Batman v. Superman: el público contra el cine de superhéroes moribundo

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Batman v. Superman, ¿el duelo prometido? Fuente.


"Es demasiado viejo para morir joven"- Alfred.

Heroísmo. ¿Qué significa? ¿Qué conduce a alguien a elevarse como un mesías? ¿Qué significa para alguien sin poderes la llegada de un ser divino? ¿Qué supone ser Batman? ¿Qué supone ser Superman? Son temas interesantes; no obstante, llevamos desde 1938 recibiendo historias sobre estos personajes ya sea en cómics o en diferentes medios como videojuegos, series de animación, seriales radiofónicos, juegos de rol, videojuegos… Desde 1989, Batman se ha convertido en un fijo en las pantallas de cine y televisión, sin olvidar sus primeros pasos en seriales o en series (y películas) como el Batman de Adam West; mientras que Superman, con sus más y sus menos, aparte de seriales clásicos, ha contado con ese homenaje de los setenta que fue el primer Superman y que ha sido una de las losas sobre El Hombre de Acero de 2013. Ahora, DC y Warner han decidido unir a Batman v. Superman: El amanecer de la justicia con el deseo de formar su propio universo cinematográfico y uno se pregunta si tal decisión no debería haberse tomado ya en 2013 de cara a que no seamos espectadores de un festival de intentos para ensanchar de golpe todo este mundo.


Batman v. Superman: El amanecer de la justicia es una película que divide no solo al público, sino al propio espectador. Hay elementos acertados y otros que no, dentro de un guion que, por desgracia, cae en lo previsible y por un gran número de personajes y tramas que nos vemos venir. No es una catástrofe, pero tampoco es el elixir de la vida de este tipo de cine.

Zack Snyder contra sí mismo


Zack Snyder no es un nombre ajeno ya en este tipo de producciones. Cuenta ya con una filmografía y le hemos visto varias veces adaptar cómics con mejor o mayor fortuna. 300 y Watchmen no son malas películas, El Hombre de Acero tiene cierto pase y Batman v. Superman cumple sin enloquecer. Le toca rodar La Liga de la Justicia y, a saber, cómo le irá. ¿Será capaz de convencernos?

Por suerte, de lo que sí ha sido capaz Snyder es de recuperar el trípode que le robaron en El Hombre de Acero y tener de nuevo a su director de fotografía, librándonos de los malditos destellitos al estilo Abrams (los hay, aunque más “justificados” hasta cierto punto) y dejamos de lado el estilo documental, con constantes zarandeos (salvo en las escenas de caos). Hay mayor calma y se agradece, mayor preciosismo de la marca Snyder y nos alegramos, es un artesano aceptable; sin embargo, uno siente que quizás debería tomar un poco de aire fresco y rodar otras cosas antes de volver a los superhéroes y los cómics que le encantan, quizás tomar otras ideas. A saber... Cuesta aún ver a Snyder luchando consigo mismo para insertar escenas guais y escenas humanas sin decantarse por lo uno ni lo otro.

Lo que queda al final es una sensación de cierta arritmia. De que hay cosas tontas que se cuentan en mucho tiempo y cosas complejas que se narran demasiado rápido o no se cuentan. Batman consigue la kryptonita tras un fundido y Luthor no termina de demostrarnos realmente porque odia a los metahumanos más allá de sus "jijis jajas" dignos del peor o más simplista villano de cómic… Y no sabemos del todo por qué invita a Diana si luego no aprovecha esa escena para ampliar sus bases de datos sobre metahumanos, por ejemplo. Huecos que Snyder tampoco quiere explicar.


Una historia mil veces contada


David S. Goyer ha escrito ya varias películas basadas en cómics, incluso dirigió una (Blade Trinity). El saldo es desigual, como poco. Si bien ha estado involucrado en la trilogía del Batman de Nolan, también lo ha estado en películas funestas como Ghost Rider: Espíritu de Venganza, Jumper, El cuervo: Ciudad de ángeles… No es un nombre desconocido, incluso ha escrito cómics, pero hay algo en él más fijo en retratar dilemas que se arreglan con facilidad en los tebeos, que en salvar los agujeros de guion.

Muchos problemas de El Hombre de Acero vienen de su libreto, del deseo de querer arreglar lo que no está roto y la falta de decisiones de Warner para crear o no un Universo DC. Batman v. Superman intenta arreglar la plana, insertando a golpe y porrazos docenas de personajes, metahumanos, conceptos que quizás hubiera sido mejor ir agregando poco a poco… Es como si, de repente, en Iron Man 2 hubiésemos tenido ya el lado mágico de Thor, las aventuras de la Segunda Guerra Mundial del Capi, al propio Hulk, a Loki… Y lo siento por la comparación con Marvel, pero es como haber tenido todas sus películas en una sola y no demasiado bien estructurada o natural. De ahí que más que un parto natural, el Universo DC cinematográfico haya tenido una cesárea abrupta. Al menos, no un aborto.

Y es que la película trata de muchas de las consecuencias de El Hombre de Acero. Recuerdo que, cuando salí de verla en 2013, le comenté a mi pareja que, si Batman existía en ese universo, debía estar muy cabreado con toda esa destrucción y quizás esos elementos sirven para explicarnos mejor las motivaciones de Batman en este film. Personalmente, es terrorífico ver cómo el caos de nuestro mundo, de la desgracia de las Torres Gemelas, se repite en este universo de ficción donde no parece haber esperanza.

Sin embargo, pese a que Chris Terrio se ha sumado al proyecto, el guion sigue sin funcionar como quisiéramos. El guionista de Argo lo intenta y hay parte bastante resultonas, pero lo que se podría explicar en dos o tres viñetas de los cómics, aquí tarda una hora más en explicarse y se siente la pesada carga de ser una película de tránsito.

Por cierto, hay una decisión importante que tomar en la película y que nos lleva al final, que, si bien no está mal resuelta, me lleva a preguntarme por qué Superman es incapaz de viajar por toda la ciudad y mirar a través de las paredes para ver dónde está su madre. Puede que sea porque en el film no cuenta con ese poder (aunque si mal no recuerdo era capaz de ver el interior de una persona en El Hombre de Acero) y dudo de que Luthor sea capaz de saber que Superman no ve a través del plomo. Por ejemplo, eso se resolvería todo más rápido si pensamos en la clave del tebeo. Similar pasa con Batman, que, siendo tan buen detective, es incapaz de pensar en el Portugués Blanco como un barco y sus sofisticadas bases de datos tampoco arrojan este dato con mayor facilidad.

Pero alejándonos de estos leves golpes, el principal defecto es que para mí las relaciones entre los personajes no terminan de ser tan creíbles como deberían. Me gusta los personajes que no son perfectos y no encajan. Y aquí pese a que Batman y Superman se peleen, sentimos que, con rapidez y con Wonder Woman, pasan a formar un equipo donde no hay comentarios discrepantes ni luchas internas y, sin conflicto, siento que no hay trama y que no me conmueve lo que me están contando. El arco de evolución queda un poco distorsionado entre explosión y explosión y ese desenlace que me intenta conmover, en el fondo solo me trae una sensación de que intentan venderme como pueden las siguientes películas, igual que la funesta The Amazing Spider-Man 2 me intentan vender una tercera parte, un spin off de Los Seis Siniestros y un Venom que nunca llegaron.

Todo es más duro si realmente nos centramos en una cosa: la película se llama Batman v. Superman y, si bien tenemos la preparación de ese conflicto, la auténtica batalla no es tan espectacular como debería, se pasa volando y nos deja con la sensación de que hemos visto peleas más largas en la calle que este anunciado, con bombo y platillo, como el mayor duelo del siglo. ¿Dónde queda la épica de otras luchas como, por ejemplo, las peleas de Rocky, por poner un ejemplo? No será por falta de cómics de los que tomar referencias. Así que esto lleva a muchos a pensar que le han estafado con el título y a otros nos conduce a pensar que quizás otros hubieran sido más acertados.

También es cuestionable, hasta cierto punto, que Superman no medie al entrar en una sala y opte por lanzar a alguien contra el techo o que Batman mate en el tercio final sin pensar demasiado. ¿Dónde está ese heroísmo? Me hace pensar en por qué se recurre tan fácilmente a la violencia cuando a mí me gusta que un superhéroe esté por encima de eso, aunque este punto es realmente mío y no espero que nadie lo comparta. Mi idea de héroe es otra y lo entiendo.

En definitiva, no hay nada nuevo y sorprendente que nos haga valorar la espera y eso se siente, aunque tampoco haya desgracias que nos alejen para siempre de este universo.


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La sensación brutal de: "te lo mereces, Superman" es abrumadora.

La esperanza de Metrópolis


Siendo claro, para mí hay demasiados elementos de Superman en la película y muy pocos de Batman y mis preferidos son los del Caballero Oscuro, ya sea por real interés o por mi mera opinión y cariño hacia este personaje en los cómics.

Superman es el gran púgil, el exponente de Metrópolis, que intenta aceptar que es un héroe incluso cuando cualquiera duda de él. Henry Cavill no es un mal actor, pero a veces se siente mal dirigido o no se profundiza como se debería en el personaje. Da la impresión de que la visión de los creadores del film es la de un Superman que no ha aprendido aún nada. No tenemos todavía al héroe mesiánico por mucho que se empeñen, no tenemos todavía al héroe que es un faro de esperanza, no tenemos al héroe capaz de hablar antes de dar un puñetazo… No sentimos que el público le quiera, por mucho que tenga una estatua o lo adoren en México como a un Dios. Le falta ese carisma que tenía Christopher Reeve, esa sensación de que realmente estamos ante un personaje demasiado bueno para este mundo (una de las moralejas del All Star Superman de Grant Morrison y Frank Quitely).

Y es interesante ver cómo gran parte del metraje se centra en él, sus decisiones, sus problemas… Y realmente sentimos que no empatizamos para nada con él. Es curioso que en muchos cómics sintamos que Superman es uno más de nosotros, pero en estas películas sintamos que solo es un tipo superpoderoso con dubitaciones y escenas mal contadas que poco aportan.

En cuanto al mundo del Planet (qué ironía), tenemos al Perry White de Laurence Fishbourne con su halo a lo J.J. Jameson, pero demasiado bueno, como siempre; y sobre todo, a una Lois Lane que va de un lado a otro con una Amy Adams que sirve para que la trama se resuelva, pero con la que nos cuesta empatizar. A ver, tiene sus puntos, pero le faltan escenas donde digamos: “me gusta este personaje” (y ese es casi el mayor problema de todos los roles de la obra). Seguimos echando en falta a Jimmy Olsen (¿o Jenny es su versión ultimate?), eso sí.

Sobre Martha Kent, encarnada por Diane Lane, la tenemos de nuevo para sufrir y pasarlo bastante mal, como la tía May de Spider-Man, aunque si bien es un punto clave y es bastante estúpido que el amigo Lex Luthor (supuesto genio) no se haya dado cuenta de tamaño error al enfrentar a los dos héroes, irónicamente uno de los aciertos más divertidos del film.

Con relación al cameo de Kevin Costner… A ver, aunque la escena sea necesaria para resolver un conflicto, se nos antoja como algo que podría haber permanecido para esa edición especial que está preparando Snyder. Al público con más mala baba, eso sí, pensará que el tornado se llevó bastante alto a Jonathan Kent y que no es una mala idea pasarse dieciocho meses juntando piedras en el pico de una montaña.

En definitiva, Metrópolis tiene muchos personajes, pero no tenemos todo el disfrute que nos encantaría, desde mi punto de vista.


Banner de Batman contra Superman
Batman a punto de reventar a Superman. ¡Bien!

Los guardianes de Gotham


Ben Affleck fue una opción muy discutida como Batman. De pronto, todo el mundo había visto al completo la filmografía de Affleck o se creía con el valor suficiente para juzgarla por Daredevil. Sin embargo, un servidor ha aprendido a dar oportunidades a todos los actores escogidos para un papel. En su día, por ejemplo, era escéptico hacia la elección de Chris Evans como el Capitán América (y más tras haber sido la Antorcha Humana), pero fue verlo encarnándolo para darme cuenta de que el actor era Steve Rogers. Por tanto, y pensando en la maravillosa Argo, he dado una oportunidad desde el principio a Affleck como Bruce Wayne/Batman y me ha convencido. Atormentado, hastiado, cansado de tantas batallas, perseguido por las pesadillas (atento a los cameos de Darkseid, los guardias de Superman de Injustice y a Manbat, como en esa escena eliminada de Batman Forever, coff, coff)…



Tenemos a un Batman bastante fiel a algunos que hemos visto en los cómics (rápidamente nos viene a la cabeza el Caballero Oscuro de Frank Miller, al que recuerda también con su armadura) y, aunque evocamos una vez más la muerte de sus padres, la tenemos de la mejor manera y más significativa que se ha ofrecido en una película (no contamos con la excelente recreación del videojuego Arkham Asylum para no ir en su contra). Los mayores “peros” que encuentro es que este Batman mate en el tercio final, sacrificando el halo más heroico del personaje, y que no tema el trabajo en equipo (siendo el que auspicia la futura Liga, cuando Batman casi siempre prefiere trabajar solo).



Como millonario, como Bruce Wayne, me creo a Affleck y como Batman también, así que ya son bastantes puntos a su favor y considero que quizás Snyder está más feliz explorando a este personaje que al resto, ya que es el que más transmite y el que nos da la sensación de empatizar más con el público. Llegado cierto momento e incluso, sabiendo de las obligaciones de Superman, siendo, como espectador, que estoy a favor de que Batman le dé una paliza al hijo de Krypton.

En cuanto a todo lo relacionado con Gotham, hace aparición también Alfred con el rostro de Jeremy Irons. Tenemos que olvidar la visión del mero mayordomo para añadir también la parte de antiguo espía y manitas que tiene Alfred en algunos cómics. Y se agradece que Irons haga gala de su estilo cortante y su humor tan afilado, siempre picando a Batman, como lo hace en los cómics. Para mí, todo un acierto.

Se echa en falta un cameo de otros personajes de Batman, como el comisario Gordon (que será J.K. Simmons en la futura Liga de la Justicia). Hay guiños al Jóker, por cierto, pero tendremos que esperar a verano para verle encarnado por Jared Leto en el Escuadrón Suicida. Por su parte, no sabemos si Jena Malone encarna a Barbara Gordon, tal y como se rumoreó, y este personaje solo se recuperará en la versión extendida de la película que saldrá directamente en Blu-Ray. A saber.

Para disgusto, eso sí, tenemos menos Gotham de la que desearíamos y es una pena que el diseño de pesadilla de Anton Furst para el Batman de Burton o el estilo de los cómics (deudores de esa película) se haya olvidado y se opte por un diseño demasiado realista para esa ciudad concebida por locos que decía el personaje de Elijah Snow en Planetary.


Bruce Wayne (Ben Affleck) y Alfred (Jeremy Irons), de lo mejor de la película. Fuente.

Los villanos de la función


Parece imposible adaptar a este personaje a la gran pantalla con todo lo bueno de los mejores cómics: el malvado es Lex Luthor. Oh, sorpresa… Ejem, Jesse Eisenberg encarna a un malo excéntrico, histriónico y pasado de vueltas. No es tan lamentable como el Luthor pegabraguetazos de Kevin Spacey, pero le falta algún toque de maldad que sí tenía el Luthor de Hackman (pese a ser ridiculizado por esos acompañantes a los que les faltaban más luces que a la cara oscura de la luna). 

Aunque la película se nos empeña en presentarlo como un genio malvado que piensa en todo, su plan deja bastante que desear porque si bien sabes las identidades de Superman y Batman, aparte de no chantajearlos o vender sus identidades, ¿por qué no te das cuenta de que sus madres comparten nombre y acabará como acabará? Si bien la excusa de que su error es no empatizar con el resto de la humanidad podría funcionar, para mí me queda un Luthor alejado del genio visto en las Historias de Superman de Alan Moore o en otros cómics donde demuestra tener un par de deditos de frente. Tiene alguna escena salvable como el origen de su calvicie (aunque me chirría que Luthor sea tan idiota) o como la golosina del senador o sus ataques de “soy poderoso y quiero todos los conocimientos”, pero a ver, teniendo la sabiduría de cientos de mundos y creando a Doomsday, ¿no debería haber previsto el giro de las tornas y que le habías dado la única arma para parar a Doomsday y Superman a Batman, que seguramente, cambiase de bando? Cada fan puede explicar esto, para mí, el plan no funciona y volvemos a empatizar con ese Batman que dice que Luthor se merece que le den un par de hostias. Pues sí. Mil docenas, por favor. Marchando.



Tenemos también al mercenario de Luthor, Anatoli Knyazev, más conocido como KG Beast en los cómics. No es un villano que me vuelva loco en los cómics y tampoco lo hace en la película con un Callan Mulvey que se pasa todo el rato con ese estereotipo de mercenario ruso malo que va de un lado para otro porque había que haber un malo al que machacar y porque su efectividad se limitaba a eso.

Muchos considerarán a Wallace (Scoot McNairy) uno de los villanos de la función cuando en realidad es una de las víctimas con las que más podría empatizar el público. Tiene razón de ser. Le han destrozado la vida. No es raro que no empaticemos con un Superman que no sea capaz de sentir algo por esta gente que muere. Que sí, que hace amago de llorar, pero ni siquiera le vemos destrozado ni luchando por arreglar ese mundo. Wallace representa al público de a pie y el mensaje es bastante oscuro. Cerca de esta parte está la senadora Finch de Holly Hunter, a la que comprendemos, pero que tiene también un desenlace desesperanzador y es que las películas del Universo DC son especialistas en enviar al público al psiquiatra después de verlas.

También está la actriz Tao Okamoto, que encarna a una Mercy Graves que no da nada para la función salvo su físico de femme fatale, pero no tiene escenas para lucirse realmente más allá de ser una asistente. Una pena.


Este Lex Luthor... La gran amenaza, ¿en serio? Fuente.

Los futuros héroes


Como os dejaba caer, uno de los grandes empeños de Batman v. Superman es incorporar a cientos y cientos de personajes de golpe en el Universo DC y lo hace de forma impar.

Tenemos a Gal Godot como Wonder Woman y, si bien muchos no se acostumbraban a la decisión, podemos decir que no lo hace mal. Me gusta cómo encarna a Diana y a Wonder Woman, aunque cuente con pocos minutos y un rol que está poco definido. Parece que sus escenas son avances de la futura película de Wonder Woman y nos evoca a ese Capitán América de la Segunda Guerra Mundial. Si esa película termina siendo tan divertida y nostálgica como El Primer Vengador, será una buena adición y quizás más interesante que esta.

También tenemos cameos de otros miembros de la Liga de la Justicia, aunque a saber a cuántos nos sorprende realmente.

Tenemos a Flash en dos cameos con un Ezra Miller que me parece un actor fantástico desde que lo viese en Las ventajas de ser un marginado y Tenemos que hablar de Kevin. Como Barry Allen apenas está caracterizado, eso sí, y puede chocar al público que ya está acostumbrado al Grant Gustin de la pequeña pantalla. En su cameo con traje, un poco turbio, nos recuerda un poco a las versiones alternativas del personaje, pero queda por verlo mejor para juzgar e incluso verlo en su propia película que es lo importante (y no olvidemos que esa escena podría ser un lío espacio temporal al estilo Doctor Who). Por ahora, poco aporta, pero se agradece.

Menos añaden, salvo un intento de vender el Universo DC, Aquaman y Ciborg. El Aquaman de Jason Mamoa se muestra como un ser salvaje más próximo al Khal Drogo de Juego de Tronos que al Aquaman que más conocíamos. Interesante, pero poco más. También tenemos a Ray Fisher como Ciborg con una escena loca que solo llamará realmente, me temo, a los seguidores habituales de los cómics, mientras que al público lo deja con cara de ¿qué me estás contando?

Por el camino, se siembra el futuro adversario, un posible Darkseid que nos hace pensar en cuánta gente de a pie, no lectora ni familiarizada con los cómics, lo comparará con Thanos.


Superman, Wonder Woman y Batman.
La Trinidad de DC: Superman, Wonder Woman y Batman.

Creando el duelo


Dejando de lado el reparto y centrándonos en lo técnico, los efectos especiales nos siguen asombrando hasta llegar a ese punto en que ya parece que estamos acostumbrados a ver explosiones enormes por doquier, personajes volando, seres destruyendo edificios de golpe... Hemos visto de todo en la gran pantalla en los últimos años y, aunque no haya ninguna escena en particular que dé el cante, tampoco tenemos esa escena que nos sorprenda. Hay una batalla final con explosiones de luz, con una fotografía interesante y elementos que deberían dejarnos boquiabiertos, pero muchos abrirán la boca solo para bostezar. Personalmente, es un clímax aceptable, pero no me maravilla y yo siempre he sido fácil de convencer en este punto. ¿Dónde queda el sense of wonder? A saber, porque Doomsday al principio es un Uruk Hai y luego el troll de Moria haciendo cosplay del villano de los cómics, pero como el propio Luthor, nunca dan auténtico miedo y, vaya, eso es un poco decepcionante.

Por su parte, la música de Hans Zimmer y Junkie XL cumple con su función, pese a la sobreabundancia de los tics de ambos autores. Junkie XL nos evoca a su partitura de Mad Max: Furia en la carretera, a la vez tan deudora de su mentor Hans Zimmer, que lleva unos años entregándonos fragmentos de Gladiator, su Sherlock Holmes, la trilogía de Batman y cualquiera de sus anteriores obras en las nuevas. Por suerte, se recupera el nuevo leitmotiv del Hombre de Acero de 2013, se añade una propuesta interesante con Luthor y la música con Batman no está nada mal. Recuerden, percusión y algunos ecos de coros. ¿Podría haber sido mejor? Puede. ¿Es mala? No. Lo que pasa es que es para mí como la propia película: nada sorprendente, pero mejor que recibir una banda sonora más anodina (y en este género hay demasiadas).

Logo de Batman v Superman: Dawn of Justice.
Logo de Batman v Superman: Dawn of Justice.

El Hijo de Krypton contra el Caballero Oscuro


Batman v. Superman ya se ha estrenado entre críticas dispares. A la mayoría de los críticos especializados parece haberle disgustado, el público aficionado a los cómics está dividido y la mayoría de los espectadores (los que no pertenecen a estos “bandos”) que poco tienen que hacer están entre el sí y el no. Sin duda, tenemos una película que divide, sobre todo, porque presenta un modelo de película de superhéroes que puede que no encaje con lo que se nos ofrece actualmente y, a la vez, nos recuerde demasiado a otros productos. No hay que olvidar la saturación que experimenta el mercado y el espectador sobre este tipo de adaptaciones.

La película se toma demasiado tiempo para asentar unas bases que gran parte del público que haya visto alguna de las anteriores películas, supone. Si titulas a la película Batman v. Superman ya el público sabe que habrá una pelea, pero si añades a la nómina a Lex Luthor, Doomsday y Wonder Woman, cualquiera se imagina el previsible final y todo el misterio de la película desaparece. Hace tiempo que no me lo planteaba, pero lo hice mientras veía la película: ¿y si no veo más tráilers? ¿Iré más contento a estas películas o será un asalto constante de lo previsible como es hasta ahora? ¿Pueden los creadores de estas grandes películas seguir ocultando sus cartas?

Cuando la película concluye, queda una extraña sensación de que no sabemos a qué público pertenece. Los niños pueden llegar a aburrirse ante la falta de un entretenimiento más claro para ellos (para mí, el primer chiste, más allá de los comentarios de Alfred, aparece cerca del final, con Martha Kent; la acción no creo que embarque a los críos…). El público adolescente dudo que conecte con una película que tarda demasiado tiempo en plantearse (¿no nos podríamos haber ahorrado toda la trama de la kryptonita para no perder casi una hora en que vaya de un sitio a otro?, por ejemplo). El público adulto creo que estará dividido entre los seguidores y los que no, algunos hallarán entretenimiento, queda por saber si en la propia película o criticándola.

No me malinterpreten, hay cosas buenas en la propuesta. Por ejemplo, me ha gustado todo lo que acompaña a Batman, no solo por mi predilección hacia el personaje, sino porque me parece lo más acertado. Tal vez, algún error, es volverlo un salvaje psicópata contra los villanos, pero es el Batman atormentado que se buscaba. Me ha gustado tanto, como decía, que incluso hubiera preferido dejar de lado la trama de Superman. Triste si lo pensamos, ¿no?


Es claro: Zack Snyder y Warner han prometido una versión más adulta y más larga directamente en Blu-Ray donde se recuperarán varios descartes. ¿Se nota la tijera en la película estrenada? No mucho, a menos que pensemos en la profundización. Sí, necesitamos más de estos personajes y menos contado; no necesitamos peleas poco sustanciales o ir de un lado para otro sin el suficiente disfrute.




Duelo de titanes


Batman v. Superman da la sensación de llegar tarde a la pantalla y de que no aporta nada nuevo, algo que es complicado, pero si bien necesario cuando al año tenemos tantas películas de superhéroes. Sin ir más lejos, dentro de un mes tenemos al Capitán América enfrentándose a Iron Man en la Civil War. ¿Estamos muy saturados de demasiadas maravillas? ¿Se ha agotado tan rápido un género que en los cómics sigue aportando cosas? Tal vez, iba con demasiadas expectativas, como os comenté en este post sobre lo aguardaba, y de ahí la decepción que se solucionará con un segundo visionado.

Batman v. Superman no es un fracaso, pero tampoco es un éxito que nos haga embarcarnos con ilusión en el Extended DC Universe. Simplemente, nos dejamos llevar y, contra eso, ni Superman ni Batman pueden hacer nada.

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