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El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares es la nueva cinta de Tim Burton. Fuente. |
¿Qué puedes hacer en un mundo
donde nada es ya extraordinario y tú te sientes más normal que nadie? ¿Hay
algún lugar adonde escapar, en el que ser tú, en el que ser peculiar, en el que
ser extraordinario? Estas pudieron ser dos preguntas que se formuló el escritor
Ransom Riggs cuando comenzó su obra
sobre los pequeños peculiares cuidados por la carismática Miss Peregrine, y puede que fuese una novela acertada para un
director especializado en la rareza, como Tim
Burton, a la hora de trasladarla a la gran pantalla.
Confieso que tenía muchas ganas
de ver El hogar de Miss Peregrine para
niños peculiares desde que empezó a interesarme la novela. Tim Burton es uno de los directores de
mi infancia y mi adolescencia y, aunque he tenido serios problemas con algunas
de sus películas (Sombras Tenebrosas
para mí es su cota más baja de los últimos años), esperaba que el director
encontrase de nuevo su sello, gracias a la novela de esos X-Men “góticos” de Ransom
Riggs, el guion de la genial Jane
Goldman y la presencia de la estupenda Eva Green… Y aunque no ha sido todo lo que esperaba de ella (¿tal vez esperaba
demasiado?), al menos ha sido entretenida.
Los que ven a los monstruos
El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares trata sobre un
chaval, Jacob, que intenta buscarse a sí mismo en un mundo donde no encaja, como muchos
de los “héroes” de Burton. Todo
cambia tras la muerte de su abuelo Abe (Terence
Stamp) y la visión de un oscuro monstruo que acabó con él. El recuerdo de
los antiguos relatos que le contaba su abuelo (como el padre de Big Fish a su hijo) cuando él era crío,
acompañado de unas fotos de unos niños con poderes que los hacían peculiares,
obligan a que Jacob acabe emprendiendo
un viaje en busca del orfanato donde vivió su abuelo, el hogar de Miss Peregrine para niños peculiares. Y es dentro de ese bucle al pasado, de esa
magia y de esa oscuridad, donde Jacob encuentra un lugar donde encajar, aunque
sea capaz de ver a los monstruos que desean destruirlo.
No diré mucho más de la trama (lo
suficientemente compleja en algunos puntos, con bucles temporales incluidos),
pero sí que es una de esas películas de aventuras que tienen buenos, malos y
algunas escenas lo suficientemente resultonas como para enganchar al
espectador. Quizás, se echa de menos el ingenio desbordante de Jane Goldman en películas como Primera Generación y el talante más
oscuro de Tim Burton (que parece
solo brillar en escenas como la resurrección de cierto muerto, la imitación de Slender Man o la batallita -cuya música
no va muy bien- con esqueletos homenaje a Ray
Harryhausen y quizás a aquel videoclip que Burton le dirigió a The
Killers).
La primera hora de la película
(como la primera parte del libro) es quizás la más lenta para mí, pero cuando se presenta la peculiaridad de este
mundo, es tal vez cuando se disfruta más de ese mundo que hay que ir acelerando
porque pronto aparecerán los villanos, los Huecos y Barron. Innegable es el hecho de que se
pierde el subtexto de los monstruos ficticios y los reales (como los nazis),
pero era algo que ya ocurría en la novela y que solo alguien con el don y la
sensibilidad para mezclar realidad y ficción como Guillermo del Toro sería capaz (sí, me estoy acordando de la
magistral El Laberinto del Fauno).
Y sí, aunque me ha gustado, me ocurre algo extraño con El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares y es
que siento que me interesan más los personajes cuando se desarrollan que cuando
hay que presentar a los monstruos, las peleas, las batallas de marras y demás.
Me gusta más cuando Burton quiere
ser él que cuando tiene que ser el que se impone por mandatos comerciales. Me
gusta más su melancolía que el ruido y, por desgracia, hay muchos momentos
donde el estruendo supera a la poesía, pero, por suerte, los momentos de poesía
valen la pena.
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La peculiaridad encarnada en la forma de unos curiosos niños. Fuente. |
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La siempre carismática Eva Green como Miss Peregrine. Fuente. |
Puede que la cinta hubiese acertado más si nos hubiera hecho sentir que realmente Jacob era alguien que no encajaba en su mundo, alguien capaz de olvidar el mundo real con tal de hallar un lugar mágico en el que encajar, un lugar donde habitan seres terribles como el histriónico Barron, pero también esa mágica reencarnación de Mary Poppins que es la siempre hipnótica Eva Green.
Para ir cerrando este comentario,
El hogar de Miss Peregrine para niños
peculiares puede que no sea la película con la que esperábamos que el mejor Tim
Burton regresase a nuestras pantallas. Quizás, es cuestión de seguir
esperando o recrearnos en su filmografía. Puede que haya abusado tanto de su
fórmula que, cuando intenta cambiar algo (aunque sea tan “nimio” como la música
-que no acompaña Danny Elfman, su
habitual, y se nota-), se siente que el autor de obras mágicas como Eduardo Manostijeras o Big Fish carece de la garra, de la
peculiaridad de antaño.
Sin embargo, el espectador también
puede quedarse con un mensaje que considero incluso mejor: que, por mucho que
no encajes en tu mundo y en tu tiempo, siempre podrás encontrar un modo de
escapar y encontrar a otros seres peculiares, como lo hace Jacob, como lo hace la propia Miss
Peregrine, como lo hacemos todos.
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Los peculiares niños de Miss Peregrine. Fuente. |