Las grandes moralejas de Harry Potter


Logo de Harry Potter. Fuente.

La fantasía es un género que suele ser menospreciado por parte del público: “es algo para niños” (¡malditos prejuicios!). De esta manera, muchos muggles piensan que “Harry Potter” es la simple historia de un niño que va a una escuela de magia. Se equivocan; la obra de J. K. Rowling es algo más.
A lo largo de siete libros, la escritora enfoca los grandes temas del ser humano: el viaje del héroe (con el propio Harry), la muerte (con el deseo de inmortalidad de Quien-Tú-Sabes), el destino (la profecía del Elegido), las ansias de poder (con los Malfoy y los mortífagos), el origen del mal (aquello que llevó a Voldemort a convertirse en el Señor Oscuro), la amistad (con Ron Weasley y Hermione, por poner un ejemplo), el paso de la adolescencia (los personajes crecen con los libros), cuestionar el poder (tanto al Ministerio de Magia y su: “El-Que-No-Debe-Ser-Nombrado no ha vuelto” o al periodismo amarillista con Rita Skeeter), la sabiduría (del personaje de Dumbledore, capaz de sacrificarse por el bien de todos), el valor del aprendizaje (con la propia Hogwarts como institución), el amor (no sólo con Harry o Ginny, sino el amor maternal que llega a salvar a Harry del Señor Oscuro en “La piedra filosofal”), la oscuridad de los totalitarismos (la toma de poder del Ministerio de Magia en el séptimo volumen), el problema del racismo (cómo se trata a los Elfos Domésticos, como el heroico Dobby)… Rowling, inteligentemente, conciencia a los jóvenes y a los no tan jóvenes sobre muchísimas cosas de una manera orgánica, a medida que quiere contar algo para la historia, no autoimponiéndoselo como si fuese una “profeta moralista" del tres al cuarto.
Rowling, cuyo carácter liberal es conocido (el apoyo a Obama o Hilary Clinton, su simpatía con el partido laborista inglés…) ha influido en una obra con un gran trasfondo y que, para nada, roza el panfleto político. Añadir que Rowling no sólo ha llevado esto en sus libros, sino que es conocida su labor como filántropa, por ejemplo donando grandes sumas de dinero por ejemplo para el Comic Relief o ayudando en la investigación de la esclerosis múltiple (enfermedad de la que falleció su madre).
No obstante, siempre nos encontraremos con gente que verá los libros de Rowling como algo malo, no por su calidad literaria, sino por sus “mensajes”. Por ejemplo, algunas personas de la Iglesia (y sólo algunas, otras lo han defendido) han llegado a afirmar que Harry Potter seduce a los jóvenes lectores atrayéndolos hacia la brujería (en Nuevo México, hubo un colectivo que pidió que se quemase el libro). Otros grupos conservadores se han quejado de que el personaje del profesor Albus Dumbledore fuese homosexual (cosa que afirmó Rowling no en los libros, sino en unas declaraciones). 
Sea como sea, pese al esfuerzo de algunos por tachar así la obra, ninguno de ellos ha podido derrumbar las hazañas del joven mago.
“Harry Potter” es algo más que una saga para niños. En la obra de Rowling encontramos muchas moralejas, enseñanzas, que nos permiten, aunque no seamos magos, afrontar la vida como aurores frente a las constantes amenazas.
El próximo 15 de julio se termina esta larga aventura en el terreno de los libros y el cine, pero sabemos que su legado continuará durante muchísimo tiempo, porque es algo más que una simple historia sobre un niño mago. 
Muchísimas gracias, J. K. 

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