Es decir, el poder económico, con un loco al volante, arrolla a los más desgraciados de nuestra sociedad. Es interesante, además, aplicar esta lectura entre líneas para un final donde los que salvan el día son dos personas que no te esperas: un joven afroamericano procedente del extrarradio que ha conseguido ir a Harvard y una muchacha con problemas psicológicos; son aquellos que no aguardas que sean los héroes y acaban siéndolo, personas comunes, dañadas como todos.
(Podemos sumar al juego los constantes paralelismos entre viejo, gordo, honrado y clásico Bill Hodges frente al joven, famélico, vil y amante del punk rock que es Brady; detective contra asesino, gato y ratón, pero sería olvidar que Hodges tiene raíces irlandesas y Brady es un producto de la pobreza, la falta de valores y la carencia de ayuda para ciertos sustratos de la sociedad).
Todo este tema me hace pensar que, con Mr. Mercedes, Stephen King aprovechó la coyuntura de la crisis económica para hablarnos de nuestros monstruos cotidianos de un modo que muchos no saben apreciar. King es el maestro, al fin y al cabo, de transformar los lugares comunes en historias escalofriantes: el acoso escolar es Carrie, el miedo a la muerte es El Cementerio de Animales, el temor a una epidemia y la falta de fe es Apocalipsis, la destrucción de una familia por las adicciones es El resplandor... Y el caso de Mr. Mercedes sería una defensa de cómo los poderosos, con su dinero, aplastan a los débiles y conciben monstruos con ellos.
![]() |
Atentos al homenaje y guiño que se hace con King, aparte de con su cameo, con el tema de Los Ramones para Pet Sematary, que suena durante una de las escenas de Brady en su coche. Fuente. |
El tema del dinero como clave del poder me ha recordado a uno de los mejores cómics que he leído en los últimos a´ños y por el que no dejaré de dar gracias a las personas que me lo recomendaron. Me refiero a Los asesinatos del lunes negro de Hickman y Coker. La premisa parece fruto de una alucinación: ¿qué pasaría si el dinero fuese una herramienta para la magia? ¿Y si las crisis económicas fueran creadas por seres capaces de manipular la magia, es decir, el dinero? ¿Se imagina a un grupo de entes poderosos, con habilidades comerciales, que usasen su poder sobre la sociedad? Suena a una idea casi de serie b, imaginar una especie de The Magicians pero con tipos que deciden el destino del mundo a través del dinero, pero Jonathan Hickman, por medio de las diferentes líneas paralelas, unos personajes estupendos y un worldbuilding majestuoso y complejo, logra la que seguramente sea la mejor serie de cómic que no estás leyendo (y si lo estás, enhorabuena).
Como Mr. Mercedes, defiende cómo hay élites que manipulan el vil metal, el poderoso caballero quevediano capaz de cualquier cosa, para crear una visión de la sociedad cada vez más oscura. Diferentes familias, enfrentadas por el destino del dinero y la influencia económica como si fueran hechiceros, nos conducen a un juego de tronos que, con calma, nos entrega muchas grandes reflexiones sobre el poder del dinero y toma la idea de la fantasía urbana: ¿qué pasaría si existiese un submundo dentro del nuestro? ¿Qué ocurriría si los suicidios del crack del 29 fueron, en realidad, sacrificios humanos? ¿Quién es el dios Mammón, señor del dinero, que maneja, como una fuerza demoníaca, todo este juego?
Pese a que en las últimas décadas, Francisco de Quevedo, uno de nuestros más insignes autores, ha sufrido distintas campañas de desprestigio, nadie ha podido extingir el éxito y el significado de muchos de sus versos. Donde más me gusta Quevedo es cuando da tirones de oreja a la sociedad y sus versos dedicados al dinero siempre han generado en mí un gran entusiasmo. Este autor que vivió hace siglos, entendió la importancia del metal y los billetes y supo cómo este podía levantar y aplastar a cualquier. Es triste pensar, al fin y al cabo, que el único atisbo de magia de nuestro mundo esté en algo tan triste, ¿no?
Como Mr. Mercedes, defiende cómo hay élites que manipulan el vil metal, el poderoso caballero quevediano capaz de cualquier cosa, para crear una visión de la sociedad cada vez más oscura. Diferentes familias, enfrentadas por el destino del dinero y la influencia económica como si fueran hechiceros, nos conducen a un juego de tronos que, con calma, nos entrega muchas grandes reflexiones sobre el poder del dinero y toma la idea de la fantasía urbana: ¿qué pasaría si existiese un submundo dentro del nuestro? ¿Qué ocurriría si los suicidios del crack del 29 fueron, en realidad, sacrificios humanos? ¿Quién es el dios Mammón, señor del dinero, que maneja, como una fuerza demoníaca, todo este juego?
Pese a que en las últimas décadas, Francisco de Quevedo, uno de nuestros más insignes autores, ha sufrido distintas campañas de desprestigio, nadie ha podido extingir el éxito y el significado de muchos de sus versos. Donde más me gusta Quevedo es cuando da tirones de oreja a la sociedad y sus versos dedicados al dinero siempre han generado en mí un gran entusiasmo. Este autor que vivió hace siglos, entendió la importancia del metal y los billetes y supo cómo este podía levantar y aplastar a cualquier. Es triste pensar, al fin y al cabo, que el único atisbo de magia de nuestro mundo esté en algo tan triste, ¿no?
El dinero es poder, sin duda, y es interesante ver cómo la crisis económica han marcado a dos autores estadounidenses como Stephen King y Jonathan Hickman; el primero para realizar una entretenida historia criminal en formato de novela, mientras que el segundo ha creado un enorme enfrentamiento dinástico cuya meta es el poder en el cómic. Y es que la realidad se filtra en la ficción o viceversa. El dinero es poder, pero también maldad y magia, sátira y crítica. Y nosotros... nosotros pagamos.
![]() |
Los asesinatos del lunes negro de Hickman y Coker. Fuente. |
"Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
anda continuo amarillo.
Que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
poderoso caballero
Es don Dinero".
Francisco de Quevedo.