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Narcos, serie que recoge la historia de Pablo Escobar. Fuente. |
"Back then, we were just finding out about the effects of cocaine - on the human brain. We didn't know much, but we knew it was some pretty powerful shit. Cocaine hijacks the pleasure centers in the brain. A rat will choose cocaine over food and water. It would choose cocaine over sleep, over sex over life itself. The human brain isn't quite the same as a rodent's unless we're talking about cocaine"-Murphy.
No suelo escribir sobre obras que no tengan cierto matiz fantástico, pero Narcos comienza citando al realismo mágico de la literatura de autores como Gabriel García Márquez y bien podría este estilo retratar el mar de situaciones que acontecen en esta serie de Netflix. Narcos me ha sorprendido por lo lejana que suele estar de mis gustos en cuanto a temática y lo mucho que me ha gustado por cómo funciona su drama, y es que, como decían los Rolling Stones, todos sentimos cierta simpatía por el mal, ¿no?
Narcos retrata la historia de dos agentes de la DEA, Murphy (sorprendente Boyd Holbrook) y Peña (gran Pedro Pascal, nuestro Oberyn), que intentan acabar con el imperio del narcotráfico en Colombia y con la figura de Pablo Escobar (terrorífico y carismático Wagner Moura). La serie, con una voz en off (que bien recuerda a las películas del mejor Martin Scorsese) cuenta perfectamente una época, aunque se tome licencias dramáticas a la hora de efectuar una obra impactante que nos habla de un modo sincero de cómo a Estados Unidos le importó el tema de la droga cuando perdió dinero, cómo sus militares se preocupaban más por la guerra fría y cómo Colombia llegó a estar a merced de los narcotraficantes como Pablo Escobar.
Narcos transmite perfectamente el sentimiento de inseguridad de las calles, la corrupción, el miedo a un asesinato, un secuestro o la redada de la policía. Nos habla de cómo los agentes de la ley muchas veces cruzaron las líneas, rompieron las reglas y acabaron con su propia moral si querían detener a los narcotraficantes o cómo estos doblegaban a través de su ley del plomo o la plata todo lo que había a su alrededor. El poder, la ambición, la avaricia, la venganza... todos estos conceptos tan clásicos de las historias se repiten y de forma aceptada en Narcos.
La serie posee un ritmo contundente. Aunque tiene capítulos de cincuenta minutos, se pasan en un santiamén, no solo por las arrolladoras escenas de acción, el humor o el horror que vemos en la pequeña pantalla, sino también por algo tan simple como ver a estos personajes funcionando en todo momento, con ese carisma que aportan a unos guiones que cumplen a la hora de contarnos toda esta historia. En su primera temporada, Narcos nos da momentos sorprendentes, espeluznantes, increíbles y, sobre todo, frenéticos. Si se me permite el chascarrillo, es adictiva.
Como detalle, Narcos ha sido creada desde Estados Unidos y, aunque intenta no pecar de parcialidad enseñando también el lado oscuro dentro de sus "líneas", cabe destacar también que se utiliza el español en la mayoría de las casos (algo complicado seguramente a la hora de vender la obra) y que da lugar a las quejas de algunos espectadores españoles por acentos como el del protagonista, de origen brasileño. Me parece una tontería, una menudencia, en comparación a la gran interpretación de Moura y todos los puntos buenos de esta ficción.
Porque sí, Narcos es ficción, pero como el realismo mágico, refleja lo que vemos cada día desde el prisma de lo increíble y, a menudo, lo normal no deja de ser terrorífico.