El Ministerio del Tiempo: Tiempo de hidalgos, artistas y sueños

Este comentario trata sobre el desenlace del último capítulo emitido hasta la fecha de El Ministerio del Tiempo, así que, si lo vais a ver, tened cuidado con los posibles spoilers… ¿Entendido? ¿Seguro? ¿En serio? Que después no podéis quejaros de los spoilers, ¿eh?. ¿Vale? Vale, sigue leyendo…

Cervantes y nuestros héroes del tiempo. Fuente.
La ciencia ficción es la metáfora de lo imposible, la respuesta con formato (a menudo) de hipérbole a la pregunta “¿y si…?” y ahí cabe cualquier posibilidad. El mayor regalo del género fantástico es que hace que el ser humano sea capaz de imaginar, ya sea para explicar la realidad, sus sentimientos o enmascarar la verdad con los rudimentos de la ficción para mostrarla de la forma más sincera.

Lo anterior no es una reflexión banal, es lo que pensaba cuando estaba viendo ayer el capítulo de El Ministerio del Tiempo titulado Tiempo de hidalgos. En él, nuestra patrulla del tiempo (Amelia, Alonso y Pacino) tiene que conseguir que Miguel de Cervantes recupere El Quijote tras haberlo vendido a unos ladrones del tiempo que podrían haber borrado de la existencia esa magna obra de las artes.

En el desenlace del capítulo (recordad la advertencia del principio sobre los spoilers), la patrulla decide llevar a Miguel de Cervantes al presente para que conozca la fama de la que no gozó en vida, para que descubra cómo El Quijote se transformó en el pilar cultural de España e hizo que el español se conociera como la lengua de Cervantes. En una escena genial, Cervantes se encuentra con su propia estatua y contempla cómo El Quijote ensalzó la magia de la literatura durante generaciones.

Cervantes descubre su futuro Fuente.
Cualquiera que haya visto el magnífico capítulo Vincent y el Doctor de Doctor Who, recordará cómo el Doctor y Amy traían al presente Van Gogh a una exposición con su arte para que supiera de la fama que nunca alcanzó en vida. Una de las mejores escenas, sin duda, de la nueva era de Doctor Who y los propios creadores del Ministerio han reconocido el guiño que realizaron a esta escena en su capítulo. Ya sabéis lo que pienso: adoro Doctor Who, así que ¿cómo no adorar el Ministerio con este guiño?


Conocer a los genios


Sin embargo, esto que he comentado hasta ahora son un par de aspectos formales del capítulo y muchas cosas similares se escribirán sobre él desde hoy en adelante. Yo quería hablarles de otra cosa, a raíz de ver a los personajes interactuando con genios como Miguel de Cervantes o Lope de Vega. Quería hablarles, por ejemplo, de lo mágico que sería poder conocer a tus autores favoritos. 

Suelo ser cauto a la hora de querer conocer a mis ídolos. Adoro a muchos escritores que no sé si me gustaría conocer en persona, porque ¿y si me decepcionan? Pero... Imagina poder conversar con Edgar Allan Poe, imagina descubrir quién era en realidad Homero, imagina tomar el té con Tolkien, imagina ver a genios en acción como Bécquer… Serían una sucesión de momentos estupendo y es una galería imposible a la que la ficción, la fantasía, la ciencia ficción, nos puede acercar con los brazos abiertos. Y eso es magnífico.

¿Imagináis hablar con Poe, al que muchos contemporáneos criticaban? Fuente.

El artista y su horizonte


Por otro lado, mientras veía el capítulo, recordaba una conversación reciente con un compañero que estudia cine. Él me hablaba sobre lo triste que sería morir sin que su obra fuera reconocida. La suya, la mía, la de muchos artistas… Yo siempre le comento que grandes artistas murieron en la indigencia y que solo fueron reconocidos tras su muerte, que muchos geniales autores jamás gozaron de las mieles del éxito y mucho menos en España, este país empeñado a menudo en menospreciar la cultura o maltratar a sus ídolos. Él insistía en que, pese a que fuera reconocido el artista en el futuro, era una porquería que jamás se le hubiese reconocido en vida. Y así lo pensé yo también.

Mientras veía la historia de Tiempo de hildagos, supe que los artistas jamás tenemos la posibilidad de ver el futuro y saber si nuestra obra ha triunfado o conmovido a alguien en el futuro. Ese espacio queda para la ciencia ficción. A los artistas nos queda el silencio y la duda. De vez en cuando, sabemos de alguien a quien le llega nuestro arte y lo conmueve, pero a menudo nos centramos en los momentos malos, en los bajones, en las faltas de perspectivas… Soñamos y nos sacrificamos para crear, pero a veces, eso que amamos parece no llevarnos a ningún sitio. Ser artista no se elige, como quien dice. Pero hay que centrarse en esa gente que nos aprecia, en ese sentimiento de que nuestra obra podría marcar la diferencia, quizás no alcanzar la fama del Quijote, pero sí aunarse a esa familia de contadores de historias que ha conmovido y conmueve el mundo. Y eso es algo por lo que vale la pena crear, por estar en paz con uno mismo y hacer soñar e imaginar a todos.

Considero que también es importante dar las gracias en su momento, no esperar al futuro. Como lector y espectador me gusta dar las gracias a todos esos artistas que me gustan, aunque dudo que lleguen a escucharme. Pues, ahora bien, este también es un agradecimiento a Javier Olivares y a todo su equipo, porque no debemos esperar a que pasen un par de siglos para dar la gracia por recordarnos que la ciencia ficción es la posibilidad de cumplir los sueños más extraordinarios, aquellos que nos permiten seguir soñando, seamos Cervantes o simples juntaletras que esperamos frente a las puertas del tiempo y la página en blanco. Gracias.

Tiempo de Hidalgos. Fuente.

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