Críticas de cine: El árbol de la vida

La vida de cada uno de nosotros es un árbol que crece y se pierde. La muerte del hermano de Jack hará que rememore cada una de las hojas que configuran su existencia…

Críticas de cine:

El árbol de la vida

Fotograma de El Árbol de la Vida. Fuente.
Director y guionista: Terrence Malick
Intérpretes principales: Brad Pitt, Sean Penn, Jessica Chastain…  Consultar el resto del reparto en IMDB
Música: Alexandre Desplat.
Nacionalidad: Estados Unidos
Duración: 138 minutos.
Año: 2010.
Género: ¿Drama?

“Lo que Dios nos da, Dios nos los arrebata”
Abuela (Fiona Shaw)
El árbol de la vida es una de esas películas que la amas o la odias. Personalmente, no me ha gustado, no he conectado con ella en ningún momento y me ha parecido un barato y soporífero "libro" de autoayuda.
Uno puede aplaudir la osadía de Malick: cubrir una historia bastante simple (con retazos de su vida, quizás un exorcismo de sus problemas) con hermosas imágenes y partes casi experimentales; pero, por otro lado, una película para mí no es sólo experimentación visual (salvando escenas en las que Malick no sabe dónde colocar la cámara), también es historia. 
Malick recurre continuamente a la metáfora para hacer más compleja una historia más simple que el mecanismo de un cubo: un hombre que, tras la muerte de su hermano, recuerda su niñez, digna de Edipo: amaba a su madre, odiaba a su padre y, para conseguir a ella, se convirtió, con sus hermanos, en un remedo de su cruel progenitor… Así, machaconamente, hasta que todo concluye en: la vida consiste en perdonar, no odiar y… Bla, bla, bla, más y más moralejas repetidas una y otra vez, situaciones que aparecen hasta la saciedad y desvaríos por y para el deleite de cierto tipo de público, durante más de dos horas que pasan tan lento como ver crecer un desierto.
Mientras, los actores pululan por ahí prisioneros de un guion que pretende ir de trascendental. Brad Pitt destaca (no sólo como productor), a la vez que Jessica Chastain, quien hace de la madre, se convierte en un personaje casi irreal, los niños en algo artificiales y  Sean Penn que ni siquiera se sabe bien qué está haciendo (si recordar su vida, soñar con otra, morir o qué diantres)… Un montón de frases en voz en off algo artificiales que se dibujan sobre un poema visual.
Sí, "poema visual", quizás es un buen término para referirse a El árbol de la vida. 


Malick compara la vida de una persona con la de todo el mundo e incluso el universo. Puede quedar bien… Pero cuando se acaba recurriendo a imágenes muy bonitas que desembocan en dinosaurios, meteoritos y demás… Uno ya no sabe qué pensar: ¿genialidad o volada mental de dimensiones épicas? Para mí, lo segundo. 
¿Busca crear emociones? Lo más seguro, ¿quién sabe?, pero a mí no me ha producido ninguna sensación más que mirar cada dos por tres mi reloj... Y eso es lo peor que me puede pasar en una película: que me aburra. "El árbol de la vida" lo consigue bastante.
Por tanto, nos quedamos con un envoltorio muy hermoso para un contenido muy vacuo, que llega a caer incluso en lo ridículo (esa madre que vuela, ese camisón tirado por el río…).
¿Hay algo que me haya gustado? La música del siempre estupendo Alexandre Desplat está muy bien y hay algunos efectos especiales que crean imágenes visualmente atractivas, incluso cuando se llega al esperpento y aparecen dinosaurios (sí, chicos y chicas, dinosaurios en una película existencial, debía repetirlo).
El árbol de la vida no es más que mucho redoble de batería para... Nada, un panfleto de autoayuda. 
El fin y el principio. Fuente.
En resumen: esta película es la cinta perfecta para definir ese concepto llamado: “pretencioso”. Por mucho que se busque en ella (que algunos son expertos en esto de querer ver lo que no hay),  en la cinta sólo se hallará un vacío: una historia nada compleja, aburrida, que pretende ser un espejo no del mundo, sino ¡del universo!, y se queda en un simple repertorio de frases grandilocuentes y sucesos sin coherencia alguna (el montaje acaba siendo una inclusión de imágenes bonitas, muchas veces, simplemente, porque sí).
En fin... 
Si te gusta la poesía, puede que te encante la película. Si eres un “gafapasta”, nene, El árbol de la vida es la película de la que presumirás las próximas semanas. Si eres de los que conectas con alguna trama o te gusta el mundo más visual, mis felicitaciones, podría gustarte. El árbol de la vida, personalmente, me ha parecido un peñazo, sin alma, muy artificial, pero eso sí, todo muy bonito. Pero a mí eso no me basta, nunca jugué con el papel de regalo, sino con el juguete.
“El único camino para ser feliz es el amor”

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