Castlevania, Netflix contra los hijos de la noche

Trevor Belmont, el heredero de la casa destinada a enfrentarse a Drácula y sus sirvientes. Fuente.
"La historia está viva, el papel está muerto".

Desde que se publicó Drácula, la obra de Bram Stoker ha tenido varias adaptaciones y versiones que tomaban los elementos más atractivos del mito y añadían tantos otros que se han vuelto célebres e inseparables de la imagen del vampiro. La saga de videojuegos Castlevania es un buen ejemplo de ello: a la rica tradición de Vlad Tepes se suma la leyenda negra de Drácula, la magia y el poder de su forma artística, lo que creó una obra con un elevado número de aficionados que se han enfrentado una y otra vez a Drácula. Ahora, este duelo se traslada al formato de serie de manos del director Sam Deats, el guionista Warren Ellis y el productor Adi Shankar.


La maldición de Drácula

Fruto de la corriente de adaptaciones de los últimos años, en su día se pensó en crear una película de Castlevania contando para ello con el guionista de cómics y escritor Warren Ellis (Planetary). Tras años de sí y no, el film se ha convertido en una miniserie de animación con cuatro capítulos de unos veinticinco minutos donde se narra el ataque de Drácula contra la humanidad y la defensa que toma el último Belmont contra las criaturas de la noche.

Seamos realistas: seguramente, estamos ante la adaptación más potable que se ha hecho de un videojuego. Quizás el cine no es la mejor elección y las series o la animación pueden concebir de un modo mejor estos "trasvases" de historias. Incluso cuando la serie peca de decirlo todo, las frases son buenas y siempre hay algo que se rescata de ella.

El villano, Drácula, se le dibuja con cierta humanidad, perdida por el odio hacia los humanos que le arrebataron a su mujer al considerarla una bruja. Su respuesta es temible, pero lógica y su venganza cruel. El oscurantismo de la iglesia también queda representada con su alta alcurnia y sus mercenarios en las calles. Frente a esto, el personaje de Belmont se ve no como un salvador heroico, sino como un borracho que recibe más de una paliza y que ha perdido la fe en la humanidad. Sus futuros compañeros (mejor no decir quiénes) tampoco parecen ser los típicos héroes que esperaríamos.
Trevor Belmont y compañía hacen frente a las hordas de Drácula en la nueva apuesta de Netflix para viciarnos durante horas. Fuente.

En la hora más sombría

En el reparto contamos con actores que dan su voz tan conocidos, como Richard Armitage, el Thorin Escudo de Roble de El Hobbit, que interpreta a Trevor Belmont, Matt Frewer (Watchmen) como el obispo y Graham McTarvish (también visto en El Hobbit) como Drácula.

Póster de la serie de NetflixFuente.
No creo que deba decirlo, pero no, Castlevania no es una serie para niños, pese a que sea de animación. Posee un enfoque serio sobre estas aventuras con imágenes sangrientas, cierto terror y unos toques (o estocadas) que brotan como sangre desde el género de terror y la fantasía oscura. Es más, en algunos puntos, puede llegar a recordarnos a Juego de Tronos y todo lo que la adaptación de la obra de Martin ha puesto de moda en cuanto a sangre, oscuridad y diálogos macabramente humanos.

No puedo decir mucho al nivel de adaptación, porque he jugado muy poco o casi nada a los juegos y los conozco más por la lectura de su historia, que por otros temas, pero es encomiable que podamos disfrutar una aventura con vampiros y monstruos como esta y que no sintamos que volvemos a ver lo mismo de siempre. Netflix suele creer en sus productos y considero que, por eso, es por lo que acierta.

Advertencia, eso sí, contra esta serie: Castlevania es como un buen videojuego, no te dan ganas de dejarlo y tienes que seguir hasta el final (ergo, vicio). Los cuatro capítulos de la serie invitan a un binge en Netflix y ¿qué le vamos a hacer? El desenlace deja la puerta abierta para la continuación y una vieja profecía parece que toma forma bajo la imagen de otro vampiro. ¿Mesías? ¿Aliado? ¿Enemigo? Tendremos que esperar para descubrirlo.


Dando vida a los no muertos

En cuanto a la animación está muy bien. El estilo anime está ahí. Quizás algún movimiento es menos fluido, pero la ambientación, la luz, el color, el carisma, la atmósfera y demás elementos componen todo un acierto para los creadores de Castlevania.

Del mismo modo, la música, con cierto toque de los ochenta, no le sienta nada mal a estos cuatro capítulos que se pueden ver de un tirón, pero que es aconsejable disfrutar poco a poco, como la buena sinfonía de terror y acción que es la serie.

Por ahora, parece que tenemos asegurada una segunda temporada de Castlevania y se habla de la posibilidad de que sus creadores estén también detrás de la versión para la pequeña pantalla de Assassin's Creed después de la película de imagen real del año pasado. Esperaremos para jugar con ambas series..., perdón, para verlas. Castlevania nos ha dado la bienvenida y nosotros a esta obra.
"Todos somos al final esclavos de los deseos de nuestra familia".

Drácula. Fuente.

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