Ya conocéis de mi horrible manía de convertir los microrrelatos en juegos de palabras y, bueno, aquí va otro. No esperaba que la voz del narrativa fuese tan arrogante ni la sensación tan funesta, pero los microrrelatos tienden a ser como hijos que se parecen en demasía a sus padres y eso no se puede cambiar. Espero que os guste.
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Imagen de dominio público. |
Microrrelato: risas
Estaba convencido de ello: a veces, cuando la suerte no le sonreía, sabía que la suerte se estaba riendo de él.
Y él estaba dispuesto a reír el último.