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Se ha sabido que los Nobel no tuvieron en cuenta a Tolkien para sus premios por considerar que no cumplía con el nivel... Quizá era al revés: los Nobel no tenían el gran nivel de Tolkien. Fuente. |
Cuentan
que Nobel, tras inventar la dinamita y viendo los horrores que causaba, decidió
“pedir perdón” haciendo unos premios que fomentasen la ciencia y las artes que
nos ayudasen a apartarnos del horror. Eso decía en su testamento (más o menos), quizás sólo quería trascender después de muerto y su nombre siguiese siendo recordado)... En fin, sí, todos hemos sentido alguna vez
remordimientos ¿no?
Hace poco, leí una noticia: Tolkien fue
considerado para el Nobel de Literatura, pero su jurado lo considero un
escritor de segunda. [Inserte aquí todos los insultos que se quiera.]
Eso me recuerda una vez más cómo muchos jurados se han
perdido, están en su atalaya y aplauden el sonido de sus propias voces pedantes.
Lo que es un “moderno”, pero aplicado a tiempos inmemoriales (bueno, sí se recuerdan, pero dudo que sean memorables).
Personalmente, siempre he dicho como
“juntaletras” que me considero, que nunca un escritor de género fantástico o
terror (menos aún de tebeos, como Alan Moore), de esos que adoro, ganará un Premio
Nobel. El prejuicio de “eso es literatura para gente idiota, de segunda” sigue
vigente gracias en parte por algunos “frikis” que se han apoderado de este tipo
de literatura. Por friki no me refiero a fan, por friki me refiero a monstruo
de feria que se dedica a apoderarse de libros, películas y demás y convertirlos
en una especie de religión sólo para ellos cuyo objetivo es simple: yo soy
especial, tú no. Una gilipollez, vaya, que, como ya dije en su día, ha
conseguido hacer más daño que ayudar.
A todo esto, decir que se propuso a Hitler... ¡A Hitler! Pero ¿qué?
Así que ¿quién diantres podría querer un reconocimiento así? Por mí que se lo guarden y que sigan haciendo su pantomima cada año.
Así que ¿quién diantres podría querer un reconocimiento así? Por mí que se lo guarden y que sigan haciendo su pantomima cada año.
Huyendo de estos premios para “mentes
eminentes”, no sé si os he contado que adoro la frase de Stephen King: “Soy el
equivalente literario a un Big Mac con queso”. Pese a que no me gustan los Big
Mac, sí me gusta saber que hay escritores que escriben los sueños que desean
sin importarle los “premios importantes”, aunque se les considere “comida” de
segunda. Ahí están King, Tolkien, Alan Moore, C.S. Lewis, J. K. Rowling,
Charles Dickens, Carlos Ruiz Zafón, Margaret Weis y Tracy Hickman...
Considero que hay que sentirse orgulloso de lo
que uno escribe siempre que se esfuerce al máximo, que no sea sólo para ganar
dinero o galardones.
Creo que no tendremos nunca el Nobel, pero
tampoco creo que nos haga falta. ¿No?