Relato: Filosofar

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"Filosofar" 

"La filosofía es un silencioso diálogo del alma consigo mismo en torno al ser"- Platón.

Hace mucho tiempo, en Grecia, la cuna de la sabiduría y de la razón, según lo que dice mucha gente a la que no voy a contradecir, porque quiero ir al grano. ¿Qué sigue ahora? Ah, sí... Dos filósofos, maestro y aprendiz, en el ágora, filosofando. Dialogan sobre la vida, sabiamente, pero sin dar un palo al agua… Como debe ser:
—Hoy estamos vivos, mañana muertos. Aprovechemos pues el tiempo– dijo el discípulo. 

—Sabias palabras, viva el carpe diem… Sin embargo, tus palabras encierran otro significado: hoy es hoy y mañana será hoy, y así, si hoy estamos vivos, nunca la muerte nos rozará. ¡Somos inmortales! ¡El mañana de la muerte nunca nos llegará!– respondió el maestro levantándose, contento.

Sin embargo, entonces, las palabras emocionadas del maestro fueron apagados por los rugidos de enfado de una señora que hicieron temblar toda Atenas...

—¡Imbécil!– exclamó la mujer del maestro filósofo apareció muy enfadada–. No te líes con la frase y vete al significado más simple. Estas muerto o vivo, pero nada de buscar la inmortalidad. ¡Espero que si alguien debe ser inmortal no sea un vago como tú! ¡Maldita la hora en que me case con un gandul como tú!

—¿Tú qué dices, discípulo mío? ¿Hacemos caso a la imperfecta mujer que los dioses me dieron como castigo?– le preguntó el mentor al aprendiz mientras la mujer furiosa se acercaba y él, asustado ante aquel demonio que le recordaba a los monstruos míticos, sólo pudo decir:

—Un poquito de razón sí que tiene, maestro... Lo siento.

Y desde aquel momento, el anciano Sócrates y el joven Platón se enfadaron, y, afortunadamente, la mujer cansada del vago de su marido triunfó.

Más tarde, el marido, aburrido, decidió beber la cicuta cuando fue acusado de pervertir a la juventud sí o sí mientras buscaba un nuevo amiguito. Al menos, el Hades lo libraría de su señora esposa.

Mientras, el pesado Platón siempre le pediría disculpas a su mentor en su obra, donde lo convirtió en un personaje, al mismo tiempo que se burlaba de vez en cuando de su nuevo pupilo, un tal Aristóteles...

Bla, bla, bla...

Y luego, aunque no venga a cuento, superNietzsche se burló de todos ellos y fin.

¿Moraleja? Hurm... ¿Qué tu mujer furiosa nunca te pille con un jovencito? Tal vez...

PD: Dedicado a cierta profesora de "Filosofía" que, si lee esto, estará deseando acabar con mi existencia en el mundo de las ideas, el teligible o cualquiera donde me encuentre.

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