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Dentro del Laberinto es una película de los '80 que combinó fantasía con una fuerza visual única. Fuente. |
I ask for so little. Just fear me, love me, do as I say and I will be your slave.
El cine y los cuentos pueden llegar a cautivar nuestra imaginación. Existen historias que no nos abandonan, que nos obligan a profundizar en lo que ocurre o no, en el modo de pensar de un personaje, en una frase, un sentimiento... Labyrinth (Dentro del laberinto) es un claro ejemplo de ello.
Sigo sin identificar muy bien qué es aquello que me cautiva de esta cinta y puede que este comentario peque un poco de intento de organizar mis pensamientos para descubrirlo. Hay algo en Labyrinth que hace que no sea del todo objetivo con ella (a ver también quién es el iluso que pide que una crítica no sea subjetiva). Es un film que conecta con algo en mi interior y me hace pensar muchas cosas sobre estos personajes en una aparente película de género infantil, juvenil o para todos los públicos.
Sigo sin identificar muy bien qué es aquello que me cautiva de esta cinta y puede que este comentario peque un poco de intento de organizar mis pensamientos para descubrirlo. Hay algo en Labyrinth que hace que no sea del todo objetivo con ella (a ver también quién es el iluso que pide que una crítica no sea subjetiva). Es un film que conecta con algo en mi interior y me hace pensar muchas cosas sobre estos personajes en una aparente película de género infantil, juvenil o para todos los públicos.
Princesas, goblins y otros monstruos
Sarah odia a su hermano pequeño, al que considera un estorbo. Ella prefiere soñar con cuentos da hadas y fantasía. Sin embargo, un día comete el error de pedir al rey de los goblins que se lleva a su hermanito para siempre. Ruego que se cumple. Arrepentida, Sarah debe iniciar un viaje más allá de nuestra realidad para recuperar al renacuajo. En el camino por el laberinto hallará amigos, enemigos y muchos monstruos, entre ellos un lúgubre monarca, Jareth.
Jennifer Connelly encarna a Sarah y creo que la actriz se ganó el corazón de muchos en esta película (y en Dark City, ¿cómo no?). Podría haber sido fácil que el papel de esta adolescente con mentalidad de niña se acabase convirtiendo en un personaje odioso, pero la entendemos como comprendemos a la Coraline de Neil Gaiman o la Alicia de Carroll: como una heroína enfrentándose a un mundo de cuento de hadas debido a que un deseo ha salido mal y la transporta a un mundo más allá de su imaginación.
Además, el poderoso villano Jareth es encarnado por David Bowie. Henson quería a un rockero y muchos estuvieron entre los candidatos como Sting o Mick Jagger. Sabéis que soy un colgado de este artista así que verle convertido en Jareth siempre supondrá para mí uno de los momentos más míticos de los '80. Es complicado tomar un personaje tipo Oberón y hacerlo oscuro y lúgubre tal y como lo logra Bowie, en parte, gracias a la fama que le precede en los escenarios y fuera de ellos. El propio vestuario, excéntrico y extraño, aporta un poco más para un papel ya de por sí llamativo, porque existe ese subtexto trágico y casi romántico en cada una de las escenas donde surge como un apostador, un vil engañador, taimado y atroz. Su imagen camaleónica es perfecta para este rey de los goblins, un peligroso hechicero dispuesto a destruir y hacer sufrir, pero también a cantar y bailar, aparte de ser terrible. Son adjetivos difíciles a la hora de ser encarnados por un solo ser, pero Bowie lo consigue con Jareth.
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David Bowie como el maléfico Jareth. Fuente.Más allá del laberintoEn Labyrinth hay aventuras, humor, algo de terror y mucha imaginación en cada uno de los fotogramas que componen esta cinta, una de las más míticas de los ochenta, pero lo suficientemente buena como para no abandonarla, sino acudir de vez en cuando a ella para perdernos en ese laberinto que creó Henson en 1986.
Además, pienso que, sin deseos de ponerme excesivamente freudiano, existe una clara vinculación entre el mundo adulto e infantil, entre la fantasía y la realidad, y todo lo que ello representa para los personajes de la obra.
Los mejores cuentos de hadas siempre albergaron oscuridad. No obstante, la obra de los hermanos Grimm, por poner un ejemplo, pretendía, en muchas ocasiones, advertir sobre los peligros más siniestros de nuestra realidad a través de metáforas mágicas, monstruos y un lado siniestro que acompañaba cada pasaje. No obstante, esa oscuridad que nos hace temer cuando somos niños, luego la olvidamos y pensamos: "los cuentos son cosas de niños", pero cualquiera que se haya sumido alguna vez en una historia sabe que aún hay sombra en esas tramas y todo esto es extrapolable a Labyrinth. Hay algo siniestro en Jareth, los goblins, su mundo al revés, su obsesión con la joven Sarah, el hermano pequeño...
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Sarah y sus amigos, destinados a enfrentarse al siniestro Jareth. Fuente. |
Si alguien me pregunta por esta película, entre las palabras que me vienen a la cabeza es creatividad. Si bien la película para muchos ha quedado olvidada, su huella en otros sigue intacta y podemos ver influencias en múltiples películas de género fantástico, además de homenajes como la estupenda MirrorMask, escrita por Neil Gaiman y dirigida por Dave McKean.
Las marionetas, el vestuario, el maquillaje, los efectos especiales y los diseños de Dentro del laberinto se unen para crear una película con una imagen y carácter propio, dignos de Jim Henson, un mago del cine. No olvidemos que el film también fue producido por George Lucas, el famoso creador de Star Wars, al que siempre se culpa de "venderse" y al que nunca se recuerda por su apoyo al cine.
Las marionetas, el vestuario, el maquillaje, los efectos especiales y los diseños de Dentro del laberinto se unen para crear una película con una imagen y carácter propio, dignos de Jim Henson, un mago del cine. No olvidemos que el film también fue producido por George Lucas, el famoso creador de Star Wars, al que siempre se culpa de "venderse" y al que nunca se recuerda por su apoyo al cine.
Jim Henson y su equipo crearon a lo largo de décadas un mundo propio donde podíamos encontrar monstruos, seres extraños y realidades muy alejadas de la nuestra y esto es de un mérito increíble para la época en la que fue creada, porque dadme lo que queráis de CGI, pero la magia que tiene Labyrinth la poseen muy pocas obras.
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Sarah, sin recuerdos, danzando con el rey de los goblins. Fuente. |
Entre las creaciones visuales está clara la influencia de M. C. Escher y su famoso cuadro Relatividad, colmado de escaleras que conciben el mundo del excéntrico Jareth, un laberinto enorme, como es la vida, como es madurar, como es el fin de nosotros mismos.
Volver a ver Labyrinth es conectar con aquel niño que todos fuimos, aquel que esperaba que los cuentos y las fantasías fuesen reales. Además, si nos ponemos a retorcerlo, siempre podemos encontrar versiones alternativas de lo que vemos. ¿Es real la historia de Sarah? ¿Una ensoñación a partir de sus fantasías? ¿De qué va en realidad esta historia? ¿De una chica, sus deseos y sus miedos o de un auténtico monstruo procedente de un cuento de hadas?
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La magia de Jareth. Fuente. |
Otro punto es la música. A la banda sonora de Trevor Jones se suman las canciones de David Bowie que le aportan a su acabado de los ochenta algunas canciones sumamente interesantes como As the world falls down o Underground y otra muy divertidas como Magic Dance.
Labyrinth es una de mis películas favoritas así que lamento no ser objetivo con ella y tampoco tener las palabras suficientes para expresar lo que siento por una de esas películas que me descubrieron la magia del celuloide y las historias.
Al principio de este comentario, decía que era un intento de organizar mis pensamientos sobre Labyrinth, pero, si de algo me he dado cuenta, es de que no necesitas encontrarle sentido a todo cuando hablas de arte, creatividad, cine, cuentos e historias. A veces, son laberintos y, como los mejores de ellos, vale la pena perderse.
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Labyrinth, una película más que recomendable para todos aquellos que creen en el género fantástico. Fuente. |