monstruos sin más, que molaban un poco por Buffy, cazavampiros, pero nunca había escrito sobre ellos hasta entonces, que ella me convenció en una de aquellas largas llamadas telefónicas de que también tenían alma y eran personajes interesantes.

Por aquel entonces, yo había escrito la historia de Superhéroes, de la que ya os he hablado, y decidí comenzar mis primeras historias de terror y así surgió El Regreso de los Vampiros. ¿De dónde regresan los vampiros?, os preguntaréis. Y debo decir que... Hurm... No lo sé, quizás de ese letargo que parece que guardan algunos "oscurillos" (que tengo comprobado que surgen cada diez años; en serio, los góticos, punks y demás desaparecen durante un par de años donde vivo y, diez años después, resurgen de sus cenizas... Nunca mejor dicho). No sé muchas cosas de cómo emergió aquella historia (o no las recuerdo), pero el regreso fue la primera vez que escribí sobre ellos.

Recuerdo madrugar en verano (¡en verano!) solo para buscar información sobre vampirismo, novelas, relatos, películas... Sí, un verano loco, lo sé. Perdonadme... Y recuerdo que aquella amiga roleaba conmigo y me daba parte de la inspiración para aquellas historias. Una tarde me dejó dos libros, uno sobre la evolución del mito del vampiro a través de los libros y el cine, y otro que era una antología donde por primera vez pude leer a Edgar Allan Poe, Carmilla de Joseph Sheridan Le Fanu y tantos otros cuentos que fueron entrando en mi ADN por ese tiempo. Más tarde, ese mismo verano, incluso llegaría a leer Crepúsculo (oh, oh...) y... no me desagradó (tenía dieciséis años, no sabía lo que hacía... Bah, ¡dejadme en paz! ¡RIP!).

Así que julio y agosto bastaron para que escribiese las dos primeras novelas de una trilogía que quedó inconclusa. Eh, ¿curioso? Empiezas algo cargado de sueños e ilusiones y descarrila por el desierto de lo jamás cumplido. La metáfora perfecta de la vida. Puede que se deba a que El Regreso de los Vampiros fue escrita con más pasión que seso (como la mayoría de mis historias) y lo hizo almacenando historias de terror, leyendas urbanas y todo ese tipo de cosas que empezaron a gustarme. La fascinación hacia grupos como Evanescence, Nirvana, los Rolling Stones o Marilyn Manson, a los que con el tiempo añadiría a otro grupo que aún me sigue encantando My Chemical Romance (¡cuyo The Black Parade acaba de cumplir once años!). La música, el cine, los cómics, las novelas... fueron el combustible, junto a la ilusión, de aquellas primeras historias donde mezclaba a adolescentes con monstruos, sueños con pesadillas, promesas con crueldad... ¿Y sabéis qué? Fue maravilloso.


Siguiendo a los monstruos

No había leído lo suficiente (ni me importaba mucho) para escribir con ganas, con mucha ilusión, páginas y más páginas donde iba aprendiendo sobre la marcha, sin gurús literarios ni andamiajes. Estaba lo suficientemente loco como para publicar sobre la marcha, sin más, con el calor febril de la creatividad desmedida (y quizás es la explicación por lo cual era tan prolífico en aquellos tiempos). A escribir se aprende leyendo, pero también escribiendo y terminar aquellas primeras historias, aquellos capítulos, por abruptos que fueran, me ayudaba a descubrir en qué consistía todo esto. Ver cómo las horas desaparecían era la confirmación de que la escritura se termina alimentando de tu tiempo, como un vampiro de tu sangre, y es un sacrificio que merece la pena si alguien como aquella amiga colgada de los vampiros, una de mis primeras lectoras, disfrutaba de aquella historia llena de clichés, erratas y también de ilusión por las vacuas esperanzas convertidas en cenizas. Aprendí mucho (a hacer mis primeras escaletas, a documentarme sobre crímenes reales y fantásticos, a apuntar ideas, a buscar crear misterios)... y disfruté. Nunca lo lamentaré. Aquellos personajes, que tanto tenían de mis amigos, de mí, de la gente que veía vagabundear por la ciudad... todo aquello se quedó para siempre grabado en mí, como un tatuaje, como tinta en mi propia sangre, y quizás es que la vida no deja de ser el tatuaje con el que nos presentamos a la muerte.

El Regreso de los Vampiros trata sobre gente como tú o como yo, metida de por medio en venganzas entre vampiros, guerras entre los hijos de la noche, asesinos en serie, leyendas urbanas que se vuelven realidad y todas esas cosas que merecen la pena. Más allá de la sangre y la malicia, más allá de todo esto, habla sobre la rabia de ser adolescente, sobre no entender nada, sobre odiarte a ti mismo, sobre lamentar lo que eres y en lo que te convierten. Sobre la duda de no saber quién serás. Sobre no soportar todas esas altas esperanzas que hay encima de ti o esa idea que cruzaba mi mente por aquel tiempo: que nunca llegaría a los veinte, que moriría antes de todo eso. Habla sobre marginados, sobre monstruos. Habla sobre lo que viví y lo que he vivido. Y sigue gustándome con esa sonrisa cómplice de los "delitos" juveniles.

Nunca terminé esa historia, ya os lo he dicho, y fue porque... pues... Nunca lo he sabido muy bien. Sé que en Navidades de 2007 seguía paseando por aquel mundo (mientras escribía microrrelatos sobre jóvenes suicidas en Navidad. Y mi profesora, Magnolia, nunca me miró mal por ello, ¡gracias!), pero todo aquello era demasiado oscuro para mí... y escribí las primeras páginas de algo que sería más oscuro y que retomaba una historia que pensé en 2006: La Historia. También se cruzó por el camino un pequeño experimento fanfic que fue mi guion para una hipotética película de Saw (y ahora me pongo rojo de vergüenza).

Sobre El Regreso... Para mí... Ya no significaba nada sufrir por aquellos personajes o... no lo soportaba. Más de una vez he dicho que si no seguí escribiendo historias de "terror" tras Hollow Hallows era por lo deprimentes que eran para mí como persona (asesinatos, sangre, maldiciones... esas cosas se acaban metiendo en mi cabeza y me cuesta salir de ellas). Otras historias aparecieron en el horizonte y la guerra entre vampiros ya no me pareció tan interesante o yo no era tan interesante para ella. Me gustaba más hablar sobre marginados, quizás, que sobre grandes causas vampíricas (y no, la donación de sangre no es una de esas causas).


Lo que vino después

Me he percatado con el tiempo de que mucha gente recuerda con cariño esta época (de 2006 hasta 2009 o por ahí) y si yo viajase en el tiempo y se lo dijese a mi yo del pasado, lo más seguro es que el simpático Carlos de quince, casi dieciséis años, me partiese la cara, pero eso significa hacerte viejo: guardar cariño y nostalgia por cosas que incluso no te gustaron del todo cuando las viviste o que llegaron incluso a doler, pero te descubrieron con el tiempo mundos increíbles dentro de las palabras. Ahora guardo cariño a aquellos días documentándome, a aquellas noches corrigiendo, a aquellas mañana colgando mi historia en mi espacio de MSN (¿POR QUÉ ME HE VUELTO TAN VIEJO?)... y también a aquella época visitando estudios de tatuadores (y nunca haciéndome ninguno, solo acompañaba), yendo a tiendas de ropa para heavy, punk y góticos, viendo por primera vez Entrevista con el Vampiro, destripando los cómics de Alan Moore, comprando mi primer disco de música (de segunda mano)... ¡Holly Wood (In the shadow of the valley of death) de Marilyn Manson!, o revisitando Pesadilla antes de Navidad después de mil años sin verla (desde mi infancia). Guardo cariño a muchas cosas que me acompañan desde aquel tiempo y sé que a veces hablo de ellas por el blog sin que parezca que vengan a cuento, pero realmente, sí lo hacen, son como cenizas que, a veces, trae el viento del recuerdo.

Sin El Regreso de los Vampiros, jamás habría escrito La Historia, que me llevó desde finales de aquel 2007 hasta 2009. Espero el próximo año escribir sobre ella un post como este (¡y deseo que algún día podáis leerla!); seguro que acabaré escribiendo un montón, porque ¡viví tantas cosas a partir de esa novela! Más de tres mil páginas (¿de dónde demonios saqué tiempo para aprobar bachillerato y sacar esa novela adelante?) de las que he reescrito los dos primeros actos y he dividido el tercero en dos para tener más tiempo. Esa sí está terminada, aunque siempre reescribo y empiezo de nuevo el tercer (y ahora cuarto) acto y esa fue la primera gran historia de la que realmente estuve orgulloso, la que sigo pensando y deseando que salga publicada algún día, la que pienso que es la historia que querría que quedase tras de mí cuando ya no esté. Sin ella, ni siquiera creo que este blog se llamase El Antro de los Vampiros y Otros Monstruos. Y no habría surgido sin El Regreso de los Vampiros.


¿El Regreso del Regreso de los Vampiros?

Con las relecturas (aunque realmente, puede no la haya leído en serio desde entonces), me he dado cuenta de que El Regreso más que una novela, era como un enorme esbozo a modo de resumen de una historia mayor. Sé que si algún día la escribo, deberá ser algo más y no me importaría que la trilogía se convirtiese en una sola novela o... a saber. Hasta que no me zambulla en la reescritura, no lo sabré.

Sé, a la vez, que estas primeras historias tienen cierta magia que te hace pensar en si no te las cargarás al cambiarlas. Sé también que mucha gente preferiría la primera versión, más corriente, a lo que podría escribir ahora, que he leído, visto y vivido más cosas.

No importa... A finales del verano de este 2017, estuve leyendo Drácula y me acordé mucho de esta historia. Encontré entre las páginas del ejemplar de la biblioteca un par de hojas manchadas de sangre (esto es real) y eso me hizo pensar en cómo con El Regreso de los Vampiros intenté mezclar realidad y ficción. Apunté algunas ideas para volver a escribirla como una historia de misterio donde el tiempo ha pasado como en la realidad, pero esa... como ya he dejado caer, es, precisamente eso, otra historia.

Como ya he dicho, el balance es positivo. Miro hacia detrás y sé que sin El Regreso de los Vampiros no habría escrito La Historia. Sin La Historia, no me hubiese a puesto a escribir sobre superhéroes abortados y sobre cuentos que volaron hacia diversas revistas. Sin esos ejercicios literarios, jamás habría llegado a escribir Hollow Hallows. Sin la experiencia de Hollow Hallows, nunca habrá vivido todo lo maravilloso que me ha traído Devon Crawford y los Guardianes del Infinito ni El Tiempo del Príncipe Pálido, que se ha convertido en un ejemplo de mi lado más "oscuro"... y el más fantástico. Sin todo eso, no habría podido conocer a docenas de lectores ni habría podido visitar otras islas ni conocer a jóvenes que también escriben sus primeras historias como yo lo hacía hace diez años. Sin estas historias, no sabría lo que es vivir sin saber que cada nueva respiración es un paso hacia tu tumba.



Para terminar... Si tienes ahora quince o dieciséis años (o por ahí) o tienes más, pero alguna vez escribiste o quisiste escribir algo durante tu adolescencia o más allá de ella, quiero decirte que escribas. ¡Hazlo! No te rindas sin más. No pienses que al mundo le sobran historias, porque no es así (¡ni por asomo!). No pienses que lo que haces no servirá para nada. No pienses que solo estás metiendo la pata. No pienses que será la última historia que escribas. No pienses en lo que la gente pensará de ti por lo que escribas. No pienses en si lo haces bien o mal. No pienses en lo que digan los gurús literarios. No pienses en si podrás vivir de ello o no. No pienses si no quieres. No me hagas caso si no quieres. Solo te deseo, con una sonrisa cómplice, que, ojalá, escribas y yo pueda leerlo y tú puedas sentirte tan agradecido como yo me siento ahora. 

Tendría que dar las gracias a aquella amiga que me hizo comprender a los vampiros. Tendría que dar las gracias a las personas que me echaron una mano para salir de cualquier pozo donde cayese. Tendría que dar las gracias a todo lo que viví aquel verano que me convirtió en el juntaletras que soy. Y lo que vino después.

Como decía, nunca dejaré de estar profundamente agradecido por todo ese tiempo entre vampiros y monstruos, entre sombras y muerte, entre páginas en blanco y tinta.

¿Quieres reseñar la Saga Devon Crawford?

¿Quieres reseñar la Saga Devon Crawford?
Envía un correo a sagadevoncrawford@gmail.com y nos pondremos en contacto contigo

Mis críticas

Mis críticas
Pincha para leer y comentar mis críticas de libros, cómics, películas y series

Seguidores

Mis críticas

Mis críticas
Pincha para leer y comentar mis críticas de libros, cómics, películas y series

Sobre el blog

Los textos pertenecen a Carlos J. Eguren salvo cita expresa de los autores (frases de libros, comentarios de artistas...), siempre identificados en el post. El diseño de la imagen de portada pertenece a Elsbeth Silsby.

Si deseas compartir un texto, ponte en contacto con nosotros para hablarlo. Si quieres citar un fragmento, incluye la autoría.

Muchas gracias.

Carlos J. Eguren. Con la tecnología de Blogger.