El Reto del Juntaletras: elige tu público. Tu novela no es para todos

¿Quién te leerá? Fuente.
Esta es una de esas verdades contra las que no se puede luchar, porque no se puede combatir contra todo el mundo sin perder el tiempo ni el ánimo suficiente para hacer cosas más útiles. Y aunque es una verdad de la que no se puede escapar, yo no me di cuenta hasta hace poco, porque, a veces, mi yo bohemio decide pensar que el mundo tiene algo de esperanza y luego se topa siempre con que no, que el mundo es lo que es y ya está.

Tu historia no es para todos


La verdad absoluta es: no todo el mundo es tu público. Cuando escribes, la gente te pregunta en ocasiones: «¿para qué tipo de público escribes?». Y yo, hasta ahora, siempre decía: «para cualquiera que quiera leer una historia». Pensaba que a cualquiera, aunque le gustase los romances entre chicas y ficus y calamares o la moda del youtuber de turno, apreciarían la lectura de una historia que considero buena. Pero me equivocaba; si a esa persona solo le gustan obras que van de triángulos amorosos entre plantas y cefalópodos o libros vomitados por un escritor fantasma para el youtuber de turno, tu historia ya podría ser It, Cien años de soledad, El guardián entre el centeno o Los miserables y no les gustaría. No, no, no. El término universal me temo que no se aplica aquí.

Así me rio ahora de mi yo con esperanza en el mundo. Fuente.
Mi gusto es bastante ecléctico (al menos, pienso eso). Me gusta el género fantástico y el terror, pero puedo ver una buena comedia o un drama sin ponerme quejica. No voy a exigir que Charles Chaplin meta a un elfo en sus películas (sí, viajaría en el tiempo para ello) o no haría que Billy Wilder hiciera una película de superhéroes. Disfruto de su cine igual, porque son buenas historias. Y sí, me encantan aún más las que tienen elementos fantásticos como Metrópolis, pero me puede gustar cualquier cosa. Ahora estoy viendo bastante anime, algo he visto de cine coreano, consumo mucho cine estadounidense, pero también me gustan las series… E igual con los libros. Leo a muchos autores estadounidenses, británicos, españoles y latinoamericanos, pero quiero ir ampliando horizontes y descubrir a otros. E igual con la música. Las influencias, cuantas más, mejor. Me encanta.

¿El problema? Considero que hay pocas personas así (o yo conozco pocas). Gran parte del público espera leer siempre la misma historia y detestan que se lo cambien o que les exijan que se involucren. «¡Son muchos personajes!», dicen y piensas: porque estás acostumbrado a leer solo a tres que se lían entre sí. «¡La chica me parece infantil!», dicen y piensas: porque estás acostumbrado a que se tengan que liar todos entre sí para hacerlo más maduro. «¡Es larga!», dicen y piensas: porque no estás acostumbrado a leer más de doscientas páginas a letra doce. ¿Y sabes qué es lo peor? Que jamás probarán ni disfrutarán nada nuevo, que se quedarán muy felices con tu plato precocinado y, a veces, se quejarán de repetir (para quedar bien), pero seguirán comiendo esa bazofia y punto. Vomitarán, se ahogarán en su vómito y lo volverán a engullir. Disfrutad. 

En resumen, si tu novela es de fantasía y esa persona solo lee novelas young adult sobre chico se enamora de chica y cosas así (sin jamás abrirse de ahí), no entenderá tu novela de fantasía. ¿A qué es triste ponerse esas limitaciones?

Ese es el escritor cuando se da cuenta de esto. Fuente.

¿Y tú qué haces?


Entonces, ¿cuál es mi público? ¿Género? ¿Edad? No, más bien, busco una actitud. Para mí, mi lector ideal es aquel que quiere descubrir mundos, que quiere zambullirse en historias sin temer un capítulo largo, sin miedo al hecho de no encontrarse con un cliché de moda… No es el lector que se cierra, sino el que decide abrirse a las palabras. Es un lector que no le importa que no haya un romance a calzador. Es un lector que aprecia que las mujeres no sean tratadas como despojos. Es el que comprende que la magia no debe limitarse a lo que se ve en la fantasía habitual, sino que puede dar un paso más. Es el lector que lee para disfrutar sin tener que exigir atiborrarse de fórmulas ya mismas que le llevan a sentirse en el mismo bucle, siempre.

Llegados a este punto, si no sabes quién es tu público y quién no, te diré algo liberador: escribe para ti. No te digo que seas oscuro porque sí, que tu mensaje sea solo para ti, puedes ser claro, puedes querer que te entiendan, pero, al final, no pienses en: debo recortar tantas páginas de buena trama para hacerlo comercial, tengo que meter tal cliché para que se venda, tengo que hacer que la protagonista tenga menos carácter… No, no mates así tu historia. Escribe lo que tu corazón te pida, con el estilo que nazca de ti, con el deseo de llevar lo que imaginas a la página. Es lo único que te puedes asegurar por hacer. Lo demás depende de los otros. Y por ahora, solo somos uno, con nuestros mundo y personajes, y con eso ya tenemos suficiente.

Alguien debe haber ahí fuera.

Y así, buscas a tu público. Fuente.

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