Lobezno: Sediento de sangre, colmillos y disfunción eréctil



Hay cómics que buscan trascender, aportar algo profundo al personaje o convertirse en hitos de referencia y hacer que el mundo del tebeo se merezca eso de «Noveno Arte». Otros, en cambio, son como esa hamburguesa grasienta que te comes sabiendo exactamente lo que es: sabrosa, aunque probablemente olvidable al día siguiente siempre y cuando no te cause un colapso arterial que acabe contigo. Lobezno: Sediento de sangre es esa hamburguesa. No pretende ser una gran obra filosófica, ni redefinir al personaje, sino solamente lanzarnos de cabeza en una sangrienta orgía pulp donde Lobezno saca sus garras (y otras cosas). ¿Habías leído un cómic donde se juega con la posible disfunción eréctil de Logan? ¿No? ¡Estás de suerte!

Monstruos, sexo y poca sutileza

Todo empieza cuando Lobezno, en una de sus frecuentes escapadas filosóficas a Mandripoor (en las que siempre termina con alguien despedazado), conoce a una mujer misteriosa (Tiger Tigre o algo así se llama la señora... Su DNI debe ser la monda) que busca información sobre la llegada de una droga a la isla a través de Cyber, un villano con la piel de adamantium. Ahí se entromete Logan, quien, antaño, fuese vencido por ese tipejo. ¿Podrá tomar la revancha? Bueno, de eso va el cómic. ¿Es original? No mucho. ¿Es profundo? Menos que un charco, pero funciona como excusa para desatar violencia gratuita, sexualidad torpe y metáforas tan obvias que probablemente Freud se revolvería en su tumba (por ejemplo, cuando Lobezno cae en el delirio onírico conduce un coche con forma de salchicha y Cyber un camión enorme con forma de salchicha. La mejor metáfora sexual que se ha hecho nunca en un cómic. Sutil como que te partan un bate en la cabeza).

Peter David, un guionista capaz de escribir verdaderas joyas como X-Factor o Hulk, decide en esta ocasión divertirse sin mayores pretensiones (eran los '90),  pero sus referencias sexuales y los conflictos internos de Logan resultan tan burdos que rozan la autoparodia. Si al menos el enemigo fuese Dientes de Sable, pero no, es el capullo de Cyber, que exuda la idea de que los cómics de los '90 eran horribles por cada uno de sus poros.

Si su intención era explorar el lado salvaje y pasional de Logan, lo consigue solo parcialmente, dejando al lector con la sensación de estar leyendo el guion de una película de serie B que ni siquiera aspira a ser de culto. Es como esas películas de acción de los '90, donde tipos hipermusculados repartían puñetazos... solo que con una locura lisérgica que no lleva a ningún lado y que, al final, resulta bastante risible.


El salvajismo visual

El dibujo de Sam Kieth es, sin embargo, lo más atractivo y a la vez irregular del cómic. Kieth, conocido por su trabajo en The Sandman y Arkham Asylum: Locura, tiene un estilo salvaje y visceral que parece perfecto para Lobezno. Sus ilustraciones alcanzan momentos auténticamente inquietantes y grotescos, que encajan a la perfección con la naturaleza bestial del personaje. Eso sí, si eres profesor de Anatomía, quizá te bañes en gasolina y te prendas fuego.

Pero, como si Lobezno sufriera transformaciones extrañas de página en página, el estilo caricaturesco y exagerado de Kieth convierte al mutante canadiense en un muñeco deforme en los momentos más cotidianos. Uno no puede tomarse muy en serio a un Logan que, en algunas viñetas, parece el típico dibujo que harías en tu cuaderno de clase cuando dejabas de atender al profesor de marras.


¿Vale la pena morder este hueso?

Lobezno: Sediento de sangre es una historia de monstruos, sangre y deseo, contada sin demasiada delicadeza. Un cómic sobre una revancha que parece una película de acción poco inspirada. Es entretenimiento puro, destinado especialmente a aquellos que disfrutan del personaje en su versión más primitiva y menos cerebral. Si buscas sutilezas, desarrollo profundo o innovación narrativa, será mejor que corras hacia otro cómic. 

Solo espero que la nueva publicación de este cómic tan olvidable sirva para que los royalties lleguen a sus autores, especialmente a Peter David, que lleva unos años teniendo problemas médicos graves y necesita dinero para sus cuidados. Solo por todo lo bueno que ha escrito en otras series, se merece esa ayuda de los fans y este cómic y su reedición tiene algo de sentido.

La calidad de las sutiles metáforas visuales de este cómic de Lobezno. 

No obstante, como esa hamburguesa grasienta que mencioné al inicio, a veces apetece devorar algo simple y directo. Peter David y Sam Kieth entregan justo eso: una lectura ligera, poco exigente y bastante visceral. Si no te importa la sátira y el humor de brocha gorda, quizá es tu tebeo. El resultado no pasará a la historia del cómic (ni siquiera lo pondría en el top ten de historias de Logan), pero al menos hará pasar un rato entretenido antes de acabar archivado en algún rincón olvidado de nuestra biblioteca o, como suelo hacer últimamente, donándolo a la biblioteca del instituto donde trabajo.

2 comentarios:

  1. Creo que me ahorraré la lectura de esta historieta.
    Gracias por la reseña.

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