Akira, el manga que lo cambió todo

Akira, uno de los mangas más conocidos de la historia y lectura ineludible para los aficionados a este arte. Fuente.

La revolución que supuso el manga y la película Akira nunca ha vuelto a ser igualada. ¿Cómo podría cuando fue una serie que cambió cómo se veía el manga y el anime fuera de las fronteras de Japón? Un ejemplo que sirve de paradigma está en aquella España de comienzos de los '90, acostumbrada a Oliver y Benji o Dragon Ball, pero que no imaginaba lo que estaba a punto de ocurrir cuando empezó a ver aquella explosión atómica que arrasa con Neo Tokyo y que da pie luego a una moto roja que cruza el horizonte. Akira lo cambió todo: la forma de ver el manga, de leerlo, y de apreciar el anime. Fue el nacimiento de una pasión que todavía permanece.

El creador de esta obra no es otro que Katsuhiro Ōtomo, que venía de trabajar en obras como Pesadillas (Domu). Como bien sabrán los conocedores de su obra, Pesadillas es una obra que trata más sobre la ciencia ficción que sobre el terror, además de ser un experimento o ensayo de muchos conceptos que se repiten en Akira: la responsabilidad sobre el poder, las mutaciones, el horror, la muerte, la sociedad japonesa, etc. 

Siempre interesado en el mundo de la ciencia ficción, la ilustración, el manga y la animación, Katsuhiro Ōtomo se convertiría en el hombre detrás del manga y de la película. La cinta cinematográfica es un ejemplo de muchas de las virtudes y una obra imborrable para muchos, como sabréis. Sin embargo, siempre es recomendable acudir hasta el manga y conocer todo el nivel de esta inmensa historia.

Kaneda persiguiendo su destino por las calles de NeoTokyo. Fuente.

Más allá del fin

Akira nos traslada a un Japón que se recupera de la destrucción de una supuesta bomba atómica caída a finales del siglo XX, en 1992. Varias décadas después, el estado, altamente militarizado, experimenta con una serie de niños para desarrollar sus poderes. A todo esto, los jóvenes huérfanos, considerados parásitos, son enviados a academias similares a reformatorios. Dos de ellos son Kaneda y Tetsuo, que tienen una pandilla de moteros con los que se dedican a actos de vandalismo, los cuales se toman como un divertimento. Sin embargo, todo cambia cuando se cruzan con uno de los sujetos experimentales, Kaneda roba una misteriosa droga y conoce a Kei (una chica de la resistencia) y Tetsuo acaba en el hospital. Ese inicio desencadena una serie de actos que pocos podrían imaginarse. Y todo esto, de modo muy resumido, es lo que pasa en el primer tomo, aunque, sin duda, sorprende la rapidez del avance si tenemos en cuenta lo que se cuenta en la película (la cual adaptaría más o menos los dos primeros volúmenes y parte de un tercero).

El segundo tomo avanza muy rápido gracias al uso de las escenas de acción a las que suele recurrir Katsuhiro Ōtomo. Los niños de los experimentos han visto el futuro y saben que Tetsuo es peligroso, que pronto buscará despertar a Akira, lo que conllevará el fin del mundo. Una de ellos usará a Kei como arma para matar a Tetsuo. No todo irá bien durante la persecución en las instalaciones militares donde están encerrados: Tetsuo se muestra como un ser despreciable e intenta destruir a los otros niños (Kiyoko, Takashi y Masaru), localiza dónde está encerrado Akira y decide liberarlo. Kei y Kaneda (que sigue siendo un niñato) no pueden hacer nada para evitarlo y así es cómo despierta ese monstruo, el 28, que lleva esperando criogenizado durante mucho tiempo. Este es, sin duda, un tomo frenético y un avance de la historia. Puede que la acción sea tanta que no da tiempo para respirar (y el tomo de unas trescientas páginas se lee en nada), pero es un paso adelante espectacular.
"Debemos... controlar el futuro. No hay solo un camino. Nosotros no podemos manipular el futuro. Lo que ocurra ahora solo depende de ellos"- Kiyoko.
Pese a la fama de Kaneda, Kay (o Kei) y Tetsuo son los auténticos protagonistas del manga (al menos, para un servidor). Fuente.

En el volumen tercero de AkiraŌtomo despliega de nuevo toda su potencia gráfica para narrarnos la persecución de varios bandos en pos del pequeño Akira. A menudo, el lector puede involucrarse en la narrativa de las viñetas, aún sin hacer caso a los bocadillos de texto y demás. Es pura energía y dinamismo del splash page y diversas técnicas desplegadas por un artista en su punto más fuerte. Al borde de una nueva guerra mundial y con Japón en estado de emergencia, con militares en las calles y el Coronel preparando un golpe para tomar el poder, nos embarcamos en un volumen con acción a raudales, con la visión de las consecuencias de las decisiones y la complejidad del juego de intereses de algunos personajes como Nezu o Lady Mayako y sus niños, como Sakaki.

SOLDADO: ¿Qué hacemos, coronel?
CORONEL: Ya da igual.

La presencia de Tetsuo en el tercer tomo queda en un segundo plano, mientras que Kaneda, más que un protagonista, sigue siendo el testarudo antihéroe testigo de los personajes que realmente están cambiando la historia de este mundo donde los superpoderes tienen consecuencias siempre sobre las personas normales, aquellas que afrontan la barbarie, las revueltas, su vida... ¿Qué moralidad queda para el superhombre, como se preguntaría el filósofo Nietzsche?
"Si un objeto muy poderoso cae en manos de un hombre de esos, no le servirá de nada porque no sabría cómo controlarlo. Por lo tanto no le reportaría ningún beneficio. ¿Entiendes lo que te digo, ratoncito mío?"

Tetsuo y Akira, dos hijos de un mundo devastado. Fuente.

En el cuarto tomo hay otra ausencia notable y es la de Kaneda. Si en el tomo tres desaparecía Tetsuo, en este se profundiza en el personaje convertido en un villano, en cómo usa las drogas y exige mujeres que le complazcan, un ser que no duda en ser un tirano, mientras usa a Akira de escudo, aunque ¿quién puede controlar a Akira? Esta parte de la historia nos plantea un nuevo terreno, nuevas alianzas y un mundo después del apocalipsis, donde surge el Nuevo Imperio de Japón, comandado por Tetsuo y Akira, y la resistencia representada por lady Mayako y su súbditos. Además, el triunfo no se decide solo mediante la violencia o las persecuciones y engaños entre los diferentes bandos, sino por aquel que posea a los niños con los que se ha experimentado en todo ese tiempo. Los secundarios cobran vital importancia, como Chiyoko, la fiel mujer que protege a Kay y los críos, mientras que otros principales se reivindican, como el Coronel, que ha perdido todo su poder. Además de la consabida destrucción, también se avanza sobre qué es Akira y cuál es el futuro de este mundo más allá del apocalipsis tras el encuentro entre Tetsuo y lady Mayako.
El universo fluye hacia una conclusión. Lo que está alto estará bajo, lo que es denso será líquido. El orden buscará la entropía... El último giro hacia la uniformidad de las cosas es inevitable e irreversible.

Kaneda contra Tetsuo. Fuente.

En el quinto tomo nos acercamos al final y entran en escena las fuerzas de Estados Unidos y un grupo de científicos que quiere parar el avance de Akira y Tetsuo, descubriéndose el papel de un soldado enviado ya tras las líneas enemigas y los diferentes ataques para acabar con ambos. Seguramente, uno de los grandes instantes es cuando, durante la celebración de la instauración del Imperio, Tetsuo decide demostrar su poder dando un puñetazo a la luna y desembocando una serie terrible de maremotos y tormentas en la Tierra. En este punto, Mayako planea utilizar a Kay como llave para evitar los planes de Akira y Tetsuo, pero el punto más importante, más allá de Kaneda y sus batallas, está en cómo Tetsuo ya no puede absorber más su poder y empieza a perder el control.

En el sexto tomo asistimos a un desenlace que, como toda la serie, está plagado de acción. Recuperamos a todos los personajes hasta el momento y contemplamos cómo se ataca sin cuartel a un Tetsuo que ya no tiene nada de humano salvo unas ideas dispersas dentro de una mente que yace en un cuerpo enfermo y amorfo. Los planes de Mayako, el resto de los niños con poderes y las aventuras de Kaneda conducen al grupo hasta una batalla final donde vemos en qué punto comenzó realmente esta historia y quién era Tetsuo, al fin y al cabo, un producto más de la guerra, que ha perdido incluso a la esclava que llegó a querer, mientras todo el imperio se viene abajo.

Tetsuo será devorado por el poder, pero la pérdida de su brazo es uno de los puntos más conocidos del manga. Fuente.

Despidiendo a Akira

Uno de los problemas comunes que se señalan al manga de Akira es que uno siente que al propio creador se le va de las manos y quizás con menos tomos hubiera sido una historia más llevadera. A menudo, se echan en falta algunas escenas donde el ritmo se ralentice, pero el propio creador es el primero en pisar el acelerador con numerosas escenas de acción que no dan respiro y con una ambición, no obstante, loable.

Akira es una obra que contiene un alto toque de distopía, un mundo digno de Philip K. Dick, devastado, gris y triste, pero también habla de la situación de Japón tras el final de la Segunda Guerra Mundial, de las pandillas de jóvenes moteros que recuerdan a Mad Max y de la locura por un futuro ataque que pudiera destruirlo todo. Seguramente, es más importante el sentimiento de crítica que el autor transmite hacia Estados Unidos en el desenlace y hacia cómo Japón quedó tras la Guerra.

El monstruo según AkiraFuente.
Además, Katsuhiro Ōtomo no crea a los típicos personajes heroicos y los villanos maniqueos de los que tenemos que renegar; es más, Kaneda al principio es un personaje que, pese a ser un joven rebelde, no puede caer bien: es infantil, pueril, desagradable, egoísta, intenta propasarse con una de las chicas (ha dejado embarazada a la enfermera que le suministra drogas de forma ilegal)..., Tetsuo siempre ha sido un monstruo en potencia, esperando el poder y la droga para hacer lo que quiera y sobre Kei y su grupo no dejan de ser terroristas, al igual que el propio estado cimentado en el poder del Coronel y su ejército. Quizás, los personajes que más facetas muestran son Tetsuo, el Coronel y la propia Kei, frente a Kaneda que, más o menos, es siempre el mismo chaval.

Pese a que tiene mucho del shōnen nipón, para aquellos que nunca se han acercado al género, pueden ver similitudes con historias de superhéroes, aunque más humanizadas y distópicas. Al final, la ruptura de la amistad entre Kaneda y Tetsuo es similar al nacimiento de un héroe y un villano, pese a que pronto la obra opta por el apocalipsis y sus consecuencias, tema fascinante como bien saben los lectores de The Stand de Stephen King.

Visualmente, la obra es muy impactante. Pese a que, a menudo, se acusa a Katsuhiro Ōtomo de pecar de exceso de caricaturización, creo que su estilo se concibe perfecto para una obra de cientos y cientos de páginas con momentos de una gran fuerza visual que no consiguen otras formas artísticas del mismo modo en el que lo hace. Además, el diseño de personajes, aunque peque de ser similar en cuanto a caras en muchas ocasiones, logra también algunos rasgos distintivos, una potente ambientación (esa ciudad, esa moto...) y una expresividad imparable. Las numerosas y enormes escenas de destrucción son increíbles. Sí, Akira es una elegía sobre la muerte y la condena del ser humano, pero no deja de ser hermosa (aunque a su manera).


En cuanto al coloreado de la versión estadounidense realizado por Steve Oliff siempre ha resultado polémico para algunos seguidores que sienten que apagan la fuerza visceral de Ōtomo, por lo que sería interesante comparar la edición en blanco y negro con esta y decidir cuál es mejor según el criterio de cada uno. No obstante, cabe señalar que el creador del manga eligió al propio Oliff.

Como curiosidad, muchos temían que George R. R. Martin fuese adelantado por la serie que adapta sus novelas antes de que él llegase al final (cosa que ha ocurrido), pero el propio Katsuhiro Ōtomo dirigió la película antes de concluir esta obra que terminaría de publicar en los '90. 

Sea como sea, Akira ha sido publicada en diversas ocasiones, desde ediciones en blanco y negro hasta otras coloreadas, algunas con más y otras con menos discusión. En mi caso, mi edición sacada de la biblioteca y dividida en seis tomos recoge toda la historia de estos seres que se enfrentaron al apocalipsis y lo que vino después de él.

Muchas personas consideran el Akira de Katsuhiro Ōtomo como el equivalente en el manga a Watchmen en el género de los superhéroes, sin embargo, la obra incluye muchas particularidades propias y, quizás, lo máximo en lo que se parecen, aparte de en su forma de meditar sobre el poder y las consecuencias, está en su impacto e influencia para las generaciones venideras.

No obstante, Akira lo cambió todo.

La destrucción de Neo TokyoFuente.

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