“Prometí que nunca olvidaría mi infancia.
Me prometí que nunca olvidaría.
La culpa la tuvieron los
libros, las historias tontas y amargas de niños que no eran niños que leí de
pequeño y que sabía que su autor debía de haber olvidado.
Ahora me aferro a mi
niñez como un amuleto”
NEIL GAIMAN.
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Neil Gaiman, como adolescente. |
Si algo sabe hacer el escritor británico Neil Gaiman es transmitir sus emociones y su propia historia de un modo que el lector puede sentirse identificado, a la vez que capta la fascinación por el acto de narrar y por lo fantástico. Parece simple, pero no lo es.
Esta cita pertenece a un cómic corto titulado La última historia de Sandman, donde Neil Gaiman se despide de Morfeo, ayudado de los dibujos del siempre magnífico Dave McKean, con un estilo deudor de Violent Cases (junto a McKean) y que fue uno de los ensayos de su novela El océano al final del camino.
No creo ser el único que se aferra a la niñez, como el propio Gaiman, a esas historias propias o ajenas que nos convirtieron en lo que somos, pero el tiempo pasa, los días se borran y solo queda el sentimiento de lo que es, pudo ser y fue.