Críticas de libros: Carmilla, la madre de los vampiros

Carmilla es la madre del vampirismo en la literatura moderna. Imagen libre de derechos. 
“Querida, sé que tu corazón se siente herido. No me juzgues cruel: me limito a obedecer una ley ineludible que constituye mi fuerza y mi debilidad. Si tu corazón está herido, el mío sangra con el tuyo. En medio de mí gran tristeza, vivo de tu exuberante vida, y tú morirás, morirás dulcemente por la mía. Es algo inevitable. Y así como yo me acerco a ti, tú, a tu vez, te acercarás a otros y aprenderás el éxtasis de la crueldad, que es una forma del amor. No intentes saber nada más de mí ni de mi vida, pero ten confianza con todo tu amor.”

Siglo XIX. Laura y su padre viven en un viejo castillo, lejos del resto del mundo. Un día, aceptan ayudar a la ocupante de un carruaje: debe seguir su camino rápidamente, pero su hija no puede continuar porque se encuentra indispuesta. Laura y su padre aceptan cuidar de la muchacha hasta que regrese su madre. La joven se llama Carmilla… Y la sombra del vampiro se cierne sobre ellos. 

Carmilla es una de las novelas cortas (¿o cuento largo?) más desconocidas que existen sobre el mito vampírico para el “público profano”. Siendo una de las primeras grandes obras impulsoras del chupasangre, pocos conocen al irlandés que recogió la leyenda del vampiro en esta inmortal (nunca mejor dicho) historia: Joseph Sheridan Le Fanu, escritor gótico de novelas de terror que recibiría el apodo del príncipe invisible debido a como huyó de la vida social tras la muerte de su esposa.

La sombra del vampiro

En 1872, varios años antes de que conociésemos al funesto Drácula de Bram Stoker (publicada en 1897), Le Fanu, habituado a las historias de fantasmas, escribió Carmilla, novela corta llena del misterio, romanticismo y horror, conceptos que han acompañado a la figura del vampiro desde entonces (a veces, para mejor y otras para peor, sin duda).

Curiosamente, ya que nombramos a Stoker, deberíamos decir que su Drácula (seguramente la obra sobre vampiros más conocida de la Historia) toma muchísimos elementos de Carmilla: los atributos del vampiro, el halo de misterio, personajes como Van Helsing recuerdan al general y al barón de la obra de Le Fanu… Sin duda, sería extraño imaginar a Drácula sin la amplia influencia de esa hermosa y cruel vampiresa que es Carmilla.

Eso sí, si Bram Stoker se inspiró (muy relativamente) en el personaje real de Vlad Tepes el Empalador como una de sus fuentes para la creación de Drácula, Le Fanu se inspiró en otro personaje histórico relacionado al vampirismo: la condesa Elizabeth Báthory, una psicópata que se bañaba con sangre para mantener su juventud (entre otras leyendas).

Además, el vampirismo de Carmilla marca el devenir de estos monstruos en otras novelas y en la gran pantalla, con varios elementos característicos: la aversión a los objetos o ritos religiosos (en este caso, al canto de un cortejo fúnebre), el carácter seductor (encarnado por la peligrosa protagonista, Carmilla), el monstruo como miembro de la nobleza (Carmilla es condesa), dientes afilados, se puede usar ciertos amuletos para protegerse, pueden fingir ser románticos con tal de devorar a sus víctimas… Ah, pero como es habitual en el escritor que toca el vampiro, aquí se aleja de la leyenda en un punto: Carmilla no es pálida.

Retrato de la condesa sangrienta. Fuente.

El misterio de Carmilla

Le Fanu es un gran autor que se puede seguir leyendo sin problemas. Controla bien los tiempos (no aburre), grandes ideas (como conectar a dos personajes diciendo que uno había soñado con el otro), crea bien las atmósferas de su obra, sabe transmitir bien los sentimientos, hay buenas frases… Aunque el final pueda parecer un poco atropellado y algunos diálogos parezcan forzados (si los juzgamos, erróneamente, con la manera de hablar que tenemos ahora). 

Sin embargo, hay buenísimos momentos como el siguiente:

El próximo otoño. Dentro de un par de meses respondió mi padre, y añadió—: Me alegro, querida, de que no hayas conocido a la señorita Reinfelt.¿Por qué? inquirí, molesta y curiosa al mismo tiempo.Por que la pobre muchacha ha muerto.”

A través de sus menos de cien páginas, Sheridan Le Fanu nos cuenta un buen relato de vampiros con sabor añejo. Por ejemplo, hay que destacar que por encima de muchos autores, como Stoker, Le Fanu es más valiente al abordar la temática a la hora de presentar, en esa época, a dos jóvenes mujeres que se enamoran.

“—Nunca me he enamorado, y nunca me enamoraré —afirmó Carmilla—. A no ser que me enamore de ti...”

Lejos de caer en lo burdo en cuanto a la sexualidad, crea un amor casi platónico entre Laura, la protagonista, y el monstruo, siendo seguramente el precursor de tocar la temática homosexual y el vampirismo hace más de un siglo.

La versión ilustrada de Carmilla de Antonio Lorente.

Otra particular visión de la vampiresa.
“Carmilla me cogía entre sus brazos, me miraba intensamente a los ojos, sus labios ardientes recorrían mis mejillas con mil besos y, con un susurro apenas audible, me decía:—Serás mía... debes ser mía... Tú y yo debemos ser una sola cosa, y para siempre".

Por si fuera poco, Le Fanu deja claro que el vampiro puede ser mujer y puede ser un auténtico monstruo.

“Suspiró y me miró apasionadamente con sus hermosos ojos negros. En realidad, aquella joven me atraía de un modo inexplicable, pero al propio tiempo me inspiraba una indefinible repulsión. Sin embargo, pese a lo contradictorio de  mis sentimientos, lo que predominaba era la atracción. Aquella joven desconocida —hasta cierto punto— me interesaba  y me conquistaba. ¡Era tan hermosa y fascinante!”

Como veréis, el amor aparece en la obra, pero por él no es una estupidez, un bodrio, como lo son otras “novelas” de “vampiros” románticos bañados en purpurina (sí, me refiero a esa saga que tendréis en mente). Le Fanu es un buen escritor y, en cómo desarrolla su historia, se nota.

“Los jóvenes se enamoran y encariñan al primer impulso. Me lisonjeaba el evidente afecto que me demostraba aquella joven, aunque me parecía que yo no había hecho nada para merecerlo”.

En definitiva, “Carmilla”, pese a ser un personaje postergado a videojuegos o películas de alto corte erótico, es un relato del escritor Joseph Sheridan Le Fanu que deberíamos reivindicar y ¿cuándo mejor que ahora, con el Halloween tan cercano?

Recordad, cerrad las puertas, o Carmilla podría visitaros o… Acaso, después de leer su historia, ¿no desearéis dejarlas abiertas?

“Puedo aseguraros que en general era una vida muy aislada”- LAURA.

Carmilla vigila a Laura. Fuente.

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