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Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket cuenta la historia de los pobres hermanos huérfanos, los Baudelaire. Fuente. |
Si estáis interesados en historias con un final feliz, será mejor que leáis otro libro. En este, no solo no hay un final feliz, sino que tampoco hay un principio feliz y muy pocos sucesos felices en medio.
Una serie de catastróficas desdichas comienza mal para los hermanos Baudelaire: la inventora Violet, el letraherido Klaus y la pequeña Sunny, que se quedan solos tras la muerte de sus padres y son enviados a vivir con un siniestro hombre, el pérfido Conde Olaf, que hará todo lo posible para arrebatarles su fortuna.
Un mal principio, su primera entrega, nos transporta a los viejos cuentos donde los villanos eran pérfidos temibles y los niños debían ingeniárselas para escapar de ellos. También recoge profundamente el sentimiento del niño huérfano tan popularizado en el mundo anglosajón por un autor tan grande y genial como Charles Dickens y, en el mundo hispano, por obras como El Lazarillo de Tormes o El buscón (la célebre novela picaresca). A todo ello se suman diversos guiños a autores "góticos" como Poe, Baudelaire, etc., o visuales (como los del equipo que rodea la mayoría de las producciones de Tim Burton) y estos homenajes no son gratuitos, porque el espíritu que desprende la obra siempre es lúgubre, alejado de esos cuentos de finales felices que suelen recomendarse.
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Portada del primer libro de la saga de Una serie de catastróficas desdichas de Lemony Snicket. Fuente. |
Todo ello surge de la pluma de Lemony Snicket, que es el nombre bajo el que escribe el autor Daniel Handler, que, a través de este seudónimo, se convierte en un personaje más de la obra. Y es que uno de los rasgos característicos de Una serie de catastróficas desdichas es su originalidad, que aquí significa "uso de diferentes técnicas que se distancian de lo que solemos leer, por fortuna". Snicket otorga a su prosa muchos juegos de palabras, un lenguaje propio para la bebé Sunny, referencias y reflexiones que hacen de Una serie de catastróficas desdichas una lectura recomendable para los más jóvenes, pero también para aquellos de cierta edad que deseamos perdernos en una buena historia.
A su vez, uno de los puntos favorables de que se estrenen tantas adaptaciones cinematográficas o en formato de serie a partir de libros o cómics es que algunas editoriales aprovechan para sacar de nuevo al mercado los libros en los que se basa dicha obra. En este caso Montena recupera esta fantástica saga que ha visto recientemente su primera temporada en Netflix, tras, en 2004, estrenarse una acertada y entretenida película. La edición de Montena es fantástica: tapa dura, ilustraciones, buena maquetación, detalles de Lemony Snicket, etc.
En definitiva, Una serie de catastróficas desdichas comienza con Un mal principio, pero, irónicamente pese a su título, es un buen arranque para las aventuras de los huérfanos Baudelaire y los misterios en torno a la muerte de sus padres y la lucha contra el despótico Conde Olaf. Tétricamente genial.