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Póster ilustrado del film The Hunger. Fuente. |
"Siempre"- John.
Me acerqué a The Hunger con cuidado, con miedo. No era un terror provocado porque la cinta tratase sobre vampiros y asesinos varios, sino porque había leído algunas críticas poco favorables, aunque con el tiempo he dejado de permanecer a merced del criterio de otros, que señalaban que era delirante, aburrida y carecía de fundamento o sentido. Todas las opciones son respetables, pero estas no se acercan a mi opinión sobre la película. The Hunger no solo me ha gustado sobremanera, sino que se ha convertido en una de mis películas favoritas sobre vampiros, drogas, vicios, años ochenta, los movimientos alternativos, la inmortalidad, la tragedia… Y, sobre cualquier tema importante, al fin y al cabo.
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Bauhaus y su famoso Bela Lugosi's Dead introducen el prólogo del film. Fuente. |
Dirigidos a la muerte
Tony Scott siempre "cargó con la cruz" de ser el hermano de Ridley Scott, el hombre tras películas como Alien o Blade Runner. Sin embargo, el propio Tony poseía cintas de indudable interés, como la extraña The Hunger. Mediante la dirección, el montaje y la fotografía, Scott y su equipo logran transmitir una atmósfera sobrecogedora, cercana a una pesadilla. Influido por la estética gótica y postpunk, desde ese inicio con la actuación de Bauhaus incluida y su Bela Lugosi’s dead, troceada por el prólogo, The Hunger nos entrega una declaración de intenciones donde el sexo es caza y la violencia es el método para hallar la juventud y la inmortalidad.
The Hunger es una película sobre vampiros interesante, porque es diferente a otras y en su distinción halla su propio sentido. Aparte de que nunca se menciona la palabra «vampiro», se olvida de parte de los añadidos del celuloide o la literatura (los murciélagos, sustituidos por palomas, por ejemplo) y los vampiros carecen de colmillos, no vienen de Transilvania, sino que parecen proceder del antiguo Egipto (como vemos por el uso del ankh) y nos evoca al origen de los vampiros de Anne Rice. Durante la cinta, se pone hincapié en el melodramatismo, la inmortalidad, la tragedia, la pura monstruosidad (que también la hay) y, al final, el ansia, esa droga que es la vida, nos otorga una historia sobre inmortalidad que resulta ágil, conmovedora y moderna, tanto en su puesta en escena como uso de las diferentes piezas.
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Los dos amantes en plena caza. Fuente. |
El punto más discutible de The Hunger puede ser que el film consta de varios finales en uno (y aunque no hay spoilers, podéis saltaros este párrafo): el para siempre de los amantes, el suicidio, el adiós, el regreso de los que amaron y ahora odian, la despedida de la diosa, el detective, la ensoñación… Cada uno de esos elementos, podía ser el final, pero acaban encadenándose. Funcionan, aunque se siente, hasta cierto punto, como una sucesión de desenlaces más que de un modo independiente. No obstante, se disfrutan, como si fuera una obra que incluye diversos epílogos.
En su reparto, destaca el trío protagonista: la vampiresa Miriam de la sofisticada e hipnotizante Catherine Deneuve, su frágil amante John (inconmensurable David Bowie, que nos recuerda al alienígena de la magistral y tristemente olvidada: El Hombre Que Cayó en la Tierra) y la investigadora que nos refleja a todos: Sarah, interpretada por Susan Sarandon. Es un curioso triángulo donde más que el amor, está presente la lujuria, la necesidad, el poder, el deseo. Si muchas veces, critico los triángulos por manidos, aquí tenemos otra situación, desempeñada de otra manera y con un talento a tener en cuenta.
Hay varias escenas que perduran como esas sesiones de música con la vecina Alice (con su cruel final) o el drama de John, esa vejez fugaz, ese dolor, esa enfermedad que nos hace pensar en otras demasiado reales y muestra nuestro fatal destino. Por mucho que queramos, morimos y nadie puede escapar de ese círculo, de esa condena, y comprendemos la ira, el dolor y la venganza de John. ¿Quién no se sentiría así?
Y, aunque deberíamos
odiarla, yo también comprendo el tormento de la inmortal Catherine Deneuve, en
algunas escenas tan divina y en otras tan frágilmente humana. Comprendemos que
perder a sus amantes, aunque inevitable, le causa dolor y no son cerillas
consumidas que arrojar a un cenicero sin más. Al igual, empatizamos con el
personaje de Sarandon por la inmortalidad, porque al final, son los temas
humanos lo que nos interesan incluso cuando hablamos de monstruos. Todos
querríamos ser inmortales, jóvenes y poderosos para siempre, pero hay un
precio.
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Gif del personaje de John y su deseo en The Hunger. Fuente. |
La película The Hunger no
ha contado con secuela hasta la fecha, aunque hubo una serie titulada del mismo
modo a finales de los ’90, que contó brevemente con Bowie y desarrolló otras
tramas, sin excesiva conexión con el fim. No obstante, el escritor Whitley
Strieber escribió dos libros más sobre vampiros, que no han sido filmados hasta
la fecha: The Last Vampire y Lilith's Dream.
Y es que el hambre nunca se sacia y el ansia por desentrañar nuestras almas hace de los vampiros del ankh de The Hunger, algo merecedor de ir más allá de las críticas, porque no somos personas, sino monstruos y ellos nos lo recuerdan.