Crítica de Sherlock: The Six Thatchers, un misterio fácil en un juego mayor

¿Cómo no caímos en la cuenta de que las pistas ya estaban incluso en las primeras imágenes de la temporada? Fuente.

Sherlock ha vuelto a nuestras pantallas tras una larga ausencia (¡desde 2014!), solo sosegada con el genial episodio navideño de La Novia Abominable. En este caso, nos enfrentamos al misterio de Las Seis Thatchers, que ya solo por el título, bien podría resultar terrorífico para cualquiera que sepa algo de Historia.

Muchos nos habíamos devanado los sesos preguntándonos sobre el “Miss me?” del maléfico Moriarty, ese Jóker desatado al que hizo frente nuestro héroe al comienzo de la serie y que nos hacía preguntarnos: ¿cómo diantres ha sobrevivido ese personaje? Si es que ha sobrevivido o los creadores nos lo quieren explicar, acaso ¿importa? Y aunque Sherlock insiste aquí en que está muerto, lo gracioso es cuando el propio guionista, Mark Gatiss, juega con los deseos del espectador y los convierte en los de Sherlock. Todos esperamos que el gran villano en la sombra sea Moriarty, todas las flechas apuntan en esa dirección, pero bien podríamos estar equivocados… Podríamos estarlo desde hace mucho tiempo.


El gran juego


Las Seis Thatchers no es el mejor episodio de Sherlock, aunque ha sido un buen regreso para reencontrarnos con nuestros viejos amigos: Sherlock, John, Mary, Lestrade…, que ya se les echaba de menos. Hay muchos buenos minutos, un par de misterios interesantes y la serie nunca se siente que sea aburrida, un lastre. Su dirección y su montaje, mezcla de cierta elegancia con algunos interesantes juegos visuales (pese a los abusos de la cámara lenta en algunos momentos), ya parecen un signo distintivo de la serie creada por Steven Moffat y Mark Gatiss, a través de los trabajos de sir Arthur Conan Doyle.

Pero, en realidad, si disfrutamos de las historias de Sherlock Holmes desde sus orígenes como novelas para todos es porque nos gustan sus personajes, las relaciones entre ellos… Al final, saber quién es el asesino o el ladrón nos importa menos (aunque nos importe), que saber cómo reaccionará Sherlock ante una situación humana que lo supere o un Watson que tiene que lidiar con las trizas. De ahí, ese hermanamiento entre ambos, esa gran amistad, que es una de las que ha llenado páginas y páginas en la literatura, incluso cuando todos pensamos que el bueno de Conan Doyle solo creó a Watson para que Sherlock no hablase solo y tuviese un compañero al que explicarle los casos y con los que el propio Doyle y el lector pudiesen sentirse identificados ante el sagaz intelecto del detective privado.

La simbología de Sherlock rompe
con todo aquello que creíamos. Fuente.
En Las Seis Thatchers, las relaciones de los personajes siguen yendo adelante gracias a unos actores estupendos como son Benedict Cumberbatch, Martin Freeman, Amanda Abbington y otros habituales de la serie. Por lo que, en realidad, vemos la hora y media que dura esta película. Por otro lado, el misterio funciona con ciertos “peros”, aunque se vuelva repetitivo y más si tenemos en cuenta lo narrado en Su último voto, el genial capítulo de la tercera temporada donde conocíamos a Charles Augustus Magnussen (un excelente Lars Mikkelsen), que ha sido, sin duda, uno de los mayores y mejores villanos de la serie gracias a su talento, su interpretación, su poder sobre algo tan valioso como la información. 

En realidad, Las Seis Thatchers es una extensión del misterio que envolvía a uno de los personajes principales en aquella anterior temporada y, quizás, uno siente que este capítulo hubiera funcionado mejor más adelante, aunque puede que las pistas que se siembran en este primer capítulo sean sobre las que se levanta el arco de esta cuarta temporada.

Y es que también algunos guiños como el póster publicitario del gran villano de esta temporada, que será interpretado por el asombroso Toby Jones, un actor inglés que siempre me encanta por esa vena siniestra que posee (¿recordáis al Señor del Sueño de Doctor Who?). Además, como bien dicen los personajes, nunca se dejan de lado los cabos sueltos y ahí tenemos a esa misteriosa pelirroja, E, ¿una aliada de los villanos? Preguntas, preguntas, como en los mejores misterios.

Los compromisos de John, Mary y su hija, Rosamund, son uno de los hilos motores del episodio. Fuente.
El gran problema es que Sherlock Holmes suele siempre asombrarnos. Basta recordar la resolución de novelas como Estudio en escarlata para que el lector se quitase el sombrero y, aunque a menudo, Conan Doyle caía en el truco más rastrero del escritor de misterio (y para algo él se lo podía permitir, que era uno de los padres del género), pocas veces sabíamos por dónde iba a salir todo en un caso, incluso cuando la resolución era de lo más rocambolesca, en mi humilde opinión, como en El sabueso de los Baskerville. ¿Qué ocurre con Las Seis Thatchers? Que el lector (perdón) el espectador ya sabe muy bien por dónde van los tiros (nunca mejor dicho) y sabemos que cuando un creador nos hace cogerle cariño a un personaje es para decirle adiós. Y eso que aún tenemos lo rocambolesco (las persecuciones por medio mundo) o los misterios resueltos por el propio espectador (la R de Mary debía ser de Rosamund, el nombre que le dio a su cría).

Si 2016 vivió el inicio de la amistad de Superman y Batman (a tortas) y vio la ruptura de otra entre Iron Man y el Capitán América, ¿empezamos el 2017 viviendo el fin del bromance entre Sherlock y Watson? Por suerte, y pese a que alguna lagrimita se pueda escapar (o alguna mano se levante airada ante todo lo visto en el primer episodio), siempre nos quedará la siguiente historia (The Lying Detective) y, por suerte, la tendremos la próxima semana. El juego no ha hecho más que comenzar.

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