Estimado lector, si espera que esta reseña sea sobre una serie infantil y juvenil, colorida y divertida, una sucesión de hechos felices y extraordinarios, tengo que comunicarles (es mi DEBER comunicarles) que, por favor, salgan de esta entrada y no sigan leyendo, porque, a continuación, hablaré sobre una historia plagada de hechos viles y siniestros que les resultarán espantosos y espeluznantes.
NO.
SIGA.
LEYENDO.
¿Sigue?
NO.
SIGA.
LEYENDO.
¿Sigue?
Lo siento.
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El pérfido conde Olaf, el gran villano de la función. Fuente. |
Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket sigue las desgracias que sufren los hermanos Baudelaire (Violet, Klaus y Sunny) tras la muerte de sus padres en un incendio que devora su mansión. Los huérfanos acabarán yendo a parar a las manos (o garras) del malvado Conde Olaf que planea acabar con ellos para hacerse con la fortuna que han heredado los hermanos. Sin embargo, ese es solo el primer y desagradable paso de una multitud de desgracias que acompañarán a los Baudelaire...
Fruto de unos eventos terribles, en 2004, los libros fueron llevados a la gran pantalla y se estrenó la adaptación cinematográfica de los primeros libros y, aunque se quedó a la espera de una posible secuela, la tardanza para poner esa segunda parte en marcha, que los actores habían crecido y demás, dejaron a la primera película como una curiosa propuesta que no llegó a más, pese a ser un digno film de aventuras con un marcado tono oscuro y algunas ideas narrativas interesantes.
Deseando que todo espectador se traumatice de nuevo, en 2017, trece años después del estreno de la película (el trece es un número importante), Netflix ha estrenado una versión en formato de serie que adapta los primeros libros: The Bad Beginning, The Reptile Room, The Wide Window y (la que no había sido adaptada en la película) The Miserable Mill. La segunda temporada parece que ya está en marcha y el propósito será que acabemos todos engullidos por la sucesión de horrendos y atroces problemas que les suceden a los pobres huérfanos.
Sin ánimo de que suene como un juego de palabras, ya que estamos, Una serie de catastróficas desdichas funciona perfectamente bien como eso, como una serie, en un formato que le permite profundizar, jugar con ideas y dejar que el espectador disfrute sufra (y disfrute, que hay gente muy rara en este mundo) durante varias horas de los personajes.
La nueva apuesta de Netflix demuestra ser una serie que mezcla aventuras y espíritu gótico, tremendamente entretenida (pese a algún altibajo en sus inicios), que encandila al espectador más deseoso de despeñarse como los Baudelaire y que se convierte en una obra con una amplia capacidad para enganchar al espectador, que desea saber cómo terminará esta historia, pese a que estamos advertidos desde el inicio que no será un final feliz. Por ello, las advertencias de Lemony Snicket son continuas para cada uno de nosotros, a veces agregando un aire sentimental y, en otras, siendo irónicas, cuando no un puro ejercicio metareferencial que ahuyenta al fantasma de la pesadez para añadir algunas lecturas más a la obra.
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Póster de la serie. Fuente. |
Pese a que la serie se maneje en las claves clásicas de Dickens a la hora de tratar a sus protagonistas (¿está mal? Bien, estará peor), donde el niño siempre es tratado como alguien a quien no se puede tomar en serio aunque tengan razón, el humor también aparece en la serie, pero no de un modo forzado, sino que se acerca al tono entre caricatura, pesadilla y mal propio que posee la serie. No resta efectismo ni oscuridad. Lo tenebroso envuelve a toda la serie, desde escenas como la llegada a la mansión de Olaf pasando por la primera visión de ese internado con forma de cementerio.
Esto no hace que la serie sea solo un montón de momentos aislados que no aportan nada. En realidad, hay algunas escenas en las que lo pasamos mal con los personajes, como ese giro del primer episodio donde Olaf da una bofetada, también al espectador, y se revela como un monstruo, no solo un chiste o un villano de Mortadelo y Filemón.
En el caso de Olaf, ya que nombramos a este indeseable, el personaje es un caramelo para cualquier actor que quiera interpretar a este ser con aire de divo, maléfico, arrogante, ególatra y todos los adjetivos despectivos que os vengan a la cabeza. En su día, Jim Carrey lo dotó de sus diversas excentricidades y su aire histriónico para la película. En la serie, lo interpreta Neil Patrick Harris, que consigue otorgarle más profundidad al contar con más minutos, a la vez que disfruta haciendo de malo malísimo capaz de convertirse en inspector de segunda (Sylvia Haircut), en maléfico investigador de reptiles (Stephano), en el atroz capitán Sham o la malévola Shirley. Cada una de las encarnaciones de Olaf es un regalo para el actor, que da todo de sí en cada minuto y se transforma en uno de los valores distintivos de la serie.
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Neil Patrick Harris, como productor y actor, brilla durante todos sus minutos en pantalla. Fuente. |
Esto no desmerece el trabajo del resto de los actores, como Malina Weissman (muy parecida a la Violet original en su físico; la encarnada por Emily Browning) o Louis Haynes como Klaus. Ambos tienen más tiempo y herramientas para demostrar que son muy buenos con sus roles de los funestos huérfanos. ¿Y qué decir de la pequeña Sunny? Presley Smith es la pequeñaja que sirve como carta blanca para el humor tan propio de esta saga, incluso cuando los efectos chirrían un poco más (que no es en demasía), En sus respectivos papeles, todos los actores cumplen, como Patrick Warburton como el narrador Lemony Snicket, Todd Freeman como el despistado Mr. Poe, Alfre Woodward como tía Josephine, Joan Cusack como Strauss Justice, Aasy Mandvi como Montgomery Montgomery y Don Johnson como Sir. Como curiosidad, Catherine O’Hara, que interpretó a Justicia Strauss en la versión cinematográfica, da vida aquí a la maléfica exnovia de Olaf e hipnotista profesional, la doctora Georgina Orwell (hay docenas y docenas de geniales referencias literarias como esta, por cierto).
Ya que hablamos de actores y reparto, hay una sorpresa en este y es la aparición de Padre y Madre, encarnados por Will Arnett y Cobie Smulders. Su subtrama demuestra la crueldad y vileza de los guionistas y supone un giro a finales de la temporada que me dejó boquiabierto. Uno espera unas cosas y al final… ocurren otras.
Otro punto crucial de la maldad de esta serie es que, desde la canción cantada por Neil Patrick Harris hasta el tema con la que se cierra el último capítulo, la música dispone de una gran importancia en la serie sin afectar al tono de la obra. Eso sí, causando posiblemente pesadillas, debido al acopio de asuntos terribles que toca (nunca mejor dicho). El encargado de la partitura es James Newton Howard, un prestigioso compositor de música para películas como Animales fantásticos y dónde encontrarlos, que es el perfecto sucesor de Thomas Newman, que compuso la banda sonora de la película original.
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Los desafortunados hermanos Baudelaire se transformarán en nuestros protagonistas. Fuente. |
Visualmente, la serie posee una gran riqueza que no tiene nada que envidiar a la película: la mansión de Olaf, el hogar de Montgomery Montgomery (ese homenaje a los reptiles), el aserradero, la casa tía Josephine, el internado… Todo es una macabra delicia para el espectador que ha decidido adentrarse entre las sombras del mundo de Snicket.
Hay muchos misterios en los últimos instantes de la temporada (resuelta por una genial canción) y ya se está trabajando en una segunda tanda de capítulos que nos acercarán al gran secreto que envuelve esta historia desde el primer capítulo; un misterio que solo se ha resuelto para los seguidores de la saga literaria y que nunca se reveló para los que vieron la película de Brad Silberling. ¿Quiénes eran los padres de los Baudelaire en realidad? ¿Qué deparará a los hermanos? ¿Qué ocurrió con Lemony Snicket? ¿Conseguirá el vil conde Olaf y su troupe de actores atrapar a nuestros jóvenes protagonistas? Sin duda, las respuestas serán tan desgraciadas y temibles como toda Una serie de catastróficas desdichas... y nosotros estaremos ahí para verlas, pese a las advertencias.
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La nueva serie de Netflix ha supuesto todo un triunfo para la plataforma. La segunda parte ya está en marcha. Fuente. |