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La mejor magia portátil, los libros. Fuente. |
Hace poco, un buen amigo ha
empezado a escribir su primera novela y eso me ha permitido compartir con él un
par de ideas sobre el proceso creativo.
Confieso que, a menudo, no suelo fijarme en ciertas
cuestiones que doy por asumidas. Llevo escribiendo desde los ocho o nueve años
con cierta regularidad enfermiza (era eso o descuartizar cadáveres) y solo en
algunos momentos me doy cuenta de lo raro que es algo que hago, en mi caso en cuanto a mis hábitos de lectura.
A este amigo que quiere
escribir su primera novela le di varios consejos, entre ellos uno que puede ser
estúpido, pero para mí es fundamental: lee libros mientras escribas. No me
refiero a que tengas un ojo en la pantalla del ordenador y otro en un libro.
No, no somos Ojoloco Moody ni quiero que os quedéis bizcos. A lo que me refiero
es que, cuando no estéis escribiendo vuestra historia, estéis leyendo (siempre
y cuando os lo permita vuestro tiempo, recordad este post).
Voy a citar al señor que si
cito parece que me pagan (pero es que es mi autor fundamental, ¿qué le vamos a
hacer?). Stephen King recomendaba la lectura y la escritura durante horas, cada
día. Solo así podríamos mejorar en ambos campos. Yo creo que es cierto. Tenemos que leer mucho para
hacer crecer nuestra historia, para aprender, inspirarnos, disfrutar, aumentar nuestras miras…
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Y sí, Matilda lo sabía. ¿Cómo no lo vais a saber vosotros? Fuente. |
¿Qué lee un juntaletras?
Un escritor debe leer de
todo. Al menos, eso es lo que pienso. Suelo ser un lector empedernido de la
literatura fantástica, pero me gusta variar entre estilos como la fantasía
urbana o la fantasía épica. También cae algo a veces de ciencia ficción o
fantasía juvenil. Sin embargo, me complace, a veces ,devorar algún libro realista e
incluso enciclopedias sobre cómics o películas. A menudo, solemos centrarnos en
variar de género, pero también es importante variar incluso en el tipo de
libros (¿os he contado que de pequeño leía el diccionario? Vale, sí, podéis
alejaros de mí con cara de asco).
Neil Gaiman, autor de
Neverwhere (y, a menudo, mi guía espiritual como escritor), decía algo muy sensato al respeto en vídeos como este. Si te interesa escribir fantasía
épica, no leas solo a J.R.R. Tolkien o copias. Pensad que el autor de El Señor
de los Anillos no tenía otro Tolkien del que copiarse. La Tierra Media se
originó porque Tolkien leía leyendas, obras sobre gramática y similares. Por
tanto, para Gaiman y para mí, es importante que leamos no solo ese género que
nos gusta, esa zona de confort donde estamos tan bien, porque nos permite ser
más creativos y originales con nuestras obras. Al menos, eso es lo que pienso.
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Otro motivo para leer. Fuente. |
Pero ¿cómo lee un juntaletras?
Con una cimitarra y un
escudo, mientras mata a enemigos como las redes sociales o…
No, eso es lo que hago en mis
sueños.
En mi caso, suelo leer con
algo donde apuntar. No me había dado cuenta de lo raro que es leer con una
libreta al lado o apuntando cosas en mi móvil para luego enviármelas por correo
y recordarlas hasta que Tatiana se percató de ello. Suelo leer con algo donde
escribir porque me gusta apuntar varias cosas entre las que destacaría palabras
y expresiones.
Palabras:
Desde que era pequeño,
recuerdo que había palabras que me gustaban por su sonoridad o por cómo estaban
escritas (sí, en serio, me quedaba viéndolas un buen rato). Parece idiota, pero las palabras siempre han albergado algo de magia para mí. De ahí que me encantase ver escrita la palabra “ataúd”, “ciprés”, “necrópolis”…
Vaya, todo muy festivo, pero habláis con el crío que robó un estuche de gafas y
un par de arbolitos de juguete para jugar a los funerales de sus figuras
(remarco lo de “crío”; ahora juego con mis personajes).
No importa, me sigue pasando.
Hay palabras que me encantan y las apunto. Algunas, desconozco lo que
significan. Otras, pienso: “debo usarlas”. Las apunto y cuando voy a escribir,
busco qué significan, veo cómo encajan y las utilizo dentro de mi obra.
¿Qué consigo con eso? Por un
lado, amplio mi vocabulario (¡necesitamos de estas herramientas para contar una
historia!) y, por otro, considero que añade riqueza a lo que cuento.
Algunas de las palabras que
he apuntado últimamente: gules, hormigueaba, raedura, coriáceo…
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Y así apuntas cuando eres un mago. Fuente. |
Expresiones
Las descripciones son siempre
complicadas. Alan Moore, autor de From Hell y otros grandes cómics, decía que
interpretaba los diálogos para que sonasen lo más naturales posibles. A veces,
es importante visualizarlos, sin duda. No me gustan los personajes que dicen y
más, me gustan los que se mueven, miran, aplauden, se frotan las manos, se
ruborizan, carraspean… Da vida a los personajes y las obras.
Suelo apuntar algunas
expresiones corporales que me gustan (tengo un archivo solo para eso) y me
gusta añadirlas. Algunas de las que pillé hace poco son: “estudió a su
compañero”, “miró con ojos agudos”, “dijo con los ojos bien abiertos”, “su
sonrisa centelleaba”…
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Hermione lo sabe. ¡Tenemos que leer! Fuente. |
Otras cuestiones a tener en cuenta:
Cuando leemos, debemos estar
atentos a diversas cosas que añaden un plus a nuestras propias obras.
Leer buenos y malos libros
A veces no podemos escapar y
leemos malos libros sin querer, en otras ocasiones los rehuimos (aunque es
difícil rehuir de un camión cuando se te aproxima a cien por hora y tú no lo
has visto).
¿Por qué debemos leer buenos libros?
Es evidente. Absorbemos lo mejor, nos adaptamos, aprendemos cómo
funcionan los arcos de los personajes, aprendemos cómo utilizar el ritmo en la
trama, descubrimos cómo llamar el interés del lector a través de las páginas,
nos fascinamos con buenas descripciones…
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Fuente |
¿Por qué debemos leer malos libros?
Alguno, de vez en cuando, incluso sin querer. Si no somos el Hombre
Absorbente de Marvel, podremos aprender a cómo no usar personajes, a cómo no
usar los estereotipos, a cómo enriquecer nuestro vocabulario a partir de la
falta de riqueza de ese autor que no nos gusta…
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Si eres el Hombre Absorbente, dedícate a dirigir el tráfico. Fuente. |
Pensad en algo fácil. Estás
en un acantilado en medio de una guerra nuclear y estás a punto de morir (es
fácil). Un tipo decide saltar el acantilado moviendo los brazos esperando volar
y se estrella. Vale, ese es el libro malo, aprendes a cómo no saltar. Después,
viene otro tipo y decide sacar una mochila propulsora y llega hasta la base
donde le espera una botella de champán con un kraken. Ese es el buen autor, la
buena novela de la que quieres aprender. Ahora tú decides cómo hacerlo. ¿Ok? (Y
sí, me comunican que me llevo el premio a la metáfora más rara de esta semana…
¡Bien!).
Aprende de las críticas y piensa
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Y poner esta cara cuando no nos gusta el libro mola. Fuente. |
A menudo, metidos en esta
vorágine de: voy a trabajar o a estudiar, me ocupo de mi casa, cumplo con mis
deberes, escribo y leo, no te paras un poco y decides pensar. Por suerte, yo
tengo a Tatiana para hablar con ella sobre los libros y los cómics que me
gustan o las series que vemos y aprendo mucho de esas conversaciones, tanto
para expresar mis pensamientos como para escuchar sus opiniones. Es importante
detenerse y reflexionar. De poco importa leerte un libro si no sacas nada, si
no se te quedan un par de ideas en la cabeza.
Por eso suelo compartir convosotros citas que me gustan de los libros, son anotaciones que me gustan y
aprendo de ellas a la hora de escribirlas.
Por eso hago críticas ocomentarios sobre series, películas, libros, cómics… Son mis reflexiones y son
parte de mi trabajo creativo.
Desde que tenía quince años,
recuerdo leer críticas de cosas que me gustaban para aprender de lo que decía
otra gente. A menudo, lees tonterías, pero a veces, lees a críticos de los que
aprendes porque no solo dan su opinión, sino que reflexionan sobre aquello que
leen y aportan conocimientos fundamentales. Esas son las críticas que me
gustan, tanto ajenas como propias.
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Otro motivo para leer. Fuente, |
En definitiva, he aquí un par
de apuntes breves sobre cómo leo (puede que alguna vez los amplíe, pero...). Seguro que vosotros tenéis unos cuantos más o me
podéis contar qué hacéis para nutrir vuestras obras a partir de lo que vais
leyendo, viendo y demás. ¿Y vosotros? ¿Cómo leéis? ¿Cómo creéis que deberíais leer?
¡Ánimo! ¡Seguid leyendo y
escribiendo!